Que nadie piense que esto ha acabado con el estado de alarma. La pandemia sigue y aún son mayoría los que están sin vacunar. Los melillenses deben actuar con prudencia, pero también con inteligencia y memoria. Si no queremos que pueda haber un tercer estado de alarma, debe prevalecer la cautela y responsabilidad de todos hasta que la población esté inmunizada. Los melillenses seremos más libres a partir del domingo, primer día sin estado de alarma en España en seis meses. Se dice pronto, pero nos hemos tirado medio año sin poder salir de casa por la noche y sin poder viajar. Limitaciones cuyas únicas salvedades eran contadas en una serie de motivos de fuerza mayor que había que explicar y justificar. Unas restricciones impropias de una democracia plena como es la española, aunque algunos de los que nos gobiernan en Madrid la pongan en duda, y únicamente amparada en un estado de alarma provocado por el coronavirus.
Los melillenses, como el resto de españoles, hemos hecho un enorme sacrificio en los derechos fundamentales y las libertades que todos tenemos reconocidos en nuestra Constitución. Si a estos seis meses de estado de alarma le sumamos los otros más de tres que duró el primer estado de alarma, tenemos que en poco más de un año, más de nueve meses hemos estado sometidos a esas restricciones.
Desde el domingo, pasamos página y volvemos a recuperar esa libertad perdida durante tanto tiempo, con disparidad de criterios dentro del propio Gobierno. Pero también con la duda entre los melillenses de si ha servido para algo viendo que la clave quizá no estaba en atarnos de pies y manos, sino en vacunar de manera masiva y dejar de tratarnos como si fuéramos niños pequeños, sino como una población adulta y consciente de la grave situación.
El presidente De Castro, que reapareció ayer en la sala de prensa de la Ciudad Autónoma después de casi dos meses y medio, defendía que sin estas medidas, la situación “hubiera sido mucho peor”. A lo mejor no, pero eso no lo podemos saber. O quizá sí empecemos a verlo a partir del domingo, cuando ya no haya estado de alarma después de seis meses marcados, en su mayoría, por unos malos datos que solo ahora empiezan a remontar.
Pero que nadie piense que esto ha acabado con el estado de alarma. La pandemia sigue y aún son mayoría los melillenses que están sin vacunar. Todo ello, con nuevas variantes que suponen otro desafío más en la lucha contra el virus y que, tarde o temprano, terminarán llegando a Melilla, como ya sucedió con la británica. Los melillenses deben actuar con prudencia, pero también con inteligencia y memoria. Si no queremos que pueda haber un tercer estado de alarma, debe prevalecer la cautela y responsabilidad de todos hasta que la población esté inmunizada.
Lo contrario nos llevará irremediablemente a ese escenario que nadie quiere, y que podría retornar como ya sucedió a finales de octubre, cuando se decretó el segundo estado de alarma apenas cuatro meses después de terminar el primero. Ayudemos a nuestra salud, pero también a los profesionales sanitarios, que lo han dado todo en esta pandemia, y a nuestra economía. Hagámoslo por las casi cien personas que hemos perdido en esta pandemia y las cerca de 9.000 víctimas que han sufrido el virus en primera persona en Melilla.
