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¡Espejito, espejito!

Miguel Platón 2

No hay precedentes, en el mundo mundial, de una campaña electoral semejante. Uno de los principales candidatos, que ocupa aunque sea por breves semanas la presidencia del Gobierno, convierte en acto de campaña sus entrevistas a varios ministros, ante un púbico de afiliados convertidos en rebaño norcoreano.

 

Pedro Sánchez podría ir más allá y entrevistarse a sí mismo por medio de un espejo. De ese modo serían suyas las preguntas y las respuestas, sin necesidad de nadie más. ¡Cómo me alegra que me haga usted esa pregunta! Bastaría con una cámara de televisión; al no existir contraplano no sería necesaria una segunda. La grabación, convenientemente editada, se distribuiría a las televisiones serviles o aborregadas para que lo difundieran como “noticia”.

 

Algunos han comentado que son ideas propias de un psicópata, pero más bien recuerda al personaje mitológico de Narciso, que contemplando su propia belleza en un estanque cayó al agua y se ahogó. También podría evocar a la madrastra de Blancanieves: “Espejito, espejito ¿hay alguien más hermosa que yo?”.

 

La sobrepresencia del candidato en medios, después de años sin conceder una sola entrevista a medios independientes, parece inspirada en la frase atribuida al politólogo canadiense Mac Luhan, según el cual “el medio es el mensaje”. Lo que importa es estar presente, se diga lo que se diga. Sin embargo, cuando conocí a Peter Drucker, que durante varios años había sido compañero de claustro universitario de Mac Luhan, me aseguró que nunca le había oído decir la famosa frase.

 

Más sólida es la evidencia de que la estrategia sanchista se basa en la doctrina del ministro nazi de Propaganda, Goebbels, según el cual una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. Casi todos los días, Moncloa, Ferraz, o ambos, elaboran un mensaje de una sola frase que deben asumir los cargos públicos y los candidatos. Algunos de ellos: “la economía va como una moto”; “el Partido Popular ha asumido las políticas de Vox”; “los avances en igualdad peligran si cambia el Gobierno”.

 

Su aplicación es siempre la misma. Primero lo dice Sánchez y luego lo repiten los más forofos, sobre todo el titular de Presidencia, el inefable Félix Bolaños; la presunta ministra de Educación, Pilar Alegría, la patética portavoz del Gobierno, Rodríguez, y así. Por cierto, la portavoz era alcaldesa de Puertollano (Ciudad Real), donde el PP ganó las elecciones del 28 de mayo por mayoría absoluta.

 

El PSOE vuelve a plantear lemas que no les dieron resultado, como ocurrió en Andalucía el año pasado, por mucho que agitaran el fantasma de Vox. Es probable, incluso, que semejante demonización del partido que preside Santiago Abascal refuerce el voto en favor del PP.

Pero sobre todo es una falta de vergüenza, después de haber gobernado durante cuatro años en coalición con la extrema izquierda comunista y el apoyo de los separatistas catalanes y los herederos de la banda terrorista ETA, que no renuncian a su objetivo de vulnerar la Constitución y en el ultimo caso respaldan homenajes a asesinos. No existe la menor duda de que si por un azar volviera a constituirse la mayoría Frankenstein, Sánchez continuaría efectuando concesiones a semejante tropa.

Por fortuna no parece que vaya a ser así. Aunque algunas acciones del Gobierno dan la impresión de presumir que seguirán en el poder después del 23 de julio, el mar de fondo ya apunta a un cambio de ciclo político, con Alberto Núñez Feijoo en la Moncloa. Medidas de última hora tomadas sin consenso y ni siquiera información, como las relativas a los fondos europeos anunciados por la vicepresidenta “Nada” Calviño, el nuevo  Plan Energético de otra nulidad, la vicepresidenta Ribera, y las relacionadas con la presidencia de turno europea, ya están puestas en cuestión. En Bruselas han tomado buena nota de que Sánchez es lo que en la política norteamericana se llama un “pato cojo” y que el futuro inmediato pasa por Feijoo, que se ha rodeado de un impresionante equipo de política exterior, muy superior a cualquier alineación sanchista.

Unas líneas para terminar sobre la líder carismática de Sumar y todavía vicepresidenta, “Yoli” Díaz. Ni al que asó la manteca se le ocurre proponer una semana laboral de 32 horas, que conduciría inevitablemente a la miseria generalizada. Claro que “Yoli” es hija del que fue durante muchos años líder de Comisiones Obreras en el astillero ferrolano Astano. La presión sindical aumentó los costes hasta el punto de que dicha empresa pública, que llegó a ser una de las más importantes del mundo en construcción naval, no pudo competir con sus rivales japoneses y surcoreanos. Astano terminó por cerrar y todos sus miles de empleados se quedaron sin trabajo. Ése es el modelo de “Yoli”.

 

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