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Ni aduana, ni régimen de viajeros, ni pescado, ni supresión del pasaporte… la frontera no mejora un año después del giro de Sánchez

Doce meses después tampoco pueden acceder marroquíes a Melilla sin visado y poder adquirir en la ciudad o consumir

Un año después del giro de la posición del presidente del Gobierno Pedro Sánchez sobre el tema del Sáhara Occidental, la decepción entre muchos por el retraso en las mejoras prometidas es absoluto, hasta el punto que han sido varias las protestas que se han llevado a cabo para denunciar esta situación, la próxima la caravana organizada por CPM para el viernes 14 de abril.

El 7 de abril de 2022 se producía en Rabat el encuentro entre Sánchez y el rey Mohamed VI para sentar unas bases sólidas en la relación que permitieran que las recurrentes crisis quedaran en el olvido. La reunión, que se saldó con la reapertura el 27 de mayo de ese año de los puestos fronterizos de Ceuta y Melilla, cerrados desde marzo de 2020 por la crisis del covid -19 y posteriormente por motivaciones políticos debido a la postura española sobre el Sáhara, apenas ha supuesto más avances, más allá de un mayor control de la inmigración irregular.

La cuestión más llamativa es el retraso que se está produciendo en el compromiso de la reapertura de la aduana comercial que conllevó además dos ensayos, que fueron muy criticados, para una ciudad como Melilla que disfrutaba de una aduana centenaria.

Tampoco se está cumpliendo el régimen de viajeros que permita a melillense y marroquíes que nos visiten, poder salir a Marruecos con compras realizadas en la ciudad. Los controles fronterizos son tan exhaustivos que han confirmado la frase que se avanzó para explicar cuál iba a ser la nueva situación a partir de mayo de 2022: “no dejarán pasan ni un yogur”. Y así es.

En sentido contrario, sí se permite pasar ciertas mercancías siempre que no superen un peso determinado, para evitar el contrabando, pero uno de los alimentos más esperados por muchas familias de Melilla, como es el pescado, sigue aún prohibido, por normas imposibles de cumplir.

Siguen además las tortuosas esperas, con retenciones que pueden alcanzar las cinco horas en coche y las dos a pie, porque tampoco se ha suprimido la obligación de presentar el pasaporte a los melillenses. En muchos casos se ha dejado de sellar, pero se sigue escaneando, con lo que no se ha avanzado prácticamente nada porque el tiempo de espera es el mismo.

De igual manera, no se han reabierto más pasos fronterizos que descongestionen el puesto de Beni-Enzar: tanto Barrio Chino como fundamentalmente Farhana permanecen cerrados a cal y canto.

En el otro lado, tampoco han visto satisfecha una de las principales reivindicaciones de los ciudadanos residente en la provincia de Nador: que puedan pasar sin visado a Melilla, como lo hacían antes de marzo de 2020, de acuerdo con el tratado de buena vecindad.
Un año después de la normalización de las relaciones hispano-marroquíes, la situación fronteriza sigue estando muy lejos de ser la que muchos confiaban cuando se dieron a conocer los resultados de la reunión entre Pedro Sánchez y Mohamed VI en abril de 2022.

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Redacción

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