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Atril ciudadano

El Baile de los pájaros

En cierta ocasión me hallaba a la altura de la Avenida de Reyes Católicos esquina con Sor Alegría, a una hora en la que las aves, al igual que las personas, empiezan a recogerse, es decir poco antes del anochecer. Imagino que al igual que nosotros, ellas tambien buscan con un poco de antelación un lugar adecuado en el que pasar la noche. Pues bien, tal como iba caminando dirigí mi mirada hacia el Parque Hernández para descubrirme sorprendido por el espectáculo sin igual que se dibujaba en el cielo de la ciudad. De pronto una nube oscura evolucionaba rápidamente formando dibujos en el aire, de repente en forma de puro, de nuevo en forma de balón y nuevamente dibujando otra figura indescriptible para mi ojo humano, pero sin lugar a dudas, maravillosa. Un espectáculo hipnótico realizado por un número indescriptible de pájaros que volaban en una organización sin igual.

Quedé maravillado a pesar de no ser la primera vez que contemplaba un espectáculo así. Supongo que esto regresa hoy a mi memoria porque posiblemente mis pensamientos de juventud no eran tan profundos como lo son ahora con la edad, pues parece que con los años uno se fija más en los pequeños detalles de la naturaleza, de los animales, de las aves o peces, lo que posiblemente venga a decirme que, por suerte, la paz que se disfruta con el transcurrir de los años, no es la que sentía en aquel entonces. Lo recuerdo todo. Se me viene a la mente esa cantidad de aves formando un conjunto sincronizado perfecto, como en un baile impecable. Todos a una, sin tropezar, sin salirse del dibujo perfectamente delineado en el cielo. Y uno se pregunta: ¿Dé donde surgirá esa asombrosa coordinación?
Nunca he sabido a ciencia cierta que tipo de aves son, posiblemente estorninos, pero tampoco importa tanto, pues sean lo que sean agradezco poder verlas danzar en ese baile impecable. Son una alegría para la vista y tambien para los oídos, pues cuando por fin deciden posarse en el árbol elegido entonan una especie de canto como de agradecimiento al Creador por el día que han vivido, quizás por el árbol que los cobijará o por la llegada del merecido descanso. ¡Quien sabe!, tal vez agradecen únicamente por la vida, que para ellos debe ser maravillosa.

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