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CARTA DEL EDITOR

Filtraciones delictivas y falsas denuncias

melillahoy.cibeles.net fotos 973 Maria Jose Navarro y la jueza Maria Jose Alcazar

“En nuestro Editorial del pasado viernes reproducíamos una imagen publicada, en uno de esos infames sitios de Facebook habituales, por la activista del PPL e insultadora pertinaz María José Navarro, en la que aparecía, en plena Feria, con la ex jueza del "Caso Ópera", María José Alcázar. Detrás, Ignacio Velázquez, el hijo del presidente del PPL. Como fondo, todas las filtraciones y todo el apoyo que el mencionado partido político ha prestado a esa Operación Ópera, ahora en manos judiciales más calmadas y menos influenciables”
Los romanos adoraban a la diosa Fama, la de la casa de bronce bruñido de las mil ventanas, la que lo oía y lo repetía todo, primero en un susurro y después con voz atronadora. La mitología romana en gran parte provenía de la griega. En esta, la diosa Feme u Osa, era ya la personificación de los rumores, los cotilleos y la fama. Era una criatura alada, con un ojo detrás de cada pluma y una lengua por cada ojo que repetía sin cesar todo lo que aprendía.

Los dioses griegos, como los romanos, eran muy humanos, a menudo más malos que buenos, y la diosa romana Fama era de lo peor entre los dioses, pero al menos tenía cierto poder y la capacidad de conceder alguna fama de vez en cuando. Capacidad que no tienen, ni de lejos, los tipejos y tipejas que en Melilla se dedican a abusar de las redes sociales y a calumniar, difamar, mentir, contar idioteces, imaginar que los demás somos como ellos, incapaces, rastreros, inútiles para cualquier tarea creativa, envidiosos, zafios, repugnantes, en suma. En Melilla, además, esos tipejos abundan más que en otros sitios y algunos de esos escorias, amparados por algún partido político plagado de fracasados, están empeñados en la tarea de intentar hacer ver a los ciudadanos de esta ciudad -que tiene tantas cosas positivas y tantas posibilidades de desarrollo- que, como ellos son corruptos, todos los demás también hemos de serlo.

Lo lamentable, quizás también inevitable, es que desde determinados órganos de la administración pública se haga caso a las permanentes denuncias que, los que deberían actuar como denunciados, los "malos", les hacen a los que deberíamos ser denunciantes, los "buenos", para entendernos y simplificar. Aquellos que, como yo, pretendemos hacer algo, de manera altruista, sin cobrar un euro, dedicando tiempo y esfuerzo para que funcione mejor una sociedad que nos ha dado, tras mucho esfuerzo y trabajo, algo valioso, a los que así actuamos, estos inútiles, estos fracasados, estos envidiosos y calumniadores -que aunque armen ruido, afortunadamente son pocos- sabemos que nos van a intentar atemorizar, que nos van a calumniar, que pretenden aburrirnos, que intentan crear en Melilla un clima de existencia de una corrupción generalizada, abusando de un sistema legal como el español, que es muy garantista, probablemente demasiado garantista, a la luz de lo que se ve y de las consecuencias que en España estamos ya padeciendo.

El último ejemplo de esta absurda situación lo hemos tenido con el pobre campo de golf, uno de los objetivos de los inútiles calumniadores y de algunos políticos fracasados que no pueden soportar que algo, en Melilla, funcione bien y que además sea dirigido por personas, como yo, que trabajan y no cobran. El jueves pasado a los habituales calumniadores de las redes sociales ya les habían filtrado desde algún estamento de la administración pública -un grave delito por el que, tarde o temprano, habrán de pagar los filtradores, porque no vamos a parar hasta que sean identificados y castigados como se merecen- que la Guardia Civil iba a ir al Campo de Golf, por orden del Juzgado número 5, para pedir unos papeles ("La Guardia Civil investiga a Enrique Bohórquez", titulaba el imbécil habitual). Efectivamente, el viernes la Guardia Civil apareció por el Campo (en el que yo no estaba). Y pueden pedir lo que quieran porque la gestión económica del Campo de Golf es intachable y aquí no hay más corrupción, como quedará demostrado, que la de los que filtran, desde organismos públicos, documentos varios y la de los que hacen denuncias falsas, porque se les ha parado los pies de intentar hacer lo que les da la gana en el campo de golf, como a un funcionario de la Seguridad Social altamente criticado por su labor a la hora de conceder o negar incapacidades laborales, o como el padre de una persona que tuvo que ser despedido del Club por su pésimo rendimiento, que ayer, antes del despido de su hijo, aplaudía y hoy denuncia con su ya conocida torpeza ignorante. Esos son los verdaderos corruptos, los que abusan de las debilidades del sistema del que, por cierto, cobran.

En nuestro Editorial del pasado viernes reproducíamos una imagen publicada, en uno de esos infames sitios de Facebook habituales, por la activista del PPL e insultadora pertinaz María José Navarro, en la que aparecía, en plena Feria, con la ex jueza del "Caso Ópera", María José Alcázar. "Uno de mis mejores momentos en esta Feria poder estar con la Súper Juez María José Alcázar", titulaba "La vecina de abajo". Detrás, Ignacio Velázquez, el hijo del presidente del PPL. Como fondo, todas las filtraciones y todo el apoyo que el mencionado partido político ha prestado a esa Operación Ópera, ahora en manos judiciales más calmadas y menos influenciables, que tiene toda la pinta de ser, como tantas otras con origen y apoyo político, una Operación Nada, una maniobra cuyo previsible resultado final no va a ser otro que haber dañado gravemente la imagen de Melilla, el funcionamiento normal de la administración pública local (con el consiguiente daño a los ciudadanos melillenses) y la reputación de personas inocentes de los cargos que se les pretendía imputar.

En este punto, vaya mi reconocimiento y ánimo a una persona con la que he tenido poco trato, Francisco Platero, que, lo entiendo, no ha podido soportar más la presión y las injusticias que con él se han cometido y abandona su puesto de interventor de la Ciudad Autónoma, un puesto que ha ocupado durante menos de dos años. Comprendo que no haya querido aguantar más, y si su renuncia al cargo lo consideran los calumniadores políticos una victoria, pírrica y miserable victoria es haber dañado tanto y tan injustamente a una buena persona. Al mismo tiempo advierto al imbécil habitual y a toda la secta política calumniadora y falaz que si creen que yo me voy a asustar o rendir están muy, pero que muy equivocados. Lo que consiguen es estimularme para que estos miserables que se quieren presentar como un remedio político a la situación actual, que no es buena, no logren sus objetivos, porque ellos, sin duda, no son el remedio, ellos son la enfermedad e imaginarse una Melilla dirigida por ellos produce no miedo, sino nauseas.

Posdata: Me ha alegrado mucho el resultado de la consulta sobre la independencia en Escocia. Y no me extraña que los separatistas catalanes manifiesten que están muy contentos con el resultado: mentir forma parte de su propaganda política habitual.

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