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Carta al Director

La nueva falla del mar de Alborán

Sr. Director de Melilla HOY:
El pasado 23 del corriente, en la sección de Ciencia del diario El País, se publicaba un artículo sobre los terremotos del mar de Alborán: “Hallada una falla en formación bajo el Mediterráneo que ha causado tres terremotos en España y Marruecos.”
Al día siguiente, y en diferentes medios nacionales, entre ellos: Ideal (Granada) y en nuestro diario local , Melilla HOY ; se vuelve a hacer eco de lo expuesto sobre la actividad sísmica del mar de Alborán.
Los terremotos nos recuerdan cada día, y cada minuto, que vivimos en un planeta dinámico, geológicamente activo, y que sus consecuencias – cuando son de gran intensidad – producen gran impacto en términos económicos y sociales.

Su carácter repentino, saltatriz y aparentemente aleatorio de los terremotos, nos hace sentirnos muy vulnerables, casi indefensos. No podemos predecir, con exactitud, cuándo se va a producir un sismo de gran magnitud y que tenga consecuencias importantes para la vida y la obra del hombre (intensidad). No obstante, algunos han sido predichos, con notable exactitud, en China y Turquía. Las fallas conocidas y bien estudiadas, son fracturas, bien definidas en azimut, tasa de deslizamiento, sentido del movimiento, deslizamiento máximo para evento, recurrencia, etc., parámetros que ayudan a prevenir los efectos de la liberación súbita de la energía elástica acumulada con el paso del tiempo.

Todos estos datos eran conocidos para la falla de Alhama de Murcia. No obstante, la ciudad de Lorca está edificada sobre la traza de la misma. Las consecuencias son conocidas por todos. El 11 de mayo de 2011, un terremoto de magnitud moderada, Mw 5,1, que duró un segundo, provocó 9 muertes e importantes daños materiales en parte de la ciudad. La ruptura fue superficial (1 km) y muy próxima a la ciudad (debajo?), alcanzando una PGA de 0,376 g. La directividad y el efecto suelo, fueron determinantes.

La Tierra, o mejor su Litosfera, es un enorme puzzle de 510 millones de kilómetros cuadrados, y cuando sus piezas (placas) se mueven generan terremotos y volcanes. Fenómenos todos vinculados al calor interno terrestre.

Mientras se sigue investigando en la predicción sísmica, analizando a fondo los fenómenos precursores; la forma más eficaz de combatir los terremotos es mitigar sus efectos, mediante la prevención: construir edificios y estructuras sismorresistentes. La máxima aceleración registrada en Melilla durante el terremoto de 25 enero de 2016, Mw 6,3; fue de 0,097g. Como consecuencia de ello, se adoptó una clara y rápida medida preventiva. En el Nuevo Mapa de Peligrosidad Sísmica de España del IGN (212), la aceleración sísmica máxima para Melilla pasa de 0,12g a 0,16g. Cifra que debe ser tenida en cuenta por arquitectos, ingenieros y proyectistas para todas las obras realizadas en la ciudad. En mi opinión, dado el dilatado periodo previsto (475 años) y la permanente actividad sísmica en el mar de Alborán, resultado de la colisión de las Placas Africana y Eurasiática, con desplazamiento hacia el W de la microplaca de Alborán, así como la compleja red de fallas QAFI (Fallas Activas del Cuaternario de Iberia) de esta zona, producida por el importante campo de esfuerzos de la colisión; la cifra debería elevarse a
0,20g – al menos –, como la exigida en ciertos territorios de Granada, Almería y Murcia.

En abril de 2016, durante los días 9 y 10, se celebraron las VIII Jornadas Técnicas de Gaselec, sobre los efectos de los terremotos. El primer conferenciante, Patrick Murphy, arquitecto especialista en ingeniería estructural, expuso los riesgos de los edificios y construcciones de Melilla frente a los terremotos. La segunda sesión, dirigida por Antonio Bonillo, director técnico del Consorcio de Bomberos de la región de Murcia, trató sobre las estrategias para paliar y resolver los daños causados por los terremotos; así como los específicos de Melilla.

