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Atril Ciudadano

“Hacia la luz por el camino del consenso (por el que se pueda)”

Una niebla persistente de incertidumbre nos envuelve en Melilla, incuestionable. No es pesimismo, es realismo. Hay preguntas en el aire sin respuestas y dudas que, lejos de disiparse, engordan. Si acaso, es tangible una gran voluntad de combate ante el poder puesto en juego el próximo mes electoral de mayo. Combate sin tregua con visos de recrudecer y “casi sin reglas”. Hay mucha mas negación que afirmación, descarte que suma, desprecio que aprecio, distancia que proximidad.
Enzarzados en los primeros compases de una “lucha sin cuartel”, la política se aleja de la mayoría de la gente, el escepticismo crece. Será, quizás, el momento de elevar la política, de ver como unir algo y dar idea y espacio a lo común entre quienes nos representan; de la peligrosa polarización a la razonable atracción. Cambiar la convicción y el lenguaje cuando al tratar de ideas o de confesiones se basa en “comunidades”, cuando lo necesario y deseable es una sola comunidad de ciudadanos, como la política, diversa, pero única.

La formación Ciudadanos ha lanzado a nivel nacional el debate sobre el Estado de las Autonomías, herramienta clara y vivamente ideada hacia la igualdad, pero mejorable. Nuestro Estatuto de Autonomía y su nuevo desarrollo (simbólico o no, con las competencias y capacidades que se pueden asumir o no. Tiempo ha habido ya para saberlo), podría suponer un punto de encuentro; una voz política común dotada de consenso ante el presente preocupante y el futuro incierto, reforzar la “autodefensa”. Así mismo, ante los ciudadanos que también esperan sosiego y acuerdo, al menos, en determinados asuntos y en otros que sirvan de “excusa”.

Es hablarle al futuro con una sola voz o al menos intentarlo, una voz que incluya diversidad y legítima contienda para desarrollar las ideas partidarias de cada cual en la aspiración del ejercicio de gobernar, pero con un mensaje que sobresalga como luz persistente ante la niebla y la oscuridad de los acontecimientos. El ejercicio de la política excluyente es nocivo para la dignidad y la sociedad, singularmente en tiempos procelosos.

Habrá quien piense y diga, con razón, que tantos asuntos son prioritarios en este momento frente a una revisión consensuada del estatuto de Autonomía, pero la razón no es suficiente cuando ella sólo se aplica y, así mismo, en su total ausencia. Habrá quién, igualmente, exprese sobre el antagonismo de los actores políticos. Hubo protagonismo y hasta poder compartido en otro tiempo, quizás ahora se quiere ambos, poder y protagonismo, además de visibilidad, absolutos como error.

Señala el periodista Arcadi Espada que “la militancia supone vivir en un mundo donde el “otro” no cuenta”. No tiene que ser siempre así, en tantas ocasiones, las circunstancias abocan a desmentir esta afirmación. Vivimos una de ellas. Es en esta coyuntura y como puede evolucionar es cuando el espacio común debe ser más fuerte. Es sólo una opinión.

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