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“Mi país permite que me detengan y se alegra”

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El periodista melillense Jesús Blasco de Avellaneda recurrió a su red social para relatar cómo vivió la detención que sufrió el pasado domingo junto a uno de sus hermanos en territorio marroquí. Según expuso, ambos recibieron un trato vejatorio por parte de las autoridades del país vecino, que se negaron a poner a su disposición un intérprete o a ponerle en contacto con el consulado español. Por su parte, el profesional de la información especializado en inmigración lamentó el poco respaldo recibido por España en las siete ocasiones en las que ha sido privado de libertad de forma ilegal en Marruecos, además de denunciar las zancadillas recibidas en su propio país durante el trascurso del ejercicio de su profesión.

El periodista melillense Jesús Blasco de Avellaneda, reconocido por informar sobre la inmigración desde una perspectiva social y humanitaria, recurrió a su cuenta de Facebook para narrar en primera persona cómo vivió la detención, junto a uno de sus hermanos, cuando ambos se disponían a regresar de Beni Enzar el pasado domingo. “Volvíamos tranquilos de una caminata, en dirección al paso fronterizo, cuando fuimos abordados por numerosos agentes que nos detuvieron con violencia verbal y física”, comenzó a relatar.
“Estuvimos más de cuatro horas en las dependencias de la comisaría de Beni Enzar, en donde fuimos interrogados repetidas veces y recibimos un trato inhumano, absurdo, cruel, inenarrable…”, continuó describiendo en su red social. Según sostuvo el fotoperiodista, las autoridades marroquíes se negaron a ponerle en contacto con el consulado español y se mofaron de los hermanos cuando solicitaron la presencia de un traductor o un intérprete. Tampoco permitieron que localizaran a un abogado ni les entregaron documento alguno que acreditase la detención, siempre según su versión de los hechos. En palabras de Blasco: “El único delito de mi hermano, ir conmigo; y el mío: ser periodista. Así de claro nos lo dejaron”.
Según puso de manifiesto el informador melillense, esta era la séptima ocasión que “de forma ilegal me privan de libertad en Marruecos”. Esta vez, Blasco no visitaba el país vecino en calidad de periodista, más bien con la intención de disfrutar de una jornada con su hermano en el país vecino.

Persecución en España
En el mismo comunicado, el periodista aseguró que no culpaba a Marruecos, “ese perro guardián de la frontera sur de Europa”, ya que era consciente de las situaciones a las que se exponía al cruzar la frontera. “Pero sí culpo a mi país. Y no lo culpo únicamente por no hacer nada por un ciudadano español que ha sido detenido ya siete veces en Marruecos”, lamentó. “Lo culpo porque mi país permite que me detengan y se alegra porque me detengan. Porque en España, en la Europa de las libertades, me han detenido tres veces, me han multado otras tres, me han borrado las tarjetas de la cámara en dos ocasiones, me han perseguido, insultado, humillado”, denunció. “Me quitaron mis cámaras y mi teléfono móvil durante dos años, me han pinchado el teléfono y me han seguido durante meses”, añadió el informador. “¿Y sabéis por qué? Por ser periodista”, zanjó.

La Asociación de la Prensa de Melilla condena “el ataque directo” a los Blasco
“No hay excusa ni aplicación sobre lo que ha sido un ataque directo a dos ciudadanos españoles”, condenó la Asociación de la Prensa de Melilla a través de un comunicado. Según recordó, ni Jesús Blasco de Avellaneda iba “con ningún aparato fotográfico que pudiese molestar a las susceptibles autoridades” marroquíes, ni su hermano portaba ninguna vestimenta en representación de la Iglesia Católica. “No dudamos que fueron vigilados desde el mismo momento en que entraron en Marruecos y perseguidos en una acción tan violenta como absurda”, sentenció la entidad. En la misma nota, la Asociación de la Prensa de Melilla mostró su preocupación por el hecho de que Marruecos controle a ciudadanos españoles “desde el mismo momento que atraviesan su frontera, al menos por su condición profesional”. “La aberrante razón de las autoridades marroquíes es que no querían a Blasco por ser periodista, por hablar, por informarse e informar, por ayudar a los inmigrantes y, en esta ocasión, simplemente por estar. Las posibilidades para la estupidez administrativa son casi infinitas y la acción contra Jesús Blasco podría ser el principio de algo muy peligroso si no se oye claramente nuestra protesta”, puso de manifiesto.

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Irene Quirante

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