Tuve la oportunidad de intervenir, en varias ocasiones, para señalar mi discrepancia con el IGN sobre la falla responsable del sismo de 25 enero de 2016, Mw 6,3. Negué entonces, y lo mantengo hasta hoy, que la falla responsable fuese Al – Idrisi, en ninguno de sus tramos (ME 019) y (ME020). La localización del epicentro del terremoto, cuyas coordenadas fueron suministradas, y corregidas más tarde, por el IGN, hacía imposible asignar el evento a Al – Idrisi y sí con más posibilidad a Tofiño Bank (ME014). El epicentro se localizaba al S – pero a muy poca distancia- del extremo NE de la falla de Tofiño Bank y a casi 10 Km de la traza de la falla de Al Idrisi (ME020). Si se tienen en cuenta los parámetros de: azimut, buzamiento, ángulo de estrías y profundidad de esta fractura, era imposible asignar a Al-Idrisi la responsabilidad del sismo Mw 6, 3, ni tampoco a su premonitor de 21 de enero , Mw 5,1. Los geólogos manejan algoritmos matemáticos que no pueden ser refutados.

Sugerí, entonces, que el problema de la autoría fuese resuelto con los medios adecuados, solicitando la intervención del B.I.O. Hespérides para iniciar una campaña de investigación y estudiar, a fondo, las fallas QAFI del mar de Alborán. Este buque está dotado de un sistema TOPAS, equipo sísmico de alta resolución, una herramienta puntera de la Geofísica, con capacidad de penetración y notable resolución vertical y horizontal. Además, dispone de un sistema EM -12, que permite elaborar mosaicos batimétricos de muy alta resolución.

El 23 de mayo de 2016, el Hespérides atracaba en el puerto de Alhucemas para estudiar los terremotos de los últimos cuatro meses en el mar de Alborán. El señor Cabanillas, que con tanto celo y cuidado, preparaba estas Jornadas Técnicas, a las que tuve el honor de ser invitado – a varias -, conservará grabadas estas intervenciones; así como el señor Murphy, a quien regalé una foto con la localización exacta del terremoto de 25 enero
2016, Mw 6,3.

El 13 de mayo de 2016, el IGN emite informe, extenso, sobre los terremotos del mar de Alborán. En él se mantiene como responsable del sismo principal Mw 6,3 y del precursor Mw 5,1 (21 enero) a la falla Al – Idrisi, de desgarre (sin explicitar el tramo, si 1/2 o el 2/2). Señalaba, también, la participación de otras fracturas del área en la generación de los sismos, porque los mecanismos focales, deducidos del TMS, correspondían a otras fallas inversas.

El 27 de mayo, remití un extenso escrito, razonado, (por correo electrónico), a la dirección aportada por el propio IGN. Se adjuntan, con el presente escrito, los correos electrónicos (dos, por el peso de los archivos) y, además, el contenido de los mismos en PDF. En el mismo, cuestionaba la autoría de la falla Al – Idrisi en los terremotos antes citados. La terminología utilizada en el escrito era la adecuada al destinatario, IGN, es decir: geólogos cualificados, con los instrumentos adecuados para tratar del tema. No hubo respuesta.

No obstante, después de ese escrito al IGN, seguimos trabajando, durante muchos meses, en la localización precisa de los cientos de terremotos que se producían en el área y en la energía liberada por los mismos.

En la conferencia de D. Antonio Pazos, capitán de fragata y director del ROA, celebrada el 7 de marzo de 2017, en el Club Marítimo de Melilla, centrada en la crisis sísmica del mar de Alborán y en la que, siguiendo la posición señalada por el IGN, se mantenía a la falla Al-Idrisi como la responsable del mayor terremoto. Tuve, de nuevo, la oportunidad de mostrar mi desacuerdo, argumentando con datos técnicos (matemáticos, físicos y geológicos) la imposibilidad de esa autoría.

