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La resaca del pánico

La calma que sucede a la tempestad va, por fortuna, calando en una ciudad que tardará todavía algún tiempo en superar las secuelas del pasado lunes y que está dando paso a la petición de las primeras medidas económicas encaminadas a remediar los efectos provocados por el adverso fenómeno de la naturaleza. “El día después”, comenzó ayer desde el punto de vista informativo con el desayuno que anualmente ofrece la Comandancia General de Melilla, Comgemel, y en concreto, su máximo representante el general Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, a los representantes de los medios de comunicación locales con motivo de la celebración de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Una onomástica que salvo por el detalle del estamento militar de Melilla y el de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, ya que ningún otro organismo, institución o entidad melillense nos envía la más mínima felicitación o alusión, pasaría totalmente desapercibida. Una omisión al considerado Día del Periodista, que parte de la falta de información sobre el evento por parte del propio sector profesional.

Un encuentro, el mantenido en la mañana de ayer entre militares y periodistas, donde el Comge destacó los principales objetivos, actividades y metas que se ha marcado el estamento militar melillense para la anualidad en curso y que finalizó con un interesante recorrido por la sala histórica de Artillería, elegida en esta ocasión porque este año se conmemora el 125 aniversario de la implantación en Melilla de la unidad que le dio origen, el XIII Batallón de Artillería que se instaló en la ciudad en 1891 como primera unidad artillera acreditada.

Pero la jornada transcurrió centrada en el “día después” del terremoto que en la madrugada del lunes, a las 05.22 horas, cuando la gran mayoría de los melillenses se encontraba en brazos de Morfeo, desplegó los efectos derivados de sus 6,3 grados de magnitud en la escala Richter. Y a pesar de que en la mente de muchos continúa la sensación de angustia, no exenta de un cierto temor, que provocan las réplicas posteriores al sismo principal, al menos se va disipando lo que en numerosos casos fue auténtico pánico, debido en parte a la indefensión que provocan los fenómenos sísmicos.

La calma que sucede a la tempestad va, por fortuna, calando en una ciudad que tardará todavía algún tiempo en superar las secuelas del pasado lunes y que está dando paso a la petición de las primeras medidas económicas encaminadas a remediar los efectos provocados por el adverso fenómeno de la naturaleza. La ayuda de 11,9 millones de euros que la Ciudad Autónoma solicitará al Consejo de Ministros del próximo viernes servirán para paliar los daños que el terremoto ha causado en inmuebles tanto públicos como privados y las pérdidas generadas tanto en el sector comercial y empresarial como en los bienes de los ciudadanos. La evaluación se basa en mas de 400 inspecciones realizadas en 48 horas, por técnicos tanto públicos como privados del sector de la construcción.

Los afectados podrán además recurrir a otra vía de ayuda a través de la oficina que la Delegación del Gobierno ha abierto para aquellos ciudadanos que hayan sufrido daños en sus domicilios o enseres a causa del terremoto.

Se presenta ahora, por tanto, una nueva oportunidad para los propietarios de antiguos inmuebles modernistas afectados por el seísmo, ya que se podrán incrementar las tradicionales ayudas a la rehabilitación que presta la Ciudad desde hace décadas y acometer las mejoras con los más avanzados materiales y técnicas existentes en la actualidad.

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