La paciencia de los responsables de la Autoridad Portuaria llegaba a su límite. Los dueños de locales que pudieran acreditar su solvencia y quisieran seguir en hostelería tendrían sus oportunidades en el puerto deportivo. Pero los locales de copas iban a desaparecer del Cargadero. La inseguridad era insostenible y la antigua Junta del Puerto no quería riesgos ni para los concesionarios ni para los usuarios de sus servicios.
El presidente de la Ciudad Autónoma Mustafa Aberchán había asegurado que seguía vigente el plan trazado por el gobierno para acabar con las construcciones ilegales en la Cañada de Hidum. La conclusión de las obras de emergencia que se habían desarrollado en el barrio iban a permitir que los técnicos de Fomento colaboraran en la delimitación del casco urbano de la zona.