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Atril Ciudadano

El futuro auge de la Filatelia

Hace unos días estuve hablando con representantes del Círculo Filatélico de Melilla y me aseguraron de que no solo los sellos ya no son necesarios para enviar cartas ni paquetería, sino que en caso de que los ciudadanos quieran usarlos, la oficina de Correos muchas veces asegura no disponer de ellos, como sería su obligación, para realizar tal fin. Con este artículo tengo la intención de concienciar a la ciudadanía de que usar sellos en todos nuestros envíos postales es un derecho y casi un deber ciudadano. Digo esto porque con el envío de nuestra paquetería y cartas sin sellos el único beneficiario es Bancorreos, o sea, un banco privado, mientras que utilizando timbre postal (sellos), quien se beneficia en mayor parte es el Estado, o sea, se supone que todos nosotros.

Por este motivo, creo sinceramente que debemos de reclamar a la citada oficina que envíe nuestra paquetería y cartas con timbre postal. Pensemos que cuando enfermamos y tenemos que ingresar en el Hospital, los beneficios postales colaboran con dicha asistencia médica, además de otras asistencias estatales. Fortalecer la compra de filatelia es en definitiva, fortalecer de una forma muy sencilla a nuestro Estado y eso creo que toda la ciudadanía debería de tenerlo en cuenta.

En lo respecta al coleccionismo de sellos propiamente dicho, el Círculo Filatélico de nuestra ciudad afirma que, al igual que el resto de círculos filatélicos nacionales, con la aparición del correo electrónico y otras tecnologías telefónicas, y con el problema citado anteriormente, el coleccionismo filatélico ha decaído y sigue decayendo sobremanera; la verdad es que se empieza a hablar de la muerte de la filatelia en este país a medio plazo.

Yo, sin embargo, no lo creo. Aunque de lo que sí estoy convencido es que no se pueden seguir los mismos criterios de coleccionismo que se han venido llevando cincuenta o sesenta años atrás.

En una sociedad donde el sello ya solo es necesario para librarnos de una enorme cola humana en la oficina de Correos para enviar una postal de Navidad, de Semana Santa o de cualquier otra felicitación personal, las emisiones actuales de la Fábrica de Moneda y Timbre son de entre ciento veinte y ciento treinta euros al año, cuando el ciudadano en sí solo necesita comprar anualmente entre uno y dos euros de timbre a lo sumo.

Hay coleccionistas fuera de la directiva del Círculo Filatélico que aseguran que el Estado utiliza estas emisiones gigantescas para explotar a la infinidad de aficionados que aparecieron a finales de la Década de los Setenta y principios de los Ochenta para que gasten esta cantidad de dinero hasta que le depare la muerte, tratando el coleccionismo cronístico anual como si de un pozo petrolífero se tratase.

Otros coleccionistas creen que tienen un tesoro por tener todos o casi todos los sellos desde el año mil novecientos cincuenta hasta el día de hoy y no saben lo equivocados que están, ya que son muchas las personas mayores que a causa de la crisis quieren vender sus colecciones y pocos los jóvenes que se aficionan a este hobbie, por ser costoso y realmente inservible: este fenómeno es fácilmente comprobable solo visitando las páginas de compra-venta de sellos en internet.

No obstante, para mí hay algo que está claro y es que el Estado con estas emisiones ni quiere explotar a los filatélicos, ni la filatelia deja de ser la reina del coleccionismo. Lo único que sucede es que el coleccionismo cronístico (coleccionar todos los sellos que emite un Estado cada año) está dejando paso al coleccionismo temático. Ahora el filatélico no tiene que desembolsar el dinero de todos los sellos que emite el Estado, sino de las series emitidas que aludan al tema que más le guste. Son colecciones más reducidas y valoradas por su documentación, es decir, que el valor del sello comenzará a ser menos especulativo para convertirse en un valor cultural.

Coger una enciclopedia y estudiarse todos los castillos de España es algo indigesto, pero coleccionar los sellos de todos los castillos de España y documentar cada uno de sus sellos es igual a conocer los castillos de nuestro país sin esfuerzo, y lo mismo digo con cualquier tema que nos guste como puede ser la naturaleza de España, su flota, su moda, su artesanía, el Descubrimiento de América, sus pintores y artistas… Todo lo que queramos saber. (También hay coleccionismo temático universal)
La edad para iniciar a alguien a la filatelia es entre los nueve y los doce años. Solo tenemos que conocer un tema que les guste a nuestros hijos, nietos o sobrinos y comenzar a juntar junto a ellos estas estampillas. Con esta forma de llevar a cabo esta afición tendremos casi un noventa por ciento de posibilidades de que nuestros niños tengan más interés en el futuro por la cultura en general, sean más aplicados en sus estudios y se relacionen con amigos de otras culturas por carta: practicando la escritura a mano; algo que estos días también se está perdiendo. Además de estimular el interés de utilizar sellos para la correspondencia, que precisamente por no ser necesario, el hecho de utilizarlos, nos hace ser más solidarios con nuestro Estado y con nuestra ciudadanía en general.

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