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Los “autos locos” de la política melillense. La DGT pretende endurecer las condiciones para que los mayores puedan conducir

“Los autos locos”

La política melillense se ha convertido en una carrera de “autos locos” que se asemeja, en muchos aspectos, a la famosa serie de dibujos animados que recordarán los nacidos en las décadas de los 60 y 70 del siglo XX.

Los autos locos (en inglés Wacky Races) es una serie de dibujos animados de la productora estadounidense Hanna-Barbera Productions sobre un grupo de 11 coches que compiten entre sí en diferentes carreras, con sus pilotos intentando ganar el título de «Piloto más loco del mundo»

Se emitió originalmente en el canal de televisión estadounidense CBS entre el 14 de septiembre de 1968 y el 5 de septiembre de 1970. A Europa y el resto del mundo llegó un poco después.

Un pequeño resumen de alguno de los participantes: Número 1: El Rocomóvil, conducido por los Hermanos Macana, Pietro y Roco, dos trogloditas cubiertos con pelo. El automóvil es un pedrusco gigante con ruedas. Número 2: El Espantomóvil, conducido por Los Tenebrosos: un corpulento humanoide y un vampiro de piel púrpura. Se trata de un coche con un pequeño campanario cuyo punto más alto está habitado por un dragón. Número 3: El Auto/Súper Convertible, conducido por el profesor Locovich, un científico loco. Su auto, que en principio tiene forma de barco con ruedas, es capaz de transformarse casi en cualquier cosa. Número 4: El Stuka Rakuda, conducido por el Barón Hans Fritz, un as de la aviación (vagamente basado en el aviador alemán de la Primera Guerra Mundial El Barón Rojo). Es un híbrido de coche y avión. Número 7: La Antigualla Blindada, conducido por Mafio y sus pandilleros, siete irresponsables y cabezas huecas gánsteres (lo que les valió el seudónimo de Escuadrón Mete La Pata). Manejan un sedán de los años 1920. Número 00: El Súper Perrari (El auto doble cero), conducido por Pierre Nodoyuna y Patán, los villanos de la serie. Se trata de un coche increíble a reacción, con cientos de armas ocultas.

Entre los corredores destacaba el estereotipado villano de la serie, Pierre Nodoyuna y su secuaz el perro Patán. Nodoyuna lograba una gran ventaja y entonces, como el Coyote en los dibujos animados de El Coyote y el Correcaminos, llevaba a cabo todo tipo de elaborados ardides para hacer que los demás corredores cayeran en trampas, se desviasen, pinchasen o se detuvieran, solo para ver cómo, al final, le salía el tiro por la culata espectacularmente y perdía la carrera.

La semana pasada, observando la política melillense (y nacional) y sus políticos, me parece ver grandes similitudes entre algunos de los corredores de la serie de dibujos animados y lo que tenemos en casa y en Madrid:

El súper Perrari, conducido por Pierre Nodoyuna y su fiel perro Patán, me recuerda mucho a Aberchán (CPM) y a algunos de sus seguidores (no a todos), ya que no da/dan una (como indica el apellido de Pierre) ni cuando tiene/tienen buena intención y está/están muy preocupado/preocupados por entorpecer a los demás, controlar a los medios o de temas segundarios (importantes, pero menos) como el de la frontera; pero del interés general de los melillenses no se ocupan, las subvenciones por mantenimiento del empleo por el covid siguen en el limbo, los pagos de la Ciudad Autónoma se dilatan sin razón aparente, el desempleo sigue en Melilla a la cabeza de España, las empresas melillenses están al borde de la ruina, nos quieren quitar la bonificación del 50% en las cuotas patronales de la seguridad Social y no parece importarles (al menos el PP ha instado al gobierno de Pinocho Sánchez a que rectifique), y un largo etc.

La Antigualla Blindada, conducido por Mafio y sus pandilleros, siete irresponsables y cabezas huecas gánsteres, me recuerdan a Gloria Rojas (PSOE) y su jefe nacional (Pinocho), ya que, como hacen los mafiosos con sus “protegidos”, nos quieren seguir exprimiendo con impuestos y normas por doquier (con el último ejemplo local de la eliminación de la bonificación del 50% en la Seguridad Social antes citada).

El Auto/Súper Convertible, conducido por el profesor Locovich, que es capaz de transformarse casi en cualquier cosa, me recuerda al inamovible (siempre están los mismos) PP melillense. Son capaces de hacer malabares para finalmente aparecer la misma vieja guardia de siempre (conste que considero a Juanjo Imbroda, como diría un pesimista, el menos malo de los políticos melillenses), como demuestra la foto de portada del Melilla Hoy del sábado. Al menos parecen enfocarse más en los problemas de Melilla, pero tienen que intentar (sé que es difícil con veletas como Aberchán), por el bien futuro de Melilla, llegar a acuerdos con CPM.

Será más difícil conducir siendo mayor

Según ha argumentado recientemente la DGT: “La continuidad de la conducción no depende de la edad, sino de la habilidad y cualificación del conductor. A partir de los 65 años, con el fin de mantener la capacidad de conducción, se acorta el periodo de validez del permiso de circulación. El objetivo es aumentar la frecuencia de los exámenes médicos y controles de salud para seguir conduciendo con seguridad, algo que es apropiado para todos».

El actual Gobierno socialista, con Pere Navarro a la cabeza, quiere dejar a los mayores de 65 años sin conducir y que vayan en transporte público. Atentan contra la libertad de movimientos.

La DGT ha acuñado el impropio/estúpido termino de «viejennials» para referirse a este colectivo, que dicen que es más probable que cometan faltas a pesar de conducir con más precaución. De hecho, aseguran que el 23% de las muertes por accidentes de tráfico al año se dieron entre personas de más de 65 años.

Control, control y control. Dependencia, dependencia y dependencia. Es lo que siempre buscan Pinocho y sus compinches. Parece ser que los “viejennials” presentes y futuros podrán trabajar sin problema hasta los 67 años o más (según las intenciones de nuestro gobierno social comunista en cuanto a la edad de jubilación), pero no podrán conducir y tendrán (por obligación) que depender de que alguien les lleve o aguantar los “cómodos” trayectos en metro o autobús en hora punta, que les ocuparán una media de 2 horas al día (una hora de ida y otra de vuelta). Más de lo mismo…¡ Pronto nos dirán de qué color tendrán que ser nuestros calzoncillos!

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