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Melilla vive un emocionante Día de Todos los Santos con el recuerdo de los seres queridos más vivo que nunca

Santos 1

“Parece que viene y lo vas a ver”, dice Ana, una ciudadana que ayer fue a visitar las tumbas de sus familiares al igual que muchos melillenses que siguen la tradición en el Cementerio de La Purísima Concepción

 

Los primeros rayos del sol que bañaban con su luz las miles de tumbas y nichos que pueblan el Cementerio de La Purísima Concepción indicaban que la jornada en el camposanto cristiano iba a ser respetuosa y resplandeciente al mismo tiempo por el Día de Todos los Santos. Una jornada de respeto que ha ido transitando a lo largo de la mañana desde la calma más absoluta y silenciosa, acorde con la deferencia que merece un lugar santo como aquel, hasta la algarabía más expresiva con la afluencia constante de personas que han acudido al cementerio a honrar a sus seres queridos.

Un fenómeno excepcional que, como cada 1 de noviembre, otorga de una gran viveza al camposanto en un día tan especial para numerosos melillenses cuyo recuerdo de sus seres queridos se vuelve más fuerte y vivo que cualquier otro día del año.

“Parece que viene y lo vas a ver. Es lo que siente uno”, explica Ana, una ciudadana que ayer fue a visitar las tumbas de sus familiares siguiendo la tradición que se le inculcó de pequeña.

“Te consuelas con venir”, resalta. “Crees que lo vas a ver, recuerdas su vida y ya está”, señala, agradeciendo que el buen tiempo acompañase durante la jornada, al igual que el estado del cementerio. “Vienes y parece que te consuela. Lo veo curioso ahora, antes lo veía muy dejado. No sé si es porque ahora que se ha acercado la fiesta lo han limpiado un poquito”, dice casi adivinando las labores de limpieza y adecentamiento que ha llevado a cabo la Consejería de Medio Ambiente y Naturaleza en el camposanto desde los primeros días del mes de octubre para tener acicalado el camposanto de cara a la celebración de la festividad cristiana.

Maite, otra ciudadana, no comparte la visión de Ana sobre le estado del camposanto. “Un poquito dejado la verdad”, lamenta, asegurando que otros años lo han visto “más arreglado”.

Su compañera Inmaculada coincide en su análisis y escoge una palabra para describir el aspecto que presenta el cementerio. “Regulín”. No obstante, admite que están las tumbas “muy arregladas”.

Aun así, esto no resulta un impedimento para que ambas perpetúen la tradición.

“Este día es importante. Voy tumba por tumba a ver todos mis ancestro y le pongo una vela en mi casa a las 00:00h del día anterior, 31 de octubre, y venimos a verlos todas las mañanas”, relata por su parte Juani que, al igual que Ana, Maite e Inmaculada, prosigue esta tradición de fuerte arraigo familiar.

“Yo veía a mi madre que le ponía antiguamente (a las tumbas) unas ‘mariposas, como las llamaban, que consistía en echar aceite en un cacharrito que encendía y se ponía”, explica. Aunque no sea de la misma manera que lo hacía su madre, Juani prosigue esta tradición con una vela con pilas. “Por poner algo”, dice entre risas. “Como lo tengo inculcado desde pequeña, pues lo hago”, razona, negando que la festividad de Todos los Santos se esté apagando en los últimos años.

“Sigues con ello, o al menos eso espero”, dice vacilando un poco al final.

“Todo el año”

Otros ciudadanos, en cambio, se muestran escépticos con dicha festividad.

“Nosotras venimos todo el año, todos los fines de semana. Con lo cual, ponerle una flor diferente un día como este es frivolizar un poco, porque durante todo el año él lleva flores buenas”, dice Gloria, que, al visitar con asiduidad el cementerio junto con su madre y sus hermanas, ha podido ser testigo de “una evolución” en lo que respecta al estado del cementerio. “Durante tres años ha estado muy deteriorado. Ha sido como un abandono total y en muy pocos meses ya se les está viendo el fruto de los arreglos”, asegura, señalando que el mantenimiento del Cementerio de La Purísima Concepción es de “un año entero” por lo menos.

Un mantenimiento y un cuidado especial que se puede extrapolar también al vínculo que deben mantener siempre los melillenses con sus seres queridos para que su recuerdo no caiga en el olvido.

FOTOS JOSÉ MANUEL GINER

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Miguel Rivas

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