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Educación en Melilla

¿Ingresos o Progresos?

Desafortunadamente, en la actualidad premia por encima de todo tener muchos títulos y certificados; mucho más que el propio saber o el conocimiento. Esta es una concepción que ataca directamente al derecho universal de educación, pues en la gran mayoría de las aulas no se construye saber sino que se está para aprobar pruebas, exámenes y obtener méritos y títulos…

Este hecho esta enormemente influenciado por la constante mercantilización del sistema educativo. La economía es la reina del siglo XXI, ejerce su más vil poder en todos los ámbitos sociales, y el educativo, por desgracia, no se está quedando atrás. El problema emerge, sobre todo, cuando hablamos en el plano de la educación obligatoria, cuya misión no es otra que formar a la ciudadanía y no personas individualistas, máquinas esclavas del dinero y el tener. La enseñanza básica y obligatoria no debiera ser selectiva. Es un derecho universal y por lo tanto debe ser accesible para todos. Sin embargo, con la idea de meritocracia y de conseguir títulos estamos instalando medidas excluyentes y discriminatorias; pues van a ser los más desfavorecidos quienes queden fuera del sistema por no superar ciertas pruebas.

Estamos educando personas para la competencia, para competir unos con otros sin importan a quien pisar por el camino. Lo importante es que yo individualmente llegue a conseguir el mérito. Sin embargo ¿qué ocurre con mi compañera/o? Día tras día vemos como personas allegadas se van quedando atrás, no superan, fracasan en el sistema mercantil y no hacemos nada. Lo que importa es que yo, de forma individual, sí lo voy consiguiendo. La educación se convierte en una carrera que tiene como meta llegar al final sea como sea y obtener un producto. El problema es que muchos se quedan extasiados por el camino. Más de los que nos gustaría. Estamos creando élites, y estas políticas educativas están favoreciendo peligrosamente una educación piramidal que favorece a las clases ricas y poderosas. Las aulas debieran ser, en su totalidad, espacios de aprendizaje y formación. El sentido educativo se consigue impulsando un sistema que se vincule estrechamente con la realidad social del alumnado. Sin embargo, con la
mercantilización del sistema estamos provocando todo lo contrario. Somos culpables de aceptar y promover que la economía dirija el sistema y que el poder recaiga en el dinero. La educación neoliberal está produciendo seres consumidores sin capacidad de imaginación ni de crítica para reflexionar qué pilares, estructuras o sistemas son más justos y respetuosos para y con los intereses colectivos.

La transformación educativa hacia un sistema democrático y ciudadano es fundamental para decidir el transcurso del futuro educativo y social. Basta ya de consolidar el sistema mercantil o neoliberal y empecemos a luchar para abolir la explotación, la manipulación y la exclusión de la sociedad.

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