“En lo que a Melilla respecta habría que constatar que el problema del área económica de la Ciudad continúa sin resolverse. Resulta inaudito que pasen los años y que algo que estaba muy mal mantenga todavía la capacidad de seguir empeorando. Parecía imposible empeorar, pero ya vemos, y sufrimos, que a veces lo imposible se hace posible y que de lo peor se puede pasar a lo aún peor”
Llego a la conclusión de que ser rey de España es mucho más incómodo que no serlo, dice Afonso Ussía en La Razón, a propósito de la visita que Felipe VI ha hecho a Barcelona con motivo del Congreso Mundial del Móvil, y en la que ha tenido que saludar y sonreír con personas, antimonárquicas y maleducadas, como Colau y Puigdemont (damos la bienvenida a todos los países visitantes de la muestra, incluido España, dijo el representante español en Cataluña, ese Puchdemon -como le llama Ussía- que cobra de todos los españoles). Yo hace muchos años que llegué a la conclusión de que no quería dedicarme a la política, entre otras cosas para no sentirme obligado a disimular lo que siento ante ciertas personas y actitudes, para no tener que mentir como hizo, conmigo delante, un presidente anterior de Melilla, confeso madridista que, al encontrarnos paseando con uno de los múltiples ciudadanos que acostumbran interrumpir y pelotear al alto cargo de turno y al preguntar este al alcalde-presidente si él también era del Barcelona, el madridista contestó, sonriente, que claro que era y siempre había sido un ferviente culé. Mienten, no todos los políticos, pero sí muchos, hasta cuando no hace falta hacerlo. Mis padres me enseñaron, cuando era muy pequeño, que mentir es muy feo, así que la dedicación a la política quedó descartada para mí y para siempre.
Opinan, los sectarios, los que ni saben ni quieren aprender, que no hay relación alguna entre confusión política, independentismo y teorías leninistas, por un lado, y la creación de riqueza y bienestar, que sólo puede venir de la creación de empresas y el mantenimiento de las existentes, por otra parte. Leo en el diario El Economista que en menos de dos meses -el período que va del 1/1 al 19/2/2016- Cataluña ha perdido, balance neto entre las empresas que entran y salen a otras Comunidades Autónomas españolas, 61 sociedades, mientras que Madrid ha ganado 114. Barcelona, como otras comunidades autónomas que también padecen el éxodo empresarial, tiene un gobierno de independentistas, populistas y marxistas-leninistas. Madrid, a pesar de su Ayuntamiento, es una ciudad todavía estable y abierta. Madrid crece, Barcelona mengua, esa es la diferencia objetiva, eso es lo que nos espera, según que el atragantante proceso de encontrar un gobierno para España se decante en un sentido o en otro.
Es cierto que, como leí no me acuerdo dónde, una política sin posibilidad predestina a un fracaso sin excusa, certeza aplicable a un gobierno PSOE- Ciudadanos, o Sánchez-Rivera, y al preacuerdo que anunciaron el martes pasado. Un buen primer paso, probablemente, pero insuficiente para solucionar el problema de la gobernabilidad española. Tal y como vamos y, al menos aparentemente, solucionado el justificable temor a un gobierno de leninistas, chavistas, independentistas y socialistas radicales -que destrozaría a España y a la mayoría de los españoles- todo apunta a la repetición de las elecciones en junio, aunque las perspectivas de que eso solucione el problema político español tampoco sean muy claras, a la luz de las actuales encuestas. Hasta hace poco casi todos los españoles se quejaban, con no poca razón, de lo malo que era el gobierno y lo demasiado que intervenía en la vida y la economía de los ciudadanos. El mejor gobierno es el que apenas se ve, pensamos muchos. Pero ahora la queja es que no hay gobierno, que todo está parado. La cohabitación del intervencionismo público excesivo y la confusión política paralizante produce estos efectos desesperantes. Saldremos de esto, creo, pero los daños, colaterales o frontales, me temo que van a ser graves.
¿Qué dice el presidente, en funciones, Rajoy sobre esto? Fue interesante su recordatorio, en televisión, de que no se debe condenar a priori, porque después, y como ocurrió en el caso de Juan José Imbroda y los acuerdos con los medios de comunicación de Melilla, la Justicia ni siquiera admitió la denuncia, la falsa denuncia que, por razones políticas, le presentaron. Mucho daño, a todos los melillenses no sólo a los medios de comunicación locales, ya ha hecho esa falsa denuncia, pero todavía habría sido humana y éticamente más grave si Imbroda, como la oposición pedía, hubiera sido apartado de la vida política por su propio partido y por haber hecho algo malo…que no hizo. También fue interesante oírle y hablar con él, el jueves pasado en su conferencia en el diario La Razón. Hace muchos años que conozco a Mariano Rajoy, desempeñando diferentes cargos. A lo largo de los años he hablado muchas veces con él, pero nunca le ha visto tan decidido y tan claro como el jueves. Es evidente que el PP ni va a votar a favor, ni va a abstenerse para que Sánchez, "que no ha ganado las elecciones", sea investido presidente. Rajoy y su partido -que apoyó a su presidente de una manera llamativa, con ministros y todo tipo de altos cargos presentes en la conferencia- sólo van a votar a favor de un gobierno tripartito -PP, PSOE, Ciudadanos- presidido por Rajoy, el que ha ganado las elecciones y "como ha ocurrido siempre" en España y sigue ocurriendo en todos los grandes países europeos. Otra alternativa es, según Mariano, "un insulto a la inteligencia" y sólo implicaría dar paso a "un gobierno de exclusión" (de exclusión del PP), en vez de uno "de consenso". ¿He ganado y tengo que dimitir?, se autopreguntaba Rajoy. Mi conclusión, y la de Rajoy también, es que lo más probable es que haya nuevas elecciones y que él (no yo) sea de nuevo el candidato de su partido.
En lo que a Melilla respecta habría que constatar que el problema del área económica de la Ciudad continúa sin resolverse. Resulta inaudito que pasen los años y que algo que estaba muy mal mantenga todavía la capacidad de seguir empeorando. Parecía imposible empeorar, pero ya vemos, y sufrimos, que a veces lo imposible se hace posible y que de lo peor se puede pasar a lo aún peor. Y no es sólo el área económica de la Ciudad la que funciona fatal, porque hay otras, como Deportes, en la que, a base de, por razones incompresibles, fichajes carísimos (más de 140.000 euros anuales de coste) y absolutamente inoperantes, como el del nuevo Director General de Instalaciones Deportivas, pueden empeorar hasta el absurdo una situación que ya necesitaba muchas mejoras. Al nuevo y bienintencionado Consejero del área se lo están poniendo muy, muy difícil.
Difícil también, y hasta incomprensiblemente difícil, parece ser avanzar en la solución policiaco-judicial del grave terrorismo, en forma de quema previamente anunciada de coche y de amenazas que nosotros sufrimos, terrorismo protagonizado por personas que no tienen absolutamente nada contra nosotros, ni contra el periódico, personas evidentemente instigadas por otro u otros que sí lo tienen. Pasan los meses y… nada. No diré, como Cicerón en su Primera Catilinaria, ¿hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?, pero ganas de decirlo no me faltan (por eso lo cito) y de la memoria no se me van, ni se me van a ir, las llamas en la puerta de mi casa ni las amenazas, directas e indirectas, recibidas
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