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Falta de capacidad de la frontera

Aunque es cierto que la necesidad de mejorar las condiciones de la frontera está en vías de ser atendida por las obras que se están haciendo en el paso de Farhana y las que se harán en el de Barrio Chino, la realidad nos dice que si no se toman medidas urgentes que palien el desbordamiento evidente que hay en la actualidad, podría ocurrir una desgracia como las que ya ha habido lamentablemente hace años, cuando una porteadora perdió la vida. Hay mucho en juego El comercio atípico suele protagonizar no pocos incidentes en nuestra frontera. Es lógico si se tiene en cuenta que son miles de personas las que mueven a diario y con un ritmo frenético ese trasiego de paso de mercancías de Melilla hacia Marruecos, en un corto espacio de tiempo y por unas instalaciones que, a la vista de todo el mundo, necesitan mejorar. Pero de un tiempo a esta parte, los problemas que suele provocar esta actividad económica han ido en aumento. Es cada vez más frecuente que haya aglomeraciones, empujones, o agresiones entre porteadores o incluso contra los propios agentes, y eso es sencillamente porque ahora son muchas más las personas que quieren buscarse la vida de esta forma. Y en consecuencia, más competencia y desesperación.
Se podría decir que en los últimos meses del año, el comercio atípico vive su momento álgido porque es cuando se produce el fin de temporada en los almacenes de mercancía de Melilla. Los comerciantes quieren deshacerse de los productos que tienen almacenados a un menor precio por liquidación, y esto a su vez provoca una mayor demanda en la parte marroquí, donde pagan el bulto a mejor precio.
Eso se traduce automáticamente en una mayor actividad comercial en la frontera y más competencia entre los porteadores, que pueden llegar a cobrar alrededor de 20 euros por cada bulto que pasa. Teniendo en cuenta la baja renta per cápita y las muchas necesidades que hay al otro lado de la frontera, el comercio atípico genera una especie de efecto llamada de porteadores, que son más y más cada vez. Pero la capacidad de nuestra frontera tiene unas limitaciones, que sumadas a sus muchas deficiencias, hace sea muy difícil absorber con normalidad tanto trasiego de personas dedicadas al comercio atípico.
Y aunque es cierto que esa necesidad de mejora está en vías de ser atendida por las obras que se están haciendo en el paso de Farhana y las que se harán en el de Barrio Chino, la realidad nos dice que si no se toman medidas urgentes que palien el desbordamiento evidente que hay en la actualidad, podría ocurrir una desgracia como las que ya ha habido lamentablemente hace años, cuando una porteadora perdió la vida. Hay mucho en juego, empezando por la integridad de todas las personas que pasan la frontera y los agentes que prestan servicio en ella, y terminando por los ingresos que esta actividad económica reporta a las arcas municipales y a muchas familias que viven de esto a ambos lados de la frontera.

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