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La firma invitada

Optimismo, según se mire

Desde Valencia, con motivo de una cumbre intermunicipal del PP, el presidente, Mariano Rajoy, ha firmado una nueva entrega de Gobierno en la buena dirección, señales de salida de la crisis y presunta mejora en el estado de ánimo de los ciudadanos respecto a la reconquista de una España más habitable. Al mismo tiempo las encuestas siguen constatando la existencia de un pesimismo dominante en los climas de opinión.

Eso tiene efectos políticos en materia de expectativas electorales. Según los más recientes sondeos, PP y PSOE están en situación de empate técnico. Habida cuenta que, en referencia a las últimas elecciones generales, el ascenso socialista es muy escaso, quiere decirse que el PP ha recibido ya, o está a punto de alcanzarlo, el mismo hachazo aritmético que la crisis económica descargó sobre sus adversarios en noviembre de 2011.

En las fotos fijas de las mediciones demoscópicas se refleja el mentado pesimismo, a pesar de los esfuerzos del aparato oficial por trasladar señales precursoras de la remontada económica. Son mensajes que no acaban de calar porque los ciudadanos no se ven concernidos por los aireados avances positivos de indicadores como el déficit público, la balanza de pagos, la prima de riesgo, las facilidades para seguir aumentando la deuda pública o las exportaciones.

Ya, pero cuando los encuestadores preguntan a los ciudadanos se encuentran con que el reinado del PP (dos años y medio) no ha mejorado, o no lo ha hecho de forma significativa, la percepción sobre la situación económica. Y no creen que estemos al final de la crisis. Sigue rondando el 90% el número de españoles que consideran "mala" la situación económica y desconfían de una mejoría en los próximos meses. En consecuencia, el Gobierno sale mal parado en todas las encuestas de valoración. Según el último sondeo de Metroscopia, el 76% de los encuestados entiende que no se están dando las respuestas adecuadas a la agobiante situación de crisis económica y social. Por cierto, que entre los votantes del PP la mayoría es asimismo crítica con la gestión de Ejecutivo.

En cuanto a la dimensión social de la crisis, va camino de convertirse en leit motiv de las próximas elecciones europeas. El pasado fin de semana, en Valencia, a Rajoy no se le cayó de la boca su apuesta por mantener e incluso mejorar el llamado Estado del Bienestar. En ese terreno ha planteado la batalla electoral el PSOE, que descarga a diario mensajes sobre la pérdida de derechos conquistados durante las últimas décadas y que "esta destrozando el PP en solo dos años", como la igualdad de oportunidades en Educación, la gratuidad de la Sanidad Pública, los derechos laborales, la protección a dependientes y víctimas de la violencia de género, etc. Todo ello en nombre de los recortes y la lucha contra el déficit público que, para colmo, si siquiera ha cubierto el umbral comprometido con Bruselas.

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