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Ventana al mundo

La investigacióncientífica y tecnológica

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La educación ante las innovaciones científicas y tecnológicas (III)
Pocas actividades humanas han crecido tan rápidamentedurante este siglo como el esfuerzo científicomundial. El número de científicos e ingenieros ha aumentadotres veces más deprisa que la población mundialy dos veces más que la economía global. Por suparte, la intensidad de la investigación científica y tecnológicaha aumentado proporcionalmente.

Sin embargo,el examen de la situación de muchos países enmateria de investigación científica y técnica, entre ellosla situación de España, pone de manifiesto que, pese amuchos esfuerzos meritorios, existe la necesidad de unatoma de conciencia general, no sólo de la importanciade la investigación, sino también de la complejidad delas medidas que su fomento y utilización requieren enel mundo contemporáneo y del alcance y oportunidadde la tarea que se debe realizar, todo lo cual solamenteserá posible si existe para ello una adecuada demandasocial.

En la intensidad del esfuerzo de investigación se juegael esplendor de la identidad cultural y de la vida intelectualde cada país. En efecto, en primer término, no existeuniversidad sin investigación. Ello significa que sin investigaciónla enseñanza superior pierde su auténticosignificado y no se está en condiciones de transmitir alas futuras generaciones la verdadera problemática denuestro tiempo, lo que puede llevar a graves consecuenciasa largo plazo. Además, la investigación constituyeun elemento cultural que está siempre articulado con lasdemás manifestaciones de la cultura a la que pertenece.Así, por ejemplo, las relaciones de la ciencia y de la tecnologíacon las otras manifestaciones del espíritu humano,en particular con el arte, han sido objeto de exámenessistemáticos que muestran su gran contribuciónal dinamismo cultural. Como escribió J. Ortega y Gasset,el arte y la investigación pura (al ser ésta una de las actividadesmás libres, menos dependientes de las condicionessociales) constituyen los dos dominios más sensiblesa los cambios culturales, en cuya génesis, hay queañadir, la ciencia participa además de forma creciente ydominante. Con frecuencia sus evoluciones se prefiguranmutuamente. En general, puede afirmarse que noatender debidamente el frente de la ciencia significa enla actualidad desguarnecer todo el frente cultural.

También la soberanía nacional se pone en juego. De hecho,los países que renuncian a contribuir al avance delas técnicas de dirección y al proceso de creciente controlcientífico de las fuerzas naturales, se exponen en unplazo cada vez más corto a ser colonizados económicay culturalmente por los países más dinámicos, aunquesigan ostentando los atributos formales de la soberanía,cada vez más vacíos de contenido real. Por ello, en elfondo, la creencia en la capacidad española de hacer unacontribución en la aventura de la investigación científicarefleja, como pocas cosas, la fe en el porvenir de Españay justifica aventurar los medios que exige hoy lainvestigación científica.

Pero, además, la investigación debe producirse en unmedio económico y social propicio a la innovación. Si lainvestigación no tuviera que producir la parte sustancialde sus resultados a través de un complejo proceso deinnovación, bastaría con que el Estado arbitrara medioscrecientes para financiarla, es decir, bastarían medidasdirectas de fomento. Sin embargo, cada vez más, el centrode gravedad debe desplazarse, por el contrario, a lasmedidas indirectas, es decir, al conjunto de medidas quetienden a crear ese medio propenso a la innovación,alas estructuras de acogida de la investigación que se requierepara que la sociedad pueda beneficiarse de losfrutos de la investigación. Por ello, ningún país puede nidebe limitar la ambición científica de sus investigadores,que les conduce esencialmente a la investigaciónpura, de la cual depende todo lo demás. La investigaciónbásica no debe encontrar su límite en el coste ni enla capacidad de acogida de la sociedad a la que está llamadaa transformar. Por el contrario, su único límite seencuentra en la capacidad creadora de los hombres, esdecir, en su apoyatura educativa y cultural.

La innovación es esencial al desarrollo, el cual noconstituye un mero crecimiento, sino que es fundamentalmenteun proceso de crecimiento y cambio como consecuenciade innovaciones sociales y tecnológicas.Ahora bien, la capacidad de innovación de una determinadasociedad no es función directa de su nivel científico,sino que está condicionada fundamentalmente porel carácter, la orientación y la rapidez de las relacionesque se establecen entre el gobierno, la infraestructuracientífica y técnica y los sectores productivos, sistemaque se integra de forma más o menos espontánea en lassociedades que están ejerciendo un liderazgo científicoy económico.

