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La perspectiva de Nezar

El himno nacional y el respeto ciudadano

Yo creo que ya no es necesario hacer referencia a la recién celebrada final de la Copa del Rey para ver lo que sucedió cuando las aficiones euskeras y catalanas escucharon el Himno de España en el Vicente Calderón. Y no hace falta, porque siempre son los mismos y en las mismas circunstancias. Siendo ésta una actitud tradicional el hecho de que estos “mendas” hagan siempre la misma “gracia”.

Me imagino a un grupo de turistas japoneses, estadounidenses o chinos que estuvieran viendo monumentos en Madrid y que llamados por la atención que despierta el fútbol español en general, al ver unas pocas miles de vacantes para la celebración de un partido tan importante, saquen sus entradas para echar el rato disfrutando de nuestro deporte Rey.

Quizás mucha gente no haya pensado en esto, pero yo sí: me imagino a los japoneses, estadounidenses y chinos, que tienen un sentimiento muy patriótico ; Al escuchar el Himno Nacional y ver al Rey del Estado en pie, también escuchen y vean al mismo tiempo que los ciudadanos españoles ( porque ellos es así como lo ven), se ponen a gritarle a su propio himno como verdaderos energúmenos con rostros de odio y silbidos de asco…Tal es así, que hay que subirle el volumen a la melodía de La Marcha Real, porque estos, desde mi punto de vista, “cabestros”, logran eclipsar la audición del mismo. Y señores lectores, eso es difícil…Para gritar de tal forma que se supere la megafonía de un estadio de fútbol, hay que ponerle mucho empeño y ganas en llegar a conseguirlo…
Sin embargo, en vez de suspender el partido y celebrarlo a puerta cerrada. La Federación Española de Fútbol subió el himno a base de decibelios. Pero esta afición es mucha afición, y no pudo con ellos… Tanto es así que se llegó a un punto en que allí ya no se escuchaba nada, ni himno, ni gritos… Nada. Salvo ese “esperpento glorioso” del que por desgracia en muchas facetas de la vida, solemos ser la primera potencia.

Sin embargo, yo pienso y me pregunto a mí mismo: ¿Qué pensarán esos turistas de nuestra ciudadanía? …Aquellos que no comprendan nuestros problemas internos…Aunque vean en nuestro país uno de los más bellos de Europa, ¿no se preguntarán quizás?¡¿Qué clase de “chusmilla gualdrapera” es el pueblo español?!…¿Qué clase de gente vive aquí?…

Y por otra parte, me atrevo a decir también, que esto no nos beneficia en nada a la hora de firmar pactos económicos que requieran cierta seriedad con otros países.

Desde mi humilde perspectiva, creo que a este tema, que mucho intelectualóide de izquierdas no le da la menor importancia, (no a todos) en virtud de la Libertad de Expresión, a este tema, repito, hay que ponerle punto final. Lo normal sería obrar con justicia. O sea, que se toquen los himnos de las comunidades autónomas a las que representan los diferentes equipos; Esto es básico, ya que si bien es la monarquía la que supongo sufraga el trofeo, no juega ella el partido. El Rey también tiene que respetar a los jugadores que participan en “su competición” y después que suene el Himno Nacional y si seguimos en las mismas. Entonces se suspende el partido. Además, si se quiere seguir en dicha competición, los clubes, cuyas aficiones ya han incumplido el decoro al Himno de la Nación, deberán hacer una consulta previa si quieren que su club participe o no en dicha competición, porque si la vuelven a hacer, la multa tiene que ser de órdago, además de dejarlos fuera de la competición de forma automática y permanente. Estas cosas, parecen tonterías, pero son más serias de lo que parecen y no ganamos nada quitándole hierro al asunto. Si el hierro es peligroso, hay que quitarlo porque al final acabamos haciéndonos daño.

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