La Constitución Española desde que fue aprobada, ya ha sufrido dos enmiendas y ahora ciertos partidos nacionalistas le instan al Gobierno de la Nación a que cambie de nuevo la Constitución para llevar a cabo sus fines. Yo no quiero opinar aquí sobre ciertos fines, por un lado, porque no quiero meterme en política, salvo para criticarla o aplaudirla como ciudadano. Lo que sí quiero expresar a nivel general y con ello me refiero a todas las entidades políticas, es que creo que no debería ser legal, ni es ético el que la mayoría parlamentaria tenga el privilegio de cambiar algo de lo que nuestros representantes políticos solo participan. Porque la realidad es que nuestra Constitución no fue el resultado de un partido mayoritario que la aprobó, fue el pueblo español quien la estableció como un derecho soberano. “Su derecho”.
Por lo tanto, si algún día, por necesidades de Estado hubiera que modificar alguno de los artículos de la Constitución, cosa que en algún momento de la historia de este país habrá que hacerse, ya que la dinámica de la sociedad no puede estar sujeta a un texto estancado en el tiempo y en la forma, el Parlamento en mayoría debería obligatoriamente explicar al pueblo, el suyo, qué artículos deben cambiarse y porqué, y en lo sucesivo, convocar un referéndum popular que suscriba definitivamente la aprobación de las reformas necesarias.
Aquí yo creo que hay un problema de fondo, y es que mientras la clase política maneja la Constitución a diario, ya que ese es y debe de ser su trabajo, el pueblo desconoce en la actualidad dicho documento. Este pequeño libro ya no se encuentra en ninguna librería. Sus puntos principales no se dan en nuestras escuelas y me atrevería a decir que la mayoría de los ciudadanos españoles no tenemos un espacio en nuestra biblioteca que ocupe el citado documento. Cambiemos esto.
Yo creo que las normas por las que nos regimos todos deben ser alimentadas día a día, deben de mantener nuestra moral diaria como algo vivido y cuidado. Recordemos que la Constitución Española es el documento que nos mantiene unidos, al margen de nuestras diferencias políticas y de nuestra diversidad popular y cultural. Pienso que no podemos dar la nacionalidad a personas que no sepan los derechos y deberes ciudadanos constitucionales más importantes.
No olvidemos que muchos quienes aprobaron la Constitución, ahora no quieren pertenecer a España y en esto, yo creo que no debería de aplicarse ningún plan raro, sino en poner el asunto de dichos líderes en manos del Poder Judicial y se acabó. No se pueden servir de unos poderes precisamente para violarlos posteriormente.
Yo la Constitución la leí cuando era un adolescente, o sea, hace más de treinta años. Pero si le soy sincero a mis lectores, ya no me acuerdo de casi nada, por lo que como la mayoría de vosotros, a veces me da la impresión, salvo lo que mi corazón de dicta como ciudadano, que no sé muy bien el significado del país en el que vivo.
