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Carta del Editor

Insostenibilidad demográfica, económica e identitaria

melillahoy.cibeles.net fotos 1058 basura sobre el campo y sobre melilla

La Comisión ha defendido la inversión de 1,4 millones de euros de fondos europeos en el Campo de Golf de Melilla para "promover actividades deportivas" en donde sólo había "un vertedero ilegal". Y lo patético es que hayan sido parlamentarios españoles, extraordinariamente pagados con fondos públicos, como la jefa de la delegación de Izquierda Unida y un parlamentario de Esquerra Republicana (aunque ambos de más que dudosa españolidad) los que hayan forzado a pronunciarse a la Comisión Europea

El pasado miércoles publicábamos en la portada de este periódico -que pronto cumplirá 30 años y que sigue siendo, con una distancia sideral sobre todos sus competidores, el de mayor influencia y difusión de Melilla- que el Real Instituto Elcano, dependiente del Ministerio de Defensa, acababa de emitir un informe, España mirando hacia el Sur, en el que advertía que es "un riesgo y un escenario preocupante para España que las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla no tengan "sostenibilidad demográfica, económica e identitaria a medio plazo". Además, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, que fue quien presentó el informe en Madrid, subrayó que" el Norte de África y el Sahel son zonas de prioridad estratégica para España y los esfuerzos deben orientarse a promover la estabilidad de esta zona, así como su desarrollo".

Me sorprendió que al día siguiente, jueves, el PP de Melilla afirmara que el informe del Instituto Elcano está "fuera de la realidad" y que el autor de dicho estudio "no conoce la realidad" de la ciudad autónoma. Después tuve ocasión de comprobar que ese no era el sentir general -ni tampoco el de la cúspide- del PP local, porque asegurar que tanto Melilla como Ceuta tienen un grave problema de sostenibilidad demográfica, económica e identitaria me parece una verdad tan evidente, y tan preocupante, que debería ser imposible negarla. Y, por supuesto, suscribo totalmente tan acertada frase, y supongo y espero que desde el PP no se argumente que yo tampoco conozco la realidad de nuestra ciudad.

El informe Elcano también ponía de manifiesto que "la radicalización ha prendido entre las comunidades musulmanas" de Ceuta y Melilla, como lo indica "la presencia de residentes de las dos ciudades en escenarios de yihad o en las células yihadistas dedicadas a su reclutamiento", otra verdad triste, pero evidente, como lo es la necesidad de que se atienda la recomendación del informe de que se establezca una estrategia integral de intervención española y que se habiliten fondos para dicha intervención.

Tan evidente y visible es que Melilla, como Ceuta, padecen ese grave problema de sostenibilidad demográfica, económica e identitaria como que existe un grave problema de radicalización entre las cada vez más numerosas comunidades musulmanas de ambas ciudades. Aquí no hay episodios violentos entre miembros de las diversas comunidades, salvo excepciones que confirman la regla, pero tampoco existe esa integración de la que tanto, y tan falsamente, se alardea y que sólo se podría lograr, si se logra, después de mucho tiempo de vida común en igualdad de condiciones, de educación y de formación. No es tarea fácil ni a corto plazo, aunque tampoco es imposible si de verdad, y como debería ser, se intenta por todas las partes implicadas.

Así que, repito, lo que dice el informe Elcano, aunque duro, es una verdad sin paliativos y, además, que lo diga el Instituto, en contra de lo que algunos hooligans partidistas pueden creer, nos favorece a melillenses y ceutíes, porque si España, como el resto de los países europeos, como el conjunto de la comunidad occidental y democrática, no asume que Ceuta y Melilla son importantes para todos ellos y se establece "una estrategia integral de intervención, habilitando -esto es muy importante- los fondos necesarios para dicha intervención" las dos ciudades españolas del Norte de África no podrán salir del marasmo en que se encuentran ni evitar el triste destino que, si no se cambia urgente y profundamente, nos espera.

Por supuesto, no estoy abogando porque acentuemos el ya marcado, y siniestro, carácter de ciudad subsidiada que tenemos y que, en una magnífica reunión del Foro Melilla que mantuvimos el jueves, fue subrayado, con toda razón, como uno de los grandes males de nuestra ciudad, sino que empleemos los recursos públicos para fomentar las iniciativas privadas que permitan sostener una demografía creciente, una identidad diferente pero sólida, una economía viva en lugar de esta mortecina que padecemos, una capacidad de ayuda a nuestro entorno de la que ahora carecemos.

Claro que, para avanzar en ese camino, necesitamos ser conscientes de cosas tan elementales como que la verdad es una virtud y la mentira, su antítesis, un defecto. Verdad es, por citar un ejemplo próximo, lo que dijo el pasado jueves el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, contestando a las innumerables críticas vertidas por las no menos innumerables organizaciones gubernamentales y no gubernamentales (más de un centenar) nacionales y europeas que critican las llamadas devoluciones en caliente por nuestras fronteras. Que, dijo el ministro, nos faciliten una dirección, quizá la de cada uno de ellos, donde se pueda enviar a toda esa gente que intenta entrar ilegalmente y que se les proporcione manutención y trabajo, para trasladarlos allí, y asegurando que entonces "allí se los enviaremos". El objetivo es, añadió el ministro, "simplemente algo tan elemental y tan complejo como intentar impedir que se entre ilegalmente". Una declaraciones que quizás no sean políticamente correctas, según la peculiar definición de lo correcto que hoy impera, pero que de verdad describen una situación intolerable y una hipocresía, por no decir algo peor, insoportables.

Verdad es también lo que ha dictaminado la Comisión Europea sobre la inversión que se realizó para construir un campo de golf en nuestra ciudad. La Comisión ha defendido la inversión de 1,4 millones de euros de fondos europeos para "promover actividades deportivas" en donde sólo había "un vertedero ilegal". Y lo patético es que hayan sido parlamentarios españoles, extraordinariamente pagados con fondos públicos, como la jefa de la delegación de Izquierda Unida y un parlamentario de Esquerra Republicana (aunque ambos de más que dudosa españolidad) los que hayan forzado a pronunciarse a la Comisión Europea, tras insistir, cómo no, sobre la cercanía del campo de golf con la inmensa valla fronteriza que, dado que nuestra ciudad tiene sólo un poco más de 12 kilómetros cuadrados, está cerca de casi todo lo que en Melilla existe. Y lo resaltable es que Izquierda Unida, que mal gobierna junto con el PSOE en Andalucía desde los años de Mariacastaña, apoya en esa región española que sea conocida, dada la gran cantidad y calidad de los campos de golf allí existentes, como la Costa del Golf, más que del Sol. O que Esquerra Republicana, que se quiere ir de España, se preocupe por lo que pasa en una parte de su territorio como Melilla. Si es cierto que la verdad nos hará libres, con gente como ésta me temo que no vamos a ser libres nunca.

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