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Columna Abierta

El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte concede a la Federación de Amigos de los Museos la medalla de Oro al mérito de las Bellas Artes

El pasado día siete de febrero el Boletín Oficial del Estado ha publicado las veinticinco Medallas al Mérito de las Bellas Artes en su categoría de Oro que se han concedido para el año dos mil quince. Entre personalidades e instituciones ha sido galardonada la Federación de Amigos de los Museos (FEAM). La medalla, “distingue a las personas y entidades que hayan destacado en el campo de la creación artística y cultural o hayan prestado notorios servicios en el fomento, desarrollo o difusión del arte y la cultura o en la conservación del patrimonio artístico.”

La FEAM es una institución que cumplió los treinta años en dos mil catorce y sus actividades en apoyo de los museos españoles ha sido amplia y constante: Conferencias, cursos, programas de voluntariado, y sobre todo apoyo social y económico para los museos. En Melilla se implantó en el año dos mil siete de la mano de algunos profesionales con inquietudes culturales y reconocida trayectoria profesional, siendo su primer presidente D. Daniel Aguilar. Entre sus primeros componentes se encontraban D. José Romano, D. Mateo Bazataquí, Dña. Rocío Gutiérrez y D. Francisco Vivar como tesorero.

En dos mil ocho la Ciudad inauguró los museos de las Peñuelas, con sus siete salas de arqueología y etnografía y algo después, en dos mil doce con la entrañable visita del escultor Antonio López, de quien pudimos disfrutar durante esos días en Melilla, se abrió el museo de arte contemporáneo o museo Ibañez como es más conocido, ubicado en la Casa del Reloj.

En ambos acontecimientos estuvimos presentes los Amigos de los Museos apoyando iniciativas tan destacadas en el mundo de la cultura melillense. Estas obras de indudable interés impulsadas por la Ciudad han completado un amplio arco de infraestructuras museísticas que, junto con los futuros fuertes de las Victorias y los del resto del Cuarto Recinto nos permitirá contar con uno de los mejores y más amplios espacios museísticos de nuestro país. Y podemos decirlo sin rubor alguno. Para apoyar e impulsar esos espacios como activos de nuestra sociedad y en un futuro, por qué no, de nuestra economía, estará siempre la Asociación de Amigos de la Museos y la Federación a la que pertenecemos.

Pero, ¿cumplen los museos su papel como activo social en Melilla? No es una pregunta de fácil respuesta. Se pueden elevar edificios con buenas dotaciones pero pueden carecer de alma. Como un ejemplo muy simple de lo que digo el planteamiento sería: ¿Se puede tener un ordenador completo con la mejor impresora, pero sin software alguno?, evidentemente no sirve de nada. Este es el fantasma que debemos alejar de nuestros museos.

Pero este reconocimiento que recibimos debe servirnos para reflexionar sobre nuestros museos y su sentido dentro de nuestra sociedad. Es imposible hacerlo sin señalar logros y débitos en el balance de estos años, toda vez que, como ya he indicado, nuestra Ciudad cuenta con numerosos inmuebles museísticos de muy reciente creación. Si hemos dicho inmuebles, ha sido con plena conciencia al señalarlo, pues la pregunta forzosa es esa: ¿Se han hecho edificios-museos, edificios-templo? o ¿hemos erigido centros dinámicos reflejo de nuestra sociedad?
Los museos son, como experiencia cultural, una compleja realidad, quizás una de las más complejas que podamos encontrar. Son muy numerosos, contienen infinidad de colecciones y se rodean de un bullicio de actividades a su alrededor que incluyen conferencias, visitas, proyecciones, etcétera. Pero esto no debe de llevar a engaños. Un museo es una realidad que va mucho mas lejos, no es solo esa realidad tangible sino que tiene una faceta abstracta de la que, normalmente nos olvidamos.

Para entender un museo se deben analizar tres elementos complejos: Su definición, su función y lo más importante, su finalidad, pues a medida que pasa el tiempo estas variantes cambian y el museo que era el adecuado hace cincuenta años, de repente deja de serlo, porque la sociedad evoluciona y deja de reflejarse en él. Nosotros hemos sido testigos de esa realidad cuando nació el nuevo museo de Las Peñuelas, el museo de Arte Contemporáneo, o el Centro de interpretación de Melilla la Vieja por ejemplo. Son museos bien diseñados a los que se ha dotado de “definición y función” pero no de “finalidad” y ésta está en el platillo de los débitos a fecha de hoy. Las finalidades de los museos varían con el tiempo y el espacio, pero también con la sociedad a la que pertenecen. Por eso digo que los museos son una de las realidades más complejas culturalmente pues debe ir buscando acomodo a la evolución de nuestra Ciudad. Evolución sin duda vertiginosa que puede condenar las nuevas infraestructuras a un mero escaparate.

La sociedad es la que define la finalidad de un museo y éstos están para comunicar para transmitir valores, para adentrarse en los más complejos diálogos que existan en la Ciudad. El museo es Cultura y como tal representa lo universal no es patrimonio de nadie y lo es de todos, no entiende de nacionalismos ni de egoísmos. Está por encima de creencias religiosas y políticas y si no es así, pues no es un museo. Deben implicarse en la idea de convivencia que debe reflejar de la propia Ciudad que lo ha diseñado.

Muchas felicidades a todos los socios y ciudadanos de Melilla.

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