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Más concienciación sobre el agua

De todas las crisis hay que extraer algo positivo, y es que los ciudadanos deben tener conciencia de la importancia de hacer un consumo responsable del agua. No es normal que Melilla sea de las ciudades con un mayor consumo. Nuestras instituciones deberían aprovechar lo que ha ocurrido para incidir más en esa cuestión, porque eso es lo que de verdad nos hará dar pasos de gigante hacia delante en la solución de un gran problema Ayer no se hablaba de otra cosa en Melilla. En cualquier corrillo, los ciudadanos comentaban cómo habían «sobrevivido» al corte en el suministro de agua de más de 18 horas en algunos barrios por la avería de la planta desaladora. En las tiendas y supermercados, raro era el cliente que no llevara en su cesta de la compra algunas garrafas de agua para afrontar un segundo día sin agua en los grifos. Las fuentes de ósmosis inversa han sido en las últimas horas un verdadero hormiguero por el ir y venir incesante de melillenses. Porque el agua, el líquido elemento, es vital para nuestro día a día, sobre todo en verano. El corte de agua del miércoles pilló a prácticamente todo el mundo por sorpresa. Ayer, la mayoría ya empezaron a prepararse al saber que esta situación podría prolongarse durante una semana en el peor de los casos, como ayer informó el consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo.
Estas restricciones de agua eran habituales hasta 2007. Ya pocos se acuerdan de aquello porque lo habitual es que nos acomodemos a las mejoras mucho más rápido que hacer el camino contrario. La desaladora nos abrió a los melillenses esa llave al suministro durante las 24 horas, igual que ahora, al averiarse su arrancador, nos la ha quitado hasta que pueda ser reparado el fallo técnico. El fastidio es generalizado, sobre todo para quienes carecen de aljibes. Las familias han visto alterada su rutina diaria y las empresas que basan buena parte de su actividad en el suministro de agua están sufriendo en sus carnes lo que es abrir el grifo y que no salga nada. En estos casos, la pérdida económica va mucho más allá de la mera anécdota y por eso la indignación es lógica entre quienes ayer lamentaban que tengamos que vivir estas restricciones de agua durante varios días.
Por eso es lógico que esta situación, que nos afecta a todos, haya tardado poco en entrar a la escena política. «Entendemos que una avería es algo imprevisible y que no es culpa de nadie, pero no es normal que, en pleno siglo XXI, una ciudad moderna y europea se quede sin agua una semana», decía ayer el PSOE. «Esto pasa en Melilla en el siglo XXI: colas para llenar agua para el aseo mínimo por la incompetencia del gobierno del PP», incidía Podemos ilustrando su comentario en las redes sociales con la imagen que hoy acompaña a este Editorial.
Ciertamente, llama la atención que a estas alturas, con tantos avances tecnológicos, tengamos que vernos como hace varias décadas, cargando con cubos y garrafas y con limitaciones propias de países subdesarrollados por falta de agua. Y también resulta llamativo que esta situación no estuviera prevista con anterioridad por las importantes consecuencias que conlleva tener a una ciudad de más de 85.000 habitantes sin agua durante dos tercios del día por falta de agua. Una avería, como dice el PSOE, es imprevisible, pero precisamente por eso es por lo que es necesario que haya un plan B para casos como éste, como apuntó CPM, aunque se reaccione con celeridad para intentar solventar la situación, como ahora se ha hecho encargando repuestos y un futuro arrancador.
En cualquier caso, de todas las crisis hay que extraer algo positivo, y es que los ciudadanos deben tener conciencia de la importancia de hacer un consumo responsable del agua. No es normal que Melilla sea de las ciudades españolas con un mayor consumo, como ocurre desde hace tiempo, sin que haya una causa que lo justifique. La única razón es que quienes aquí vivimos, pese a las limitaciones que estamos viendo que hay en los pozos y la capacidad de la desaladora, no somos conscientes de que tenemos que avanzar hacia ese necesario consumo responsable al que ayer llamaba Quevedo. Nuestras instituciones deberían aprovechar lo que ha ocurrido para incidir más en esa cuestión, porque eso es lo que de verdad nos hará dar pasos de gigante hacia delante en la solución de un gran problema.

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