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El director del Conservatorio nos da las claves de las enseñanzas musicales en tiempos de pandemia

Javier Simón: “El Conservatorio Profesional de Música de Melilla mantiene su actividad a pesar del coronavirus”

Es evidente que la pandemia ha afectado profundamente a nuestras vidas, incluyendo a la educación musical. Tras más de un año desde la declaración del estado de alarma a causa del coronavirus, el conservatorio mantiene abiertas sus puertas y en su día a día se respira cierta normalidad. Su director, Javier Simón, responde a nuestras preguntas para darnos pistas sobre la manera en la que este centro ha afrontado las circunstancias y sus perspectivas de futuro. ¿De qué manera ha influido el Covid-19 en el funcionamiento del conservatorio?
En un principio, la declaración del estado de alarma nos sorprendió sin recursos. Personalmente, nunca antes se me habría ocurrido que llegaríamos a emplear la tecnología para la enseñanza de la música de una manera no presencial, pero las circunstancias nos obligaron en aquel momento y salimos adelante gracias a la implicación del profesorado y las familias, que pusieron todo de su parte. Al comienzo del nuevo curso contábamos con medios pero seguía la incertidumbre porque no sabíamos cómo se iba a desarrollar el curso teniendo en cuenta que las autoridades educativas apostaban por las clases presenciales. Afortunadamente, desde septiembre no se ha dado un confinamiento tan duro como hace un año, aunque en casos puntuales hemos necesitado volver a usar los medios tecnológicos.

En cualquier caso, entendemos que la enseñanza musical se ha resentido. ¿Es así?
Sin duda. Siguiendo las indicaciones de las autoridades sanitarias y educativas, la planificación de este curso tuvo que adaptarse a la necesidad de mantener la distancia interpersonal en el aula, y esto supuso que en las clases de grupo nos vimos obligados a reducir el número de estudiantes por aula. La forma de conseguir esto fue haciendo turnos, de manera que en esas asignaturas se alternasen las clases presenciales durante una semana con el estudio en casa la semana siguiente. Por otro lado, las clases individuales de instrumento no sufrieron cambios y eso hizo que la formación instrumental se haya llevado a cabo con bastante normalidad. Recientemente, el cierre del centro a las 19:00 supuso una dificultad añadida a la que tuvimos que adaptarnos y provocó un perjuicio para el alumnado de algunas asignaturas.

¿Qué otras medidas frente al coronavirus se han tomado en su centro?
Además de las normas de distanciamiento social, mejoras en la higiene y ventilación de espacios, desde el inicio del cuso equipamos todas las aulas con purificadores de aire con filtros HEPA, así como mamparas de protección para los instrumentos de viento. Estos instrumentos suponían nuestra mayor preocupación porque para tocarlos no es posible utilizar mascarilla, con el riesgo que eso conlleva. Con estas medidas hemos contribuido a aumentar la protección de alumnado y profesorado frente al contagio.

Todo ese equipamiento extra habrá tenido un coste. ¿Han recibido ayuda económica de las administraciones públicas?
Sí. La Ciudad Autónoma nos concedió una subvención que estamos empleando en ese equipamiento y en otros gastos derivados de la situación sanitaria.

En este momento del curso, ¿cuál es el balance que se puede hacer desde el punto de vista sanitario y educativo?
Debemos ser muy prudentes porque las circunstancias distan mucho de ser normales y la experiencia nos dice que en cualquier momento la situación podría cambiar. Pero, siendo realistas, entendemos que en nuestro centro el resultado en el plano sanitario ha sido bastante satisfactorio. Y esto ha sido así por la responsabilidad de las familias y porque el sistema educativo en su conjunto ha funcionado, detectando a tiempo los contagios en colegios e institutos y actuando en consecuencia. Por otro lado, en el terreno pedagógico el balance no es todo lo positivo que nos gustaría porque es evidente que nuestro alumnado ha sufrido un perjuicio en su formación debido precisamente a las medidas que nos vimos obligados a tomar para preservar la salud de toda la comunidad educativa.

¿Cómo afronta el conservatorio el nuevo curso que comienza en septiembre?
Con incertidumbre, evidentemente, pero con ilusión por continuar formando a las futuras generaciones de músicos en nuestra ciudad, tal y como llevamos haciendo desde 1986. Precisamente en este momento nos encontramos en pleno proceso de preinscripción de nuevo alumnado para el curso que viene. En este sentido, tenemos la experiencia del año pasado en el que la demanda de ingreso de alumnado fue similar a la de años anteriores, por lo que constatamos que la pandemia apenas ha influido en las ganas de las familias melillenses por que sus hijos e hijas aprendan música.

¿Qué más detalles puede darnos sobre el proceso de admisión?
La mayoría del alumnado que ingresa en nuestro centro lo hace en el primer curso de Enseñanzas Elementales. Para conseguirlo no son necesarios los conocimientos musicales, simplemente hay que superar una prueba de aptitud muy sencilla en la que se valora el sentido del ritmo, el oído musical, la capacidad de entonar una canción… Otro de los condicionantes es la edad, ya que tienen preferencia aquellos aspirantes que cumplen o han cumplido 8 años en 2021. Más tarde, una vez superada la prueba, se les dará la oportunidad de elegir un instrumento. En nuestra web puede encontrarse más información sobre todo esto.

¿Qué instrumentos se puede aprender a tocar en el conservatorio?
Son muchos: de cuerda, viento, percusión… Algo que hemos notado a lo largo de los años es que el grueso de la elección se concentra en unos pocos, los más conocidos, como pueden ser el piano, la guitarra o el violín, y se olvida otros instrumentos capaces de conmover al oyente tanto como aquellos. Es más, ocurre que, al ser menos demandados, hay más probabilidades de ser admitido si se eligen. Pensamos que es un problema de desconocimiento, por eso nuestro profesorado ha elaborado unos vídeos de promoción que pueden encontrarse en el canal de Youtube del conservatorio.

¿Qué le diría a las familias para animarles a inscribir a sus hijos e hijas?
Les pediría que reflexionasen sobre la importancia que tiene la música en sus vidas y les recordaría que aprender a tocar un instrumento es una experiencia enriquecedora que contribuye al desarrollo intelectual y afectivo de niños y niñas.

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