En el pasado año 2020 hemos escuchado injustamente y al referirse al horario del toque de queda, al puente de la Inmaculada y a las Navidades del Covid, que España tiene 17 horarios o 17 restricciones, como si los que vivimos al otro lado del Estrecho no formásemos parte de la Nación. Que Melilla no pinta nada en política no es ninguna novedad, piense que, si España también tuviese peso, ¿estaría cerrada la frontera? Hubo un tiempo en que quisieron ningunearnos, precisamente con otro Gobierno socialista, y el rechazo a un Estatuto de Autonomía, pero melillenses y ceutíes, unidos y con los mejores parlamentarios (por trabajadores) que hemos tenido, José Luis Sánchez Usero, Jorge Hernández Mollar, Carlos Benet y José Luís Poza, todos del Partido Popular, logramos que nos valoraran haciendo comprender al ministro del PSOE, Jerónimo Saavedra, que no podíamos ser españoles de segunda. Ahora hasta al alcalde de Madrid, Martínez Almeida, le sale aquello de 17 cuando se debe decir 19. Pero no toda la culpa la tienen los de uno u otro signo de allá, sino también los que aquí están bajo esas siglas y nada dicen ni nada trasladan de las inquietudes de esta tierra. No hace falta recordar la pregunta más repetida en éstos trece kilómetros cuadrados, ¿cuándo se abre la frontera?, y ya se elucubra, que si para marzo, Ramadán o verano. Hay grandes temas en los que no caben divisiones, ni personalismos ni esos odios africanos tan de acá, gobernar se hace para todos, para funcionarios y autónomos, para parados y pensionistas, para mayores y menores. Y lo mismo se pide de la oposición, leal, siempre, fiscalizadora, sin descanso y laboriosa como en otro tiempo lo fue. ¡Feliz año!
