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Envismesa acusa al Club de Ancianos Divina Providencia de “faltar a la verdad” por decir que les “deja en la calle”

Fuentes de la entidad pública sostienen que la actividad que desarrollaba la asociación en el local que les había cedido provocaba “molestias” a los vecinos y “contravenía lo recogido en el contrato” que firmaron

Imagen cedida por un particular en el que se puede ver a varias personas, ninguna anciana, en la puerta del Club de Ancianos ‘Divina Providencia’

El Club de Ancianos ‘Divina Providencia’ ha acusado a la entidad pública Emvismesa de cerrarles el local que les tenía cedido en precario en el barrio de Cabrerizas «sin atender a ninguna razón de tipo asistencial» salvo para atender a los «requerimientos de aquellos que ven en los ancianos sus enemigos porque dicen que ¡les perturban el descanso!». «¿No merecen los ancianos de Cabrerizas un lugar donde reunirse, poder charlas, leer el periódico de su digna dirección, solventar sus dudas, en suma, descansar después de luchar después de luchar toda su vida por esta ciudad?», se preguntan a través de un escrito, acusando a la entidad pública de “dejar en la calle a más de 50 personas mayores después de más de 30 años” sin ofrecerles “ninguna solución alternativa”.

Unas afirmaciones a las que fuentes de la entidad pública, en declaraciones a este Diario, ha acusado de “faltar absolutamente a la verdad”, ya que señalan que el año pasado recibieron “reiteradas quejas” de los vecinos de la Comunidad de Propietarios del edificio donde se ubica el local por las “molestias” que les estaban ocasionando el humo y los ruidos procedentes de dicho lugar, del cual aseguran que estaba siendo utilizado como bar cuando lo tenían “prohibido” en el contrato suscrito con Emvismesa. Además, aseguran que las personas que frecuentaban el lugar no eran personas mayores.
Esas denuncias por ruidos y malos olores se recogen en varios informes policiales a los que ha tenido acceso este Diario, y en los cuales se indica que los agentes pudieron comprobar “los olores a pescado, fritos y aceite de varios días sin cambiar de la freidora que se introducían en el portal número 5 que hacían prácticamente insoportables las condiciones de estancia en las viviendas del edificio”.

Ante esta situación, y tras varios escritos de advertencia remitidos al club, la entidad, basándose en un informe de la Consejería de Medio Ambiente en el que se deja constancia de que el local “no tiene autorización para la explotación del ambigú o cafetería que se estaría desarrollando” en este, decide rescindir el contrato con la asociación el pasado 24 de febrero. Posteriormente, el 7 de marzo el Consejo de Administración de Emvismesa decide cerrar “temporalmente” la zona del local donde está el ambigú de la cocina hasta que tomaran una “solución definitiva”. Al final, Medio Ambiente decidió clausurarlo por todos los motivos expuestos anteriormente y el propio presidente del club, Rafael Ballesteros, entregó recientemente las llaves del local a Emvismesa, según cuenta la entidad pública.
“La actividad contravenía totalmente lo recogido en el contrato, pero es que además se estaba provocando graves problemas de convivencia con le vecindario”, sostienen fuentes de la entidad a este Diario, citando entre estos problemas la “música alta hasta altas horas de la madrugada, peleas” e incluso “amenazas a los vecinos”.

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Miguel Rivas

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