La sede de la Asociación Cultural melillense Averroes, que presidía Uariachi Mohamed y que había sido una de las que no se sumó a la manifestación contra la Guerra del Golfo, resultaba alcanzada en plena madrugada por dos cócteles molotov lanzados contra sus puertas y ventanas por personas aún por identificar. Los directivos se sentían impresionados por la cantidad de personas, servicios secretos incluidos, que se había movilizado a raíz del atentado, así como resaltaban el interés demostrado por el propio delegado del Gobierno.
Detenían al conductor del camión en el que habían viajado siete polizones marroquíes y en el que perdió la vida una de ellos al quedar atrapado por la carga.