“Quizá hasta hoy sea tarde para encontrar una solución más o menos pacífica en Siria, que es de donde provienen la inmensa mayoría de los refugiados que hoy tanto preocupan a Europa. Les ha empezado a preocupar a los dirigentes de la UE cuando los refugiados han empezado a llegar en masa a sus territorios, no tanto cuando sólo llegaban a Melilla, por ejemplo, y como bien señalaba Imbroda esta semana”
Leo en algún sitio que los empresarios piden que los funcionarios cobren por objetivos. Concretamente fue el Círculo de Empresarios, uno de los más sólidos think tank de España, el que lo pide, considerando, algo en lo que casi todo el mundo que sabe al menos un poco de economía considera, que la economía española sigue necesitando nuevas reformas para generar más crecimiento y crear empleo, frenando también el alto endeudamiento derivado en gran parte del déficit de las Administraciones públicas.
En concreto lo que propone el Círculo es que parte de los sueldos púbicos tengan un componente variable, que se fije por objetivos y en función de la productividad de los empleados, de manera que los de una misma categoría no cobrasen el mismo sueldo fijo e independiente del simple hecho de trabajar poco y mal o mucho y bien. En el caso específico de la inspección de Hacienda, ese órgano que, como dicen muchos periodistas y piensan muchos ciudadanos, nos chupa la sangre, la propuesta de los empresarios es que se sustituyan los actuales incentivos por el levantamiento de actas, que fomenta la mala praxis y roza a veces con la prevaricación, por la firmeza de las sanciones, lo cual tampoco da excesiva garantía de justicia, pero al menos proporciona alguna más que el actual sistema.
Las propuestas de los empresarios son tan lógicas, tan necesarias y tan de sentido común que, estoy seguro, no se van a aplicar, porque aquí cualquier cambio, por necesario que sea, aterra. Así que, ya se verá, seguiremos como estamos, al menos hasta que casi todo el mundo dependa de la Administración, directa o indirectamente, y así casi nadie trabaje, hasta que ya no haya a quien exprimir ni, como consecuencia, dinero para pagar, ni salarios fijos ni variables.
Leo en otro lado un artículo con el sugerente y agresivo título de "¡Es la educación, estúpidos!". Cuenta el caso del Japón, país que, dándose cuenta de que era inferior a las potencias occidentales, como cruelmente le terminó demostrando la II Guerra Mundial, careciendo de recursos naturales y estancado en su desarrollo, tomó la decisión de cambiar su destino y se convirtió en una de las sociedades más avanzadas del mundo. Lo logró vía un Código Fundamental de Educación basado en la idea de que la ciudadanía era el principal recurso de la nación y que su futuro dependería de preparar, educar, mejor a esa ciudadanía. Lo logró, e incluso su modelo fue seguido por otros países asiáticos, como Singapur, que en los años sesenta compartía índices de desarrollo con Kenia y que hoy tiene la tercera mayor renta per cápita del mundo.
¿Cómo es hoy la educación en España? Un desastre, que aún podría ser peor, desde luego, pero no demasiado peor. Un desastre derivado de la dejación y la cobardía para afrontar situaciones comprometidas de este y de anteriores gobiernos. Una dejadez que nos ha llevado a situaciones como la actual de Cataluña, en la que se ha permitido que el odio a lo español sea asignatura obligatoria o que se estudie una historia inventada cuyo parecido con lo que realmente ocurrió es pura coincidencia. Una cobardía que ha permitido que desaparezca el mínimo vestigio de autoridad en las aulas, que no se valore el mérito ni el esfuerzo, que vivamos a base de mitos propagandísticos inventados en vez de intentar profundizar en la verdad y en la libertad. Los profesores están, en general, desesperados, los buenos alumnos desprotegidos, las nuevas generaciones desorientadas y el grueso del país al borde del analfabetismo funcional. Un desastre evitable, cierto, pero que o se cambia mucho y pronto, o no se evitará, porque, como decía Zarzalejos, ex director del Correo (antes Español) y del ABC, entre otras cosas, en su reciente libro sobre la más que preocupante situación general de nuestra país, "Mañana será tarde".
Quizá hasta hoy sea tarde para encontrar una solución más o menos pacífica en Siria, que es de donde provienen la inmensa mayoría de los refugiados que hoy tanto preocupan a Europa. Les ha empezado a preocupar a los dirigentes de la UE cuando los refugiados han empezado a llegar en masa a sus territorios, no tanto cuando sólo llegaban a Melilla, por ejemplo, y como bien señalaba Imbroda esta semana. Entonces les hacía gracia, a algunos dirigentes de la UE, eso de las fotos trucadas o preparadas de los emigrantes, entonces subsaharianos, subidos a la valla mientras dos personas jugaban, cerca, al golf, que está bajo el falso mito progre de que es un deporte de ricos. Ahora, con centenares de miles de emigrantes sirios a las puertas de Alemania, por ejemplo, ya no les hace tanta gracia la situación, más bien todo lo contrario.
La idea de que entre los emigrantes sirios hay miembros del autodenominado Estado Islámico no es descabellada, en absoluto. Está justificada la extrañeza de que los sirios emigrados, que son musulmanes y suníes, no vayan a Arabia Saudita, Qatar, Kuwait o los Emiratos Árabes Unidos, cuando Arabia Saudita, por ejemplo, tiene 9 millones de inmigrantes, la mayoría asiáticos, trabajadores dóciles que trabajan para los 7.000 príncipes y la secta más radical del Islam, la wahabí, que son los que mandan en aquel país. Es, en mi opinión, injustificable la autoinculpación de Europa de un problema cuyo origen y causa es sirio, un problema originado por la lucha entre un dictador bárbaro como Assad, apoyado por Rusia, y un "estado" terrorista islámico, que se pudo ver como remedio pero que ahora se ve más como enfermedad, y muy grave.
El hecho es que en Siria se vive una terrible catástrofe humana y que el peligro de la extensión del terrorismo islamista, aunque pueda ser utilizado a veces con fines político-partidistas, es real, como lo es el problema de la emigración masiva. Imbroda hace bien pidiéndole a la Patrona de Melilla que no nos invada el integrísimo. Los Estados, Unidos, Rusia y la Comunidad Europea harían bien uniendo sus fuerzas -nunca menos dicho- para poner fin a la catástrofe siria, que no va a encontrar solución propia. En este caso también mañana será tarde.
