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La historia interminable

Aunque para línea roja, la del empecinado Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista, PSOE, enroscado, enquistado y anquilosado en ese "no" rotundo, sin concesiones a la negociación ni prácticamente al diálogo, ni al más mínimo acuerdo con el PP, en una postura totalmente opuesta a la línea dialogante de la que siempre ha hecho gala un partido de la tradición, la importancia y el peso específico en la historia del país del Partido Socialista Obrero Español. Al parecer el asunto central a debatir en el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular, PP, celebrado pasado el filo del mediodía de ayer en la sede de la madrileña calle Génova podía ser desde el sexo de los ángeles a cualquier otra cuestión. De lo contrario, no se entienden las declaraciones al término de la reunión del presidente del PP y del Gobierno en funciones Mariano Rajoy, durante su comparecencia ante los representantes de los medios de comunicación, al decir que en el transcurso del encuentro no se ha hablado “ni una sola palabra” de las condiciones planteadas por Ciudadanos para cambiar su inicialmente anunciada abstención en segunda vuelta, en el debate de investidura de Mariano Rajoy, a un apoyo en la primera sesión.

Así pues, cuando la inmensa mayoría de españoles considerábamos que el presidente se había tomado una semana para analizar las seis propuestas de C´s, así lo interpretamos cuando anunció la reunión de la cúpula del PP antes de irse de puente el pasado 10 de agosto y dijo "le he explicado al señor Rivera que debo someter el documento a la aprobación del comité ejecutivo de mi partido. Como ustedes comprenderán, no puedo ni debo tomar esta decisión en solitario", Y cuando, de hecho, hasta algunos presidentes autonómicos como es el caso del melillense, Juan José Imbroda, estaban dispuestos a aceptar la propuesta de C´s, eso sí, aunque con ciertos matices para desbloquear la situación, resulta que ahora Rajoy, se descuelga señalando que había convocado al comité ejecutivo “sólo para que me autorizasen a negociar”. Por tanto, de nuevo se inicia otro período, ¿hasta cuando?, para iniciar la negociación con Ciudadanos de un posible acuerdo de investidura. Es decir, “la historia interminable”, pero no aquella novela fantástica del escritor Michael Ende publicada por primera vez en alemán en 1979 y que fue un verdadero éxito desde el mismo momento en que se publicó y que ha sido traducida a más de 36 idiomas y llevada a la pantalla en diversas adaptaciones cinematográficas, sino a esta historia de nunca acabar que estamos viviendo los españoles desde las elecciones generales del pasado 20 de diciembre.

Y es que ahora comenzamos otro plazo y parece que no se ha avanzado ni un solo paso. Desde la formación naranja que lidera Albert Rivera se ha señalado que si no se aceptaban sus propuestas a las que califica de “innegociables”, no iban a abrir las negociaciones, por lo tanto siguen en pie las ya denominadas líneas rojas que parecían haber desaparecido días atrás, con los diferentes inicios de cesiones por parte de ambas formaciones políticas. Aunque, cierto es, que en cualquier caso Ciudadanos continúa, de momento, tendiendo la mano al PP para llegar a un acuerdo. Pero resumiendo, en definitiva, prosigue, “la historia interminable”.

Aunque para línea roja, la del empecinado Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista, PSOE, enroscado, enquistado y anquilosado en ese “no” rotundo, sin concesiones a la negociación ni prácticamente al diálogo, ni al más mínimo acuerdo con el PP en una postura totalmente opuesta a la línea dialogante de la que siempre ha hecho gala un partido de la tradición, la importancia y el peso especifico en la historia del país del Partido Socialista Obrero Español. Una postura intransigente e inamovible a las presiones no sólo externas, sino hasta las internas, que propugnan destacadas voces de su propia formación política. Por tanto, una determinación que contribuye a “la historia interminable” de una situación por la que atraviesa el panorama político español que aburre, cansa y decepciona a votantes, melillenses y españoles en general que vemos cómo la clase política parece que no termina de hacerse a la idea de que ha pasado la etapa de las mayorías absolutas y que no termina de aceptar que con la irrupción de nuevos partidos, como son en este caso Podemos y Ciudadanos, el abanico electoral sólo puede volver a dar aire aprendiendo a negociar como ocurre en muchos países de nuestro entorno europeo. Esperemos que sea así, pero pronto, porque de lo contrario el hastío ciudadano seguirá avanzando de forma progresiva, creando un ambiente de desencanto nada deseable para nadie.

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