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Carta del Editor

De Marruecos, España y las elecciones locales

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De manera que la verdadera pugna electoral local va a ser entre el PP y CPM. Ahí va a estar la clave de si el PP obtiene la mayoría absoluta o no. En contra de que la obtenga está el hecho de que el PP, con 15 escaños como ha tenido, no ha logrado en estos últimos cuatro años el cambio profundo que Melilla necesitaba como el comer, aunque pueda utilizar como excusa que el PPL, con su sucia política, le haya dificultado e incluso evitado, el cumplimiento de sus objetivos

Empiezo a escribir esta Carta en Rabat, donde he pasado dos días y en donde mi último acto ha sido asistir a una lectura de poesía en la Embajada de México. Curiosa y hasta fascinante manera de terminar un viaje en Marruecos, de corroborar mi teoría -quizás errónea- de que la diferencia entre poesía y prosa es hoy más un anhelo de los poetas que una realidad comprobable, y también de sentir, una vez más, el inmenso legado histórico que, vía la lengua, a través del español, España ha creado en el mundo, y lo que son y pueden ser tantos y tantos países hispanoamericanos, como ese México en cuyo territorio consular me hallaba el jueves por la noche oyendo a dos muy valiosos poetas, o los otros dos países verdaderamente hermanos -como ellos suelen calificarlo- cuyas embajadas visitamos, Paraguay y Venezuela.
El legado de nuestra lengua, lo más valioso que España ha dejado, también es importante, aunque lo fuera antes incluso mas, en Marruecos. La labor del Instituto Cervantes ha sido y es muy valiosa en ese país, Marruecos, tan cercano histórica y geográficamente al nuestro. Pero, si lo comparamos con lo que Francia es todavía hoy en Marruecos, resulta imposible no darse cuenta de que nos queda, a los españoles, mucho por hacer, que es posible y más que conveniente hacerlo y que, esto es probablemente lo más importante, hay muchos marroquíes, a todos los niveles, que desean, esperan y apoyan que España dé un paso adelante más en la profundización y extensión de la cooperación con Marruecos, en todos los ámbitos. Ahora se está pasando un momento dulce en la colaboración entre los reinos marroquí y español, y entre los Gobiernos de los dos países, pero eso no es suficiente, porque es necesario pasar del mundo oficial al mundo real, al ámbito cultural, al económico, al del conocimiento y el respeto mutuos. Y eso lo tenemos que hacer las personas, no sólo las instituciones, especialmente si nos piden que lo hagamos y sentimos que podemos y debemos hacerlo.
Para España es muy importante una buena, profunda y real colaboración con Marruecos, como lo es para este país mantener ese mismo tipo de colaboración con el nuestro. Pero si para España eso es muy, muy importante, para Melilla es más que muy necesaria esa buena y real colaboración, que vaya mucho más allá de las buenas palabras. Mi convicción, que he transmitido a lo largo de los ya más de treinta años de vida de este periódico, es que una Melilla española, desarrollada, europea y africana, es conveniente para España y para Marruecos, pero no lo es, ni para uno ni para otro país, tal y como Melilla está hoy, ni (sobre todo) tal y como puede llegar a estar si seguimos con los mismos pasos que ahora se están produciendo, con una situación políítico-administrativa tan lamentable como a la que hemos llegado.
La situación político-administrativa de nuestra ciudad o, dicho de otra manera, casi todo lo que es público en Melilla-que desagraciadamente es casi todo, como si nuestra ciudad, en vez de ser un pueblo de una democracia liberal y moderna del siglo XXI fuera una dictadura, de izquierdas o de derechas, da igual, del siglo XIX- es hoy ya realmente insoportable. Así, me parece más que evidente, no podemos seguir.
Ahora estamos a dos semanas de unas elecciones que, como he dicho y ahora repito, son fundamentales para Melilla y a las que nos precipitamos en las peores condiciones posibles. El PPL de Velázquez, Liarte y Cabanillas es lo peor de lo peor, una de las desgracias mayores, una especie de plaga de langostas que nuestra ciudad ha sufrido, una plaga, pagada con dinero público, que no ha aportado, con el juguetón mentiroso, el que cobra más que nadie por asesorarse a sí mismo y el monopolista de los casi 10 millones de euros públicos anuales, absolutamente nada constructivo para nuestra ciudad, pero sí ha logrado desequilibrar, trastornar y asustar a la elefantiásica maquinaria pública local, mucha de ella camuflada pero cruelmente en contra de sus jefes políticos, aunque estos no se den cuenta.
Así, tan mal, nos acercamos a un momento crucial para la historia de nuestra ciudad y para el presente y el futuro de sus habitantes. Las últimas encuestas publicadas han sido las del CIS, que incurren en lo mismo que hace cuatro años, cuando pronosticaban 6 escaños para el PSOE, que obtuvo 2, y 2 para CPM, que logró 6