La sentencia contra Aberchán debe hacer reflexionar a quienes se sientan en los escaños de nuestra Asamblea, empezando por el pleno de control de hoy aunque sea mucho pedir por la antesala electoral en la que nos encontramos La Asamblea celebra hoy el último pleno de control de esta legislatura. Cada dos meses, el Gobierno se somete a este control de los partidos de la oposición con sus preguntas e interpelaciones, aunque a buen seguro estas iniciativas pasarán a un segundo plano por otros asuntos que forman el telón de fondo de la sesión plenaria de hoy. No en vano, este pleno de control es el primero desde que se conoció la decisión del Tribunal Supremo de archivar la causa contra el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda. Los partidos de la oposición habían puesto prácticamente todas sus fichas en esa apuesta, pero la jugada no les ha salido como esperaban, al menos de momento, a falta de ver si prosperan los recursos. Estos partidos seguramente no contaban con que el Alto Tribunal iba a archivar el caso a falta de un mes y medio para las elecciones, lo que desbarata su estrategia de cara a los comicios y a esta recta final de la legislatura.
Nadie pone en duda que el archivo ha sido un auténtico jarro de agua fría para estos partidos por el silencio tan estrepitoso que están guardando en los últimos días al respecto, todo lo contrario de la postura que mantuvieron en los escasos dos meses en los que Imbroda ha estado imputado. Ocho, si se cuenta el tiempo desde que el juez Emilio Lamo de Espinosa pidió el suplicatorio al Supremo. Las acusaciones, especialmente las del PPL, han caído como un castillo de naipes abanicado por un contundente auto judicial que muy probablemente se convertirá hoy en el protagonista del último pleno de control del mandato. Seguramente más que las preguntas e interpelaciones de la oposición, algunas de ellas, firmadas por PPL, que no se desvían de esa senda de odio, rencor y venganza que tan pobres resultados le va a dar en las próximas elecciones. Por muchas encuestas telefónicas que encargue, como la que una determinada empresa consultora que suele trabajar para el binomio Cabanillas-Velázquez está haciendo estos días para preguntar a los melillenses sobre el archivo de la causa por la que Imbroda estaba imputado.
Este caso determinará el pleno de control de hoy, pero lo que debería marcar más es otra condena, la que el Juzgado de lo Penal nº 2 ha dictaminado contra Mustafa Aberchán por unas calumnias pronunciadas, precisamente, en un pleno de control hace más de 5 años. En aquel bochornoso pleno, Aberchán fue expulsado por relacionar a Miguel Marín con el narcotráfico y toda la bancada de la oposición, formada entonces por 5 diputados de CpM y 5 del PSOE, se levantó como muestra de solidaridad. Una condena quita la razón al presidente cepemista y a todos los que en la oposición se levantaron para ponerse de su lado pese a la gravedad de sus palabras, consideradas por una juez como un delito continuado de calumnias. Aquel episodio marcó un antes y un después en la Asamblea, y aunque en esta legislatura los desencuentros no han sido tan graves como entonces, aún hoy se siguen viendo escenas muy alejadas de la cortesía parlamentaria que sonrojan al Pueblo al que representan el conjunto de los diputados. Por ello esta sentencia debe hacer reflexionar a quienes se sientan en los escaños de nuestra Asamblea, empezando por el pleno de hoy aunque sea mucho pedir por la antesala electoral en la que nos encontramos.
