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Movimientos preelectorales

Estar procesado en este caso, todavía sin ser juzgado, ha sido la excusa de Escobar para renunciar a ser candidato, una decisión que ha abierto un debate entre dirigentes socialistas que ellos mismos no ocultan en las redes sociales y que se alimenta en parte por las dudas de sus compañeros de partido A poco más de medio año para que arranque la campaña de las elecciones autonómicas ya empiezan a verse los primeros movimientos en Melilla. El secretario general del PSME, Gregorio Escobar, ha sido el primero en mostrar sus cartas y ha anunciado que no se presentará como candidato. Esta decisión no debería causar sorpresa si se tienen en cuenta los detalles más importantes de la vida política de Escobar. Sus dos candidaturas han llevado al PSME a superarse en el desastre en el que lleva sumido en los últimos casi 25 años. Desde que Gonzalo Hernández dejó de ser alcalde de Melilla en 1991, la formación socialista no ha hecho más que perder fuerza, un declive sólo interrumpido en las elecciones de 2007, beneficiado por el viento a favor de tener al PSOE gobernando en Moncloa y por el empuje que Dionisio Muñoz consiguió darle aprovechando las horas bajas de Coalición por Melilla. La historia ha venido a demostrar que el PSME no consolidó aquella confianza de los melillenses porque apenas cuatro años después, ya con Escobar como candidato, el partido cayó hasta sus cotas más bajas consiguiendo sólo dos escaños. Demasiada poca representación en la Asamblea para el partido que entonces gobernaba el país, una de las dos formaciones políticas más importantes de España. Que se sepa, en el seno del PSOE local no hubo un análisis del porqué de este castigo de los melillenses al partido, y si lo hubo no lo parece a juzgar por la actuación que ha tenido en esta legislatura, marcada por las alianzas con el otro partido minoritario de la Asamblea, de ideología totalmente contraria, pero con la base común de basar su actividad política en el rencor y la judicialización de la vida política.

Parece claro que si el PSME sufrió aquel varapalo electoral en 2011 fue por el doble castigo de los melillenses a los socialistas que entonces eran cabezas visibles: a Escobar, que encabezaba la lista después de tres nefastos años como delegado del Gobierno, y a Zapatero, que demostró su incapacidad para llevar el timón de un país que se aproximaba peligrosamente a la escollera en mitad de la tormenta que en aquel momento era la crisis.

Pero no olvidemos que el papel de candidato no era nuevo para Gregorio Escobar. En 2011 ya lo fue para ocupar el escaño de Melilla en el Congreso. Se quedó muy cerca, con una subida considerable de votos que se atribuyen a la supuesta trama de la compra de votos a cambio de un plan de empleo. Estar procesado en este caso, todavía sin ser juzgado, ha sido la excusa de Escobar para renunciar a ser candidato, una decisión que ha abierto un debate entre dirigentes socialistas que ellos mismos no ocultan en las redes sociales y que se alimenta en parte por las dudas de sus compañeros de partido, que no entienden que el caso voto por correo pese para ser candidato electoral y no para ejercer como máximo responsable del partido y del grupo parlamentario en la Asamblea. Puede ser que el Comité Electoral que se celebre hoy sirva para comprobar si la decisión de Escobar es en realidad un movimiento orquestado para que algunos dirigentes socialistas se vean obligados a renunciar igualmente a ser candidato de lista y despejar, así, el camino a otros compañeros afines.

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