“-En realidad era un hombre imprescindible. Siempre atento y dispuesto a llevar a los demás, una palabra de aliento y consuelo, con el ejemplo de su conducta y amabilidad. Hemos perdido no solo un político honesto. Inteligente y necesario para este país, sino también un hermano, entregado y fiel, a los principios de la libertad, el orden y el progreso.
Pasará mucho tiempo, en que volvamos, si es que volvemos, a tener a alguien, si no igual, al menos parecido, al que hoy nos ha abandonado, dejándonos sumidos en la tristeza, el desconsuelo y la más completa orfandad, no solo social y ciudadana, sino también familiar. Familiarmente querida, ya que el supo, llegar antes a nuestros corazones, que al despacho, desde donde ejercía su paternal presidencia a todos, los que hoy, desconsoladamente lloramos su perdida”.
- ¿Qué estás escribiendo, que llevas ya más de una hora sin levantar la vista del papel?
- Pues, escribo unas palabras de sentimental recuerdo. Al que fue ejemplo a seguir y hoy nos ha abandonado para siempre. El pulso me tiembla de emoción al recordarlo y las lágrimas fluyen en mis ojos al escribir lo que estoy escribiendo.
- ¿Y qué estés escribiendo?
- Ya te lo he dicho. Un artículo para el periódico, recordando con todo cariño, respeto y desconsuelo, al Presidente que hoy nos ha abandonado, en ese trágico accidente y que tardaremos mucho tiempo en olvidar.
- Tu no te enteras de nada. Entre medio sordo que estás y la mala leche que tienes, andas por la vida totalmente “descarriao”.
- ¿A qué viene todo eso que me estás diciendo?
- Pues viene, a que no es el Presidente el que”samatao”.
- ¡¡Qué me dices!!…¡Déjate de cachondeos, que siempre estas de cachondeos!
- Que cachondeo ni que cachondeo. Que no es el Presidente. Que el que ha “palmao” ha sido el cuñao.
- ¿Qué me estas contando? Vamos a ver, vamos a ver. No me pongas nervioso.
- Que nervioso ni que historia. ¡Su cuñado Ambrosio! El Presidente, cuando el accidente, como iba en el asiento de atrás, salió despedido, y se rompió la muñeca.
- ¿La muñeca? ¿Solo la muñeca?
- Pero no la muñeca de su cuerpo, sino una muñeca que llevaba para su sobrina.
- O sea, ¿que a él no le ha pasado nada?
- Nada de nada. Más fresco que una lechuga. Se levantó, se sacudió en traje y dijo: ¿Que ha pasado?
- ¡Me cago en la madre que lo parió! El hijo de puta, tiene más vidas que un gato…… ¿Es verdad lo que me estas contando o es un rollo tuyo?
- ¿Un rollo? Escucha la radio y te enterarás
- Entonces… ¿Está vivo?
- Vivo. Pero vivo, vivo.
- ¡Me cago……Será posible esto. No va a haber nada que mate al fulano este! Desde luego que tiene suerte el cabrón….Salir despedido por la puerta, y no encontrar una pared, un muro, una furgoneta, un tren, algo que lo parara….Será posible…
- Y tú. ¿Por qué te enfadas? ¿A qué viene ese cabreo? ¿No estabas escribiendo no sé qué para el periódico? ¿Ya no vale lo que estabas escribiendo?
- ¡Déjate de sopleos!…Mira que salir echando leches por la puerta….¿Y no vino otro coche que se lo hubiera llevao “palante”?…Cabronazo de mierda…
- ¿O sea, que lo que tu escribías, estaba dedicado a un muerto más que a un vivo? Pues sabes lo que te digo: ¡¡Que me voy a vivir al cementerio!!…Que es donde parece ser: “que to er mundo es güeno”.
- ….será posible. Claro, el desgraciao del cuñao iba conduciendo y él, como un señorito, en el asiento de atrás, sin cinturón y sin nada…Y no chocar con algo que lo quitara de ”en medio…” ¡La leche que le dieron al tío!….
Buenos días… y a morirse pronto.