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Tribuna Pública

El IES Enrique Nieto a su antiguo director D. Claudio Barrio y Fernández de Luco

A principios del presente mes de abril leí en las redes sociales que había muerto Claudio Barrio y Fernández de Luco, aunque ninguna referencia se hacía a que había sido director del INB Mixto nº 2 de Melilla, actual IES Enrique Nieto, centro que tengo el honor de dirigir en la actualidad. "¿Será este hombre el Claudio Barrio que dirigió mi instituto?", pensé.
"Si es él, algo habrá que hacer desde el centro como reconocimiento y homenaje." Y en esas estaba, barruntando qué podríamos hacer, si se trataba del antiguo director, cuando me llamó Rafa, mi predecesor en el cargo (uno de mis dos maestros en estas lides de dirigir un instituto, el otro fue el malogrado Miguel Marmolejo), que se había enterado de la noticia en Granada, y me confirmó mis sospechas.
Yo tuve la ocasión de conocer a Claudio en alguna visita que hizo al instituto, muchos años después de su jubilación, con ese porte de viejo profesor, que lo hacía reconocible como tal entre cientos que me lo hubiesen puesto. Rafa Gutiérrez, por aquellos entonces con más de 20 años de trayectoria en la dirección del instituto, me lo presentó con orgullo, satisfacción y admiración, como quien presenta a su maestro: "Joaquín, este señor es Claudio, Claudio Barrio. Fue director de este centro".
Rafa y yo acordamos (nunca me fue difícil acordar nada con él) que lo mejor era que él mismo, que tuvo el privilegio de compartir vivencias y experiencias con Claudio, elaborara una carta, que con toda seguridad iba a ser más algo más cálido y entrañable que un frío escrito institucional, que no haría justicia a lo que el viejo profesor dejó en el instituto.
Ésta es la carta de un gran hombre, reconociendo la labor de otro gran hombre. Mi reconocimiento y admiración en nombre del IES Enrique Nieto a ambos:
"A mediados de junio de 1981 visité Melilla para conocer el Instituto donde había obtenido una plaza de Profesor de Geografía e Historia por concurso de Traslados.
La persona que me recibió fue Claudio Barrio, que en esos momentos era el Director del Centro. Me atendió con una gran amabilidad y se ofreció a acompañarme a mí y a mí esposa a buscar casa donde alojarnos cuando llegara septiembre. En ese tiempo la vivienda en Melilla no abundaba y había dificultad para encontrar una en buenas condiciones y que estuviera en el mercado de alquiler.
La primera impresión que me llevé cuando lo conocí (nunca tienes una segunda oportunidad de causar una primera impresión) fue la de encontrarme con una buena persona.
En Septiembre de ese 1981 me incorporé al INB Mixto nº2, que es como se llamaba entonces el IES Enrique Nieto, ya Claudio Barrio había dejado de ser el Director y como catedrático de Geografía e Historia, ejercía la Jefatura de dicho Departamento, al que yo me incorporé.
Fue mi primer jefe, inmediato, aquí en Melilla. Me sentí muy cómodo trabajando con él y siendo su compañero y me aproveché de su experiencia para seguir aprendiendo.
Me encantaba oír sus historias y vivencias y le pedía que me contara de su etapa en el Sáhara, allí estuvo un tiempo como docente e incluso permaneció después de dejar de ser territorio español.
También coincidí con él muchas tardes en la Asociación de Estudios Melillense donde los presentes disfrutábamos con sus charlas y de sus amplísimos conocimientos numismáticos.
Claudio Barrio fue un referente cultural de la ciudad en aquellos años, recuerdo haber asistido a varias conferencias impartidas por él, terminadas con la fórmula clásica "he dicho", donde siempre quedaba patente su magisterio y sabiduría acompañada de una gran sencillez.
En el Instituto siempre estaba dispuesto a la hora de organizar alguna actividad cultural. Recuerdo por poner un ejemplo, cuando celebramos el Centenario del Congreso de Berlín de 1885, actividad en la que participaron varios departamentos y por supuesto el que dirigía Claudio Barrio.
Con el tiempo yo me hice cargo de la Dirección del Enrique Nieto y Claudia Barrio permaneció como profesor y miembro del Claustro hasta junio de 1993, cuando se jubiló.
Como compañero fue excelente y yo como Director agradecí siempre los consejos recibidos que debido a su larga experiencia eran de inestimable valía.
Siempre pude contar con él cuando necesité de su ayuda, nunca le vi un mal gesto y siempre lo recordaré con cariño.
Hace tiempo que no sabía de él, pero ahora que me enterado de su reciente fallecimiento, a mi memoria me viene la figura de Claudio, la de un sabio profesor y como he dicho al principio, la de una buena persona.

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