Hoy, un año más, Melilla rendirá homenaje a la Constitución de todos los españoles, un texto normativo con el que nuestro país ha alcanzado un desarrollo socio-político y unas cotas de bienestar inimaginables hace tan sólo unas décadas, cuando España vivía sumida en una dictadura. En aquella época, los españoles miraban con cierta envidia el progreso y el modo de vida avanzado que habían conseguido otros países europeos de nuestro entorno. Pero gracias al progreso social y el marco de convivencia que nos ha brindado la Constitución Española desde 1978, podemos decir que gozamos -o hemos gozado hasta hace no demasiado tiempo- de un desarrollo democrático guiado por las pautas de libertad e igualdad para todos los españoles. Dos premisas, la libertad y la igualdad, que, junto con la esencial separación de poderes, creíamos garantizadas pero que, a la vista de todo el mundo, están en clara decadencia en esta XV Legislatura recién iniciada donde Pedro Sánchez y el PSOE están dispuestos a pagar lo que sea con tal de seguir en el poder.
Por eso, por el riesgo que tenemos todos los españoles de perder dos de las consecuencias más preciadas que nos ha dado la Constitución Española, el cuadragésimo quinto aniversario que hoy conmemoramos es tan significativo. Este 6 de diciembre debería convertirse en el reflejo del respaldo de todos los melillenses a nuestra Carta Magna. Y es que son tantas las cosas buenas que nos ha dado la Constitución Española, que no se comprende por qué el acto conmemorativo con el que se le brinda homenaje cada 6 de diciembre suele contar con tan poco respaldo por parte de los melillenses. Evidentemente, el puente festivo tiene mucho que ver en la notoria ausencia de la población de nuestra ciudad en el tradicional homenaje a la Constitución ante el monolito, pero la realidad es que no estamos para muchas fiestas: este año, todo el mundo debería estar en el acto para demostrar su desacuerdo con la venta en porciones de nuestro Estado de Derecho a los independentistas, que es lo que está haciendo e intentando normalizar el PSOE por mantener los sillones.
Es mucho lo que nos jugamos y que no hay que perder de vista que también nos afecta y mucho a los melillenses. Porque, además de los privilegios que este Gobierno mal llamado progresista está concediendo a unos españoles sobre otros, rompiendo el principio de igualdad, resulta que este problema también obstaculiza el legítimo derecho de Melilla al desarrollo autonómico, cuya llave se encuentra, precisamente, en la Constitución. Su Disposición Transitoria Quinta recoge la posibilidad de que Melilla goce de un mayor desarrollo político con la conversión en Comunidad Autónoma si así lo decide la mayoría absoluta de sus respectivas Asambleas, una decisión en el ámbito local que debería verse refrendada en las Cortes Generales mediante una Ley Orgánica.
Ésta es, sin duda, la gran asignatura pendiente que imposibilita que Melilla siga desarrollándose políticamente desde que se convirtiera en Ciudad Autónoma en 1995, lo que supuso una solución tipo sucedáneo como casi todas las que el Estado aplica a nuestra ciudad cuando se reivindican mayores cotas de autogobierno. Han pasado ya casi tres décadas y aquella “solución” se ha convertido en problema a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo que nos considera un mero ayuntamiento. Melilla es más que eso y debemos luchar para que se nos reconozca como una autonomía.
Vemos, por lo tanto, que son muchos los motivos que nos deberían llevar a todos los melillenses a la Plaza de España este mediodía para conmemorar el aniversario de la Constitución Española. Cambiemos este año la plaza semivacía de cada 6 de diciembre por otra llena hasta la bandera para arropar nuestra Carta Magna y reivindicarla como un texto normativo fuerte, como el sello de garantía para la libertad, el progreso y los derechos de todos los españoles que fue y que hoy está en peligro por las ambiciones de Sánchez, el PSOE y sus mimados socios independentistas.
