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Vida Universal

¿Dónde está y quién es Dios?

Estas preguntas son tan antiguas como el ser humano y el hecho mismo de que éste se las plantee es un signo de nuestro origen divino, sin el cual no se nos ocurriría siguiera la idea de buscar a Dios. Sobre esta búsqueda han hablado los mitos, religiones y filosofías de la humanidad desde un principio, sin embargo ya lo indicó Jesús de Nazaret de forma inequívoca … …cuando dijo: "El Reino de Dios está dentro de vosotros"; este es el motivo de que su demostración de forma tangible siga siendo imposible a pesar del esfuerzo de muchos durante generaciones. Tampoco las campañas publicitarias en las que unos intentan convencer a otros sobre la existencia o no existencia de Dios, consiguen llegar a ningún puerto, pues tan sólo uno puede demostrárselo a sí mismo.

A Dios no se le puede demostrar. A Dios tampoco se le puede describir. A Dios sólo se le puede experimentar, cada uno para sí mismo, por ejemplo, cuando intuimos que alguien tiene Sus manos sobre nosotros, cuando sentimos la ayuda recibida al atravesar una gran necesidad, o en la vivencia de la belleza de la naturaleza, en la tranquilidad del silencio, etc.

El hecho de que tan pocas veces nos hagamos conscientes de este anhelo, tiene muchas clases de causas: que nuestra mirada se dirige hacia el exterior y no hacia el interior, que los teólogos hayan dibujado a un Dios que reina por encima de las nubes y tiene más bien los rasgos de un inquisidor que castiga, que la faz de un Padre amoroso, y finalmente que a Dios se Le ha prohibido hablar.

La palabra profética, que aún aparecía en las comunidades cristianas de los principios, enmudeció bajo la presión de una Iglesia externalizada y en el lugar de los profetas se situaron los cardenales. Sin embargo, el Espíritu de Dios a la larga no se deja proscribir.

La Palabra profética ha existido una y otra vez de forma aislada también en los últimos 2000 años, pero actualmente la profecía de Dios se ha abierto paso como una corriente poderosa, y la humanidad es instruida desde el mundo espiritual sobre interrelaciones que Jesús de Nazaret indicó, pero cuya manifestación completa reservó para un tiempo posterior. Dios, el Eterno, habla con poder en esta época. Él no habla con las palabras de la Biblia.

Hace unos 2000 años Jesús de Nazaret dijo: "Todavía tendría mucho que deciros, pero ahora no lo podéis captar, pero cuando venga el Espíritu de la verdad, os conducirá a toda la verdad". Esto ha tenido lugar y sigue teniéndolo a través de Gabriele de Würzburg , pues a través de la palabra profética ella reproduce en nuestro lenguaje humano la lengua de luz universal omniabarcante del Espíritu eterno, en una profundidad, claridad, exactitud y riqueza que constituyen algo único en la historia de la humanidad.

El Dios que se manifiesta a la humanidad a través de la palabra profética para el tiempo actual, es el Dios del amor y de la libertad. No obliga a los hombres a alcanzar su salvación, sino que se la ofrece. Dios no condena ni castiga. Dios, nuestro Padre, es un Padre amoroso, cuyo Espíritu vive en nosotros. Él nos da Su apoyo en todo tiempo.
Él nos ama. Ciertamente nosotros tenemos que responder de nuestros actos y dado el caso, cargar con las consecuencias. Pero también en ello Él nos ayuda. Sin embargo Él no nos ayuda siempre de la forma en que nosotros queremos, sino del modo que es bueno para nuestra alma. Cuando ha llegado el momento, de pronto nos damos cuenta de que tal como han sucedido las cosas, en último término fue bueno. Con Él, el Espíritu grande y poderoso, podemos conversar en todo momento, El nos escucha, El nos comprende y nos da respuesta de muchas maneras.

Ana Sáez Ramirez (45.271.959 R)
www.editorialvidauniversal.com

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