La constante interacción de todas estas capacidades esesencial al proceso de la innovación, pero convienecentrar la atención sobre la capacidad empresarial, puesde ella va a depender el potencial de las estructuras deacogida de la investigación y, en gran medida también,el potencial de investigación rentable dentro de un procesoauto-mantenido. Todo ello hace que la política científica sea de hecho inseparablede las demás políticas gubernamentales encuanto a la elaboración del cuadro de medidas económicasque requiere una rápida evolución tecnológica, eldiseño de una política coherente de las transferenciastecnológicas y la formulación de una política fiscal quebeneficie realmente a las entidades que asumen riesgosimportantes en materia de investigación.

Al complejo sector de la educación corresponde una delas más altas prioridades de la investigación, en primertérmino porque el sistema educativo constituye ya encada país el más importante sector público, como puedeapreciarse por la envergadura de los recursos humanosy financieros que supone y, al mismo tiempo, por latrascendencia de sus mejores o peores resultados. Comoes bien sabido, el capital humano constituye lo más preciadode cada país. Ya desde los al10S sesenta, la mayorparte de los países han consentido y consienten gigantescosgastos de inversiones con objeto de atender, enun nivel «tolerable», la demanda social de educación.Muy significativos en este sentido son los sucesivoscambios de la estructura del presupuesto general, en elcual el Ministerio de Educación y Ciencia alcanza cotascada vez más elevadas y prioritarias.

En el próximo futuro los sistemas educativostendrán que seguir soportando en todo el mundoenormes presiones de una demanda social incrementaday de signo quizá diferente, que sin duda van a conducira fuertes transformaciones en los aspectos científicosy tecnológicos. En efecto, no deja de sorprenderque se estén consintiendo inversiones y gastos de estamagnitud, sin poner en marcha al mismo tiempo unproceso de investigación capaz de garantizar un elevadorendimiento de las mismas, sobre todo cuando setrata de un sector esencial en el cual apenas se ha empezadoa utilizar, por otra parte, los grandes potencialesde las nuevas tecnologías.

Esta necesidad de renovación profunda, y desde luegocontinua, caracteriza la dificultad de la empresa educativay la hace, a su vez, una de las más vivas, dinámicasy esperanzadoras. Es absolutamente imprescindible insistiren un proceso continuado de reforma progresivay profunda sin necesidad de legislar ex novo a cada paso.Lo más importante es investigar y experimentar, e ir introduciendopaulatina y firmemente los cambios en loscentros educativos, con una progresiva autonomía. Porde pronto tenemos que lograr, sin precipitaciones perotambién sin pausa, que la tecnología sirva a este sectortan fundamental de la vida del país para que logremosuna mayor eficacia, con unos mayores rendimientos ycon la consiguiente economía, que contribuya a hacerposible una extensión, cada vez mayor, de los beneficiosde la educación a todo el país en todos los nivelesde enseñanza.

Y pese a estas necesidades y frente a estas esperanzas,lo cierto es que no se dedican aún medios financierosni lejanamente adecuados para la investigación de losproblemas del sector educativo, después de la espléndidapero corta y frustrada iniciativa investigadora parael desarrollo de la educación que se inició a través de lared de institutos de ciencias de la educación, creados enel seno de las universidades, a fin de poner toda la universidadresponsablemente al servicio de la máxima calidady rendimiento de las instituciones educativas, conla doble misión de investigar la solución de los problemasgenerales y específicos que afectan a este sector yde formar profesores de todos los niveles de enseñanzaal calor de este quehacer creador. Esta red de institutos,que se coordinaba a través del Centro Nacional deInvestigaciones para el Desarrollo de la Educación, pretendiógarantizar esa labor de equipo tan imprescindibleen la acción investigadora, además de servirde puente con las experiencias de instituciones similaresen otros países y de canal de ayuda técnica y financiera.

Para llevar a buen puerto esta urgente empresa se requerirán,sin embargo, recursos humanos cualificados yrecursos financieros suficientes que hagan posible, unavez por todas, que el sector educativo salga de su condiciónartesanal para incorporarse al mundo de losavances científicos y tecnológicos.

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