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Las conexiones económico-políticas de la esposa del presidente del Gobierno

MELILLA HOY 08 05 2024

Carta del Editor MH,8/5/2024

Enrique Bohórquez López-Dóriga

 

En el Reino Unido hay muchísima presión sobre las mujeres de los políticos y la gente tiene derecho a ver a quien está muy cerca del político. Lo cuenta una española, Miriam González, esposa de Nick Clegg, un liberal que fue viceprimer ministro británico. Vivió Miriam en primera persona lo que sucede actualmente, en España, con Begoña Gómez, la esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Miriam Gómez llama a aprovechar el escándalo para implantar nuevas reglas, como las del Reino Unido ( El Mundo, 3 de mayo).

En el Reino Unido hay muchísima presión sobre las mujeres de los políticos y la gente tiene derecho a ver a quien está muy cerca del político

¿Lo hará, en España, el Gobierno del narciso Sánchez? Todos los pasos que está dando -tras la comedia farsa de sus cinco días meditando lo que ya tenía decidido, quedarse en la presidencia- indica que no dará un solo paso en el sentido de informar sobre las actividades de las mujeres de los políticos, empezando por la suya. Al contrario, lo que pretende hacer es eliminar a los medios de comunicación que investiguen sobre las actividades económicas y las conexiones políticas de su esposa, Begoña Gómez.

“El gran impostor”, así se titula el libro que acaba de publicar el periodista Carlos Cuesta. Se presenta como “un libro imprescindible para comprender la realidad de una España endeudada, sometida a un castigo fiscal sin precedentes y sumida en un enfrentamiento político y social inédito en la etapa democrática”. El gran impostor es “Sánchez, aquel hombre sin presente ni futuro”, como le define en el capítulo 1 del libro, que termina (capítulo 12) con “De Marruecos y Begoña Gómez a los múltiples enchufes familiares”. Pongámonos en lo peor, y acertaremos.

¿Lo hará, en España, el Gobierno del narciso Sánchez? Al contrario, lo que pretende hacer es eliminar a los medios de comunicación que investiguen sobre las actividades económicas y las conexiones políticas de su esposa, Begoña Gómez

Filosofía en Melilla

Me invitaron el viernes, y fui, a un encuentro filosófico en La Librería melillense, que tan bien lleva Fran. Fue especialmente para jóvenes estudiantes, con “la amistad” como tema filosófico central. Se habló sobre la “Ética a Nicómaco”, de Aristóteles (“odiaba a las mujeres”, dijeron las mujeres, que llevaron la voz cantante durante el encuentro), de María Zambrano, de un montón de series televisivas (que, excepto Sexo en Nueva York, yo no recuerdo haber visto nunca), del lenguaje (no juzgador), de la soloridad (término aceptado por la Real Academia de la Lengua), de la política y la amistad (que no congenian demasiado bien), de “lo otro”, del amor a los animales (tan políticamente correcto en estos tiempos) y de muchas cosas más, quizás más inconexas que conexas, con intervenciones de los/las -más las que los- en las que lo concreto no fue la nota dominante. Lo pasé bien… y no digo más porque la principal organizadora del evento, a la que tengo cariño, me indicó su pavor a lo que pudiera escribir sobre el encuentro filosófico en mi Carta del Editor. Concluyo, pues, que me parece fantástico acercar la filosofía a todo el mundo, especialmente a los/las estudiantes.

Pocas horas después, leí un artículo del gran Pedro G. Cuartango, “Popper contra Hegel” y una conclusión del periodista: crece el miedo a la libertad. Ese, “El miedo a la libertad” sobre el que escribió Erich Fromm. Parafraseando a Fromm, yo diría que la diferencia entre el comunismo y la democracia -los dos únicos sistemas que hoy existen, lo del “neoliberalismo”, tan citado por la izquierda, me parece una estupidez sin fundamento- es que la democracia es un sistema que crea condiciones políticas, económicas y culturales dirigidas al desarrollo pleno del individuo, mientras que el comunismo (o fascismo, da lo mismo) es un sistema que subordina el individuo a propósitos que le son extraños y debilita el desarrollo de la individualidad (que es un bien absoluto).

La mayoría de los dirigentes políticos tienen la tendencia de controlar, con el dinero público -que no nace del cielo- a los medios de comunicación. El presidente de Melilla no es, no ha sido hasta ahora, después de muchos años de presidencia, una excepción a esa mala norma. Habrá que tomárselo con filosofía

Por cierto: ¿Cuándo las izquierdas dejarán atrás a las dos Españas y se enfocarán en mirar hacia el futuro común de los españoles? Frase final del gran artículo de Gonzalo Fernández del sábado pasado. ¿Estaban en la misma línea los socialistas melillenses que aparecieron en la primera página de nuestro periódico del jueves pasado, con el título de “El PSOE rinde homenaje a los represaliados de la Guerra Civil y la dictadura”? Es evidente que no.Tan evidente como que la mayoría de los dirigentes políticos tienen la tendencia de controlar, con el dinero público -que no nace del cielo- a los medios de comunicación. El presidente de Melilla no es, no ha sido hasta ahora, después de muchos años de presidencia, una excepción a esa mala norma. Habrá que tomárselo con filosofía, con mesura estoica, supongo.

 

 

 

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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