Algunos daban por cerrada la ruta de Melilla para los refugiados sirios. Los datos que ha facilitado a MELILLA HOY la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) apuntan a que nada más lejos de la realidad. Durante el mes de agosto se han contabilizado alrededor de 400 entradas de refugiados sirios a Melilla, casi tantos como solicitudes de protección internacional se registraron durante el primer trimestre de este 2016, que fueron 447. En lo que va de año se han presentado unas 1.200 peticiones de asilo, una cifra que si bien ACNUR subraya que es importante porque refleja que “la gente sigue llegando”, también admite que está muy alejada de las más de 6.300 que se registraron en todo 2015. La portavoz de ACNUR en España, María Jesús Vega, concretó que en lo que respecta a Melilla, se han producido unas 2.100 llegadas de personas procedentes de otros países, de las cuales cerca de la mitad han ejercido su derecho a pedir protección internacional.
Otro dato que maneja ACNUR es que de las 1.200 solicitudes que aproximadamente se han presentado en Melilla en lo que va de año, la mayoría corresponden a personas procedentes de Siria, con un porcentaje muy alto de menores de edad. También hay varias decenas de palestinos de origen sirio, siguiendo la tónica del año pasado.
En 2015, Melilla fue la provincia española donde más solicitudes de asilo fueron registradas en España. El descenso significativo de este 2016 no impide que nuestra ciudad siga siendo una de las más importantes del país en cuanto a las peticiones de asilo, ya que 1.200 “es una cantidad nada desdeñable”. Según la portavoz de ACNUR, esa cifra indica que Melilla es una ciudad prioritaria a la hora de reclamar para ella un sistema adecuado de acceso, de derivación y de identificación de personas en necesidad de protección, incluyendo casos vulnerables.
Las razones del descenso
Vega apunta a que muchos pueden ser los factores que han provocado esa caída del número de solicitudes de asilo que se han presentado en Melilla de un año para otro. “Saber cuál es la verdadera razón nos puede costar averiguar, pero es verdad que a raíz de los atentados de París y Bruselas ha habido unos controles más fuertes y puede que esta circunstancia haya provocado que la gente no pueda llegar con la misma facilidad o el mismo ritmo que antes”, apunta Vega.
La teoría del refuerzo de los controles y la introducción de los visados en los países del norte de África para los sirios cobra fuerza si se tiene en cuenta que Ceuta y Melilla son frontera terrestre de Europa en África, continente donde hay cerca de 18 millones de personas refugiadas y desplazadas en la región subsahariana. Entre ellos hay sudaneses del Sur, eritreos, somalíes, nigerianos, etc., muchos de los cuales, en vez de intentar llegar al viejo continente por Melilla, hacen la ruta de Libia hasta Italia.
En cualquier caso, la responsable de ACNUR cree que lo importante es que “la gente sigue llegando y no podemos bajar la guardia”, en el sentido de que entre todos hay que asegurar “que los recursos están ahí y se puede atender adecuadamente a estas personas”.
Por esta razón, ACNUR ha decidido mantener sus equipos destacados en Ceuta y Melilla, a pesar de la disminución del número de solicitudes de asilo que se ha producido en nuestra ciudad en cuestión de unos meses. También seguirá con su trabajo el personal que la Agencia de la ONU para los Refugiados tiene para trabajar en el monitoreo de frontera y los puntos de entrada, entre los que se encuentra Melilla y su oficina de asilo abierta en el paso de Beni-Enzar.
Los saltos a la valla
Otro de los motivos por los que ACNUR mantendrá aquí a sus equipos es que el panorama actual y los conflictos que sigue habiendo en el África Subsahariana tampoco invitan a “bajar la guardia”. “Más allá de los sirios que siguen entrando por esta vía, hay personas de otras nacionalidades que podrían ser candidatos también a pedir asilo”, recuerda Vega, que insiste: los saltos a la valla es la única vía de entrada para aquellos que ven imposible acceder por los puestos fronterizos a la oficina de asilo.
La Delegación del Gobierno ya negó hace varias semanas esa afirmación de ACNUR, compartida por otras entidades, partidos políticos y ONG desde la apertura de la oficina de asilo del paso de Beni-Enzar, al asegurar que en los primeros 7 meses del año, sólo 22 subsaharianos de los 578 que habían entrado hasta entonces en Melilla presentaron una solicitud de protección internacional. Una dinámica que también se repitió en 2015, con 11 peticiones entre los 730 subsaharianos que llegaron, y las 66 de 2014, año en que llegaron 2.445.
En cualquier caso, ACNUR reitera que “es importante aplicar lo que dice la Ley”, esto es, abrir un expediente individualizado para las personas migrantes, ver sus necesidades de protección y que tengan “el expediente administrativo que procede de acuerdo con la legislación española”. En otras palabras, “no devolverlas de manera automática”, apuntó Vega, que incidió en la importancia de permitir el acceso al territorio y al procedimiento de asilo de aquellas personas que necesitan protección internacional, con un tratamiento individualizado que asegure una identificación adecuada de los refugiados.
Esto, insistió, “se extiende más allá del puesto de Beni-Enzar”, pues es aplicable en otras ciudades fronterizas de España. Y en este sentido, la portavoz de ACNUR recordó cómo desde este organismo se han hecho propuestas a las autoridades para poner en marcha un mecanismo de identificación, sobre las que aún no han obtenido respuesta pese al ofrecimiento de “echar una mano si hace falta, trabajando codo con codo con las autoridades en temas de asilo y protección internacional”.
