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La mejora del transporte

Está claro que todos queremos aspirar a mejorar siempre, pero también es necesario muchas veces echar la vista atrás para darse cuenta de que las quejas no son siempre justificadas ni razonables, sobre todo en un momento como éste en el que hay tantas alternativas para elegir El transporte ha sido tradicionalmente el gran talón de Aquiles de Melilla. En las épocas en las que se ha producido un mal funcionamiento o servicio en nuestras comunicaciones marítimas, las cascadas de críticas no se han hecho esperar porque para los melillenses, el barco y el avión son esenciales. Son, como hemos dicho muchas veces en estas mismas líneas, las carreteras que nos conectan con el resto de nuestro país. De ahí la necesidad de que las compañías que se encargan de llevarnos a la otra orilla lo hagan con un buen servicio y cuanto más barato, mejor.

Obviamente, siempre aspiramos a más, pero la situación actual que vivimos en Melilla con nuestros transportes es idílica si comparamos con lo que teníamos hace escasamente unos meses. Si analizamos lo que ha ocurrido en el transporte aéreo, los avances han sido palpables en cuanto a los precios desde que en verano de 2014 Air Europa aterrizó en el aeropuerto de Melilla para empezar a operar una línea con Málaga, que a su vez está pensada como puente para Madrid para aquellos que quieran viajar a la capital. Y esa competencia entre compañías fuertes y rivales directas como la que tenemos desde el año pasado es lo que ha propiciado que ambas compañías estén ofertando plazas a precios muy rebajados respecto a lo que era habitual hasta hace poco, sin necesidad de adquirir el billete con una antelación de meses.

Esa es la clave por la que algunos han podido comprobar que los bonos de familiares que está emitiendo Turismo desde finales del mes pasado ofrecen en algunas ocasiones un precio mayor del que se puede obtener comprando directamente el billete a las compañías sin la subvención de los bonos. Esa es la realidad y lejos de ser un motivo de queja, como está sucediendo, debería ser un motivo de alegría para los melillenses porque si las compañías ofertan precios baratos nos beneficiamos todos, tanto los que tienen que viajar como los que viven del turismo y el consumo en Melilla. No en vano, el precio alto de los transportes es lo que ha impedido que nuestra ciudad se haya podido desarrollar realmente como destino turístico, a pesar de contar con tantos atractivos desde el punto de vista cultural, histórico, patrimonial, gastronómico y climatológico, por citar solo unos cuantos.

En cuanto al transporte marítimo, quien no quiera ver el avance conseguido con el nuevo contrato marítimo es porque se empeña en negar una realidad objetiva. Los melillenses podemos viajar desde mayo en mejores barcos a precios razonables. Unos precios que, como ha ocurrido en el transporte aéreo, también bajaron gracias a la llegada de la Naviera Armas en el verano de 2011, cuya competencia que terminó con el abuso que había sufrido Melilla hasta ese momento por culpa del monopolio de Trasmediterránea. Está claro que todos queremos aspirar a mejorar siempre, pero también es necesario muchas veces echar la vista atrás para darse cuenta de que las quejas no son siempre justificadas ni razonables, sobre todo en un momento como éste en el que hay tantas alternativas para elegir.

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