La congelación salarial de los empleados públicos anunciada por el Gobierno afectaría en Melilla a ocho mil personas, colectivo que ya sufrió en 1994 con el PSOE las consecuencias de estas medidas de ajuste presupuestario. Los sindicatos no se quedaron quietos y anunciaron toda una serie de movilizaciones. La más inmediata, una concentración a finales de mes.
La nueva Planta Incineradora comenzaba a funcionar aunque en periodo de pruebas. Desde la Ciudad se destacaba que el hecho de que no precisara combustible para su funcionamiento, suponía un ahorro para las arcas públicas de 86 millones de pesetas anuales.
Los enfermos de Sida de Melilla tendrían garantizada su asistencia en centros peninsulares.