La discrepancia en la localización del epicentro de un terremoto, y por tanto de la fractura responsable, es habitual en Sismología. Tenemos ejemplos próximos y recientes. El 24 de febrero de 2004, se produjo el terremoto de Alhucemas (Mw 6,2). El IGN, localizaba el epicentro en territorio continental, a unos 12 km, al S del extremo occidental de la bahía de Alhucemas. El USGS, siempre una referencia obligada, posicionaba el epicentro en el mismo borde occidental de la bahía. Por su parte, Harvard – también un sólido referente- lo hacía en territorio marino, al norte y casi en el centro de la bahía de Alhucemas. Es necesario recordar que este accidente de la costa marroquí tiene casi 14 Km de anchura.

En la apps del IGN sobre sismología, que tan popular se hizo durante 2016, se recogen datos que permiten localizar a la falla responsable del terremoto, si se puede entrar en el banco de Datos del IGME para acceder a las Zonas Sismogénicas de España y a las QAFI. Con el nombre de Alborán Sur, el IGN, engloba a un conjunto de fallas como: Jebha Offshore, Tofiño Bank, Al- Idrisi y Cresta de Alborán Sur. Cuando consigna Alborán Norte, se está refiriendo al conjunto de fallas: Cresta de Alborán Norte, Averroes (también conocida como Djibouiti), Adra y Carboneras (tramo marino). Cuando señala Alborán, o Mediterráneo Este, se refiere a las fallas Yussuf 1 y Yussuf 2. Esta última, de trágico recuerdo.

Yussuf (2/2) ME 018, con 104 km de longitud – rectificada en su curvatura -, con total directividad hacia la ciudad argelina, fue la responsable del terremoto de Orán de 9 octubre de 1790. La ciudad quedó devastada hasta el punto que, por real Cédula de 4 febrero de 1792, el Rey Carlos IV ordenaba la evacuación española de todo el Oranesado, justificándola así: “que había quedado reducida a un montón de escombros, y que su recuperación era larga y costosa”. El proyecto geopolítico de Cisneros era destruido por un terremoto. Pero también sirvió para templar el espíritu de un joven cadete del Regimiento de Murcia: José de San Martín; más tarde, prócer de Argentina.

Afortunadamente, ninguna de las fallas QAFI del mar de Alborán presenta directividad (apunta) hacia Melilla. No hay riesgo grave, salvo lo ya conocido por todos los melillenses.

En la crisis sísmica de Alborán, se han movido todas. Las 11 fallas que encapsulan la península de Tres Forcas. Y no es Al – Idrisi, ni la principal ni la más importante. Los potenciales efectos del movimiento de una falla se miden por: su azimut (rumbo), longitud, profundidad, tasa de deslizamiento, magnitud máxima, periodo de recurrencia y distancia. Ahora, dos años largos después, se señala a otra falla – no Al-Idrisi – como la responsable de los terremotos de 1994, 2004 y 2016, que afectaron a las ciudades de Alhucemas y Melilla.

Desconocemos la traza (cartografía) de la nueva falla, no se ha publicado sus características, pero la intuimos a la vista de centenares de eventos analizados, con epicentros alineados. Todo apunta a que es una falla de desgarre, sentido de movimiento S, de una longitud mínima de 13,5 km, que puede cortar a Tofiño Bank, por el N y a Jebha Offshore, por el S; azimut en torno a 198, y situada al W de Al-Idrisi (2/2) ME020. Cualquiera que sea la ubicación real y el tipo de falla que resulte de esas investigaciones, sabemos – por la magnitud del sismo producido el 25 enero 2016, Mw 6,3 – , que la longitud de ruptura superficial fue de 11,26 km; la superficie de ruptura, 188,60 Km2; el deslizamiento, 62 cm y la energía liberada, 178. 1012 julios.

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