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Los Reales Alcázares de Sevilla y Melilla: el mundo es un pañuelo

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Por Marisa Escámez

Viajar a Sevilla siempre es garantía de agrado. El buen tiempo de esta última semana, el ambiente internacional y la compañía, hicieron el resto. Además yo tenía otro objetivo: visitar a los Reales Alcázares. Así, gracias a Sergio Ferrer quién había sido mi guía por Huelva, conocí a mi colega el profesor y doctorando Alejandro Román quien dedicó toda su atención a explicarnos con detalle cada uno de los rincones del magnífico lugar.

Los RRAA no son solo un Palacio. Es un conjunto monumental que proviene de la  Antigua Hispalis romana, la Spali de los godos y la Ixbilia de la  Alta Edad Media cuando en el siglo X, el Califa de Córdoba Abderrahmán III ordenó la construcción de un nuevo recinto de gobierno y con la reconquista, se le otorgó la condición que aún mantiene hoy: sede de la Corona y ámbito del poder municipal de la ciudad. Más tarde al edificio principal se le añadiría el Palacio Gótico por orden de Alfonso X el sabio (se dice que allí escribió sus “Cantigas”), el Palacio el Mudéjar de Pedro I el cruel y se materializó la nueva concepción del espacio ajardinado, con agua brotando por doquier convirtiéndose en lo que hoy conocemos como Los Reales Alcázares.

De las numerosas salas, destaco el Salón de Tapices. Es un espacio majestuoso que alberga la colección de 6 tapices de seda, hilo de oro y lana según el gusto flamenco, considerada la obra más importante de la corte del momento. En ellos se narra la conquista de Túnez por Carlos V quien los paseaba con frecuencia hasta deteriorarlos y esa fue la razón por la que en el siglo XVIII Felipe V encargó que se copiaran y podemos admirar en toda su grandeza. La serie se inicia con “El Mapa” o “La carta de marear” que destaca por sus gradículas y por detallar una de las primeras representaciones de un tornado, mostrando un mapamundi inusual ya que invierte la imagen habitual de África, al sur y la coloca en la parte superior, a modo de norte.

Ahí radica la clave: en esa localización es perfectamente distinguible el nombre de MELILLA, sobre el Mediterráneo que ellos denominan «Mar de Bervería”, situándola incluso al nivel de otras capitales africanas. Si. Melilla está allí, en el Salón de Tapices desde el siglo XVI aunque sorprenda.

 

Y es aquí donde se hace cierto que “el mundo es un pañuelo” como se colegía de los primeros mapamundis cartografiados en época de expediciones y descubrimientos ya que se tejían sobre lienzo o paño/pañuelo de tela. Esta expresión también define la posibilidad de encontrar a personas o lugares en localizaciones inesperadas de manera imprevista. Por esa razón el hallazgo, además de grato, ha sido especialmente revelador de la importancia de nuestra ciudad ya desde tiempos del Emperador y nos descubre aunque a veces no seamos conscientes, el valor que desde siempre ha tenido Melilla en el mundo, pese a que nos olvidemos o tal vez no queramos saberlo.

El mundo es un pañuelo y Melilla está señalada en el Imperio donde nunca se ponía el sol desde entonces hasta hoy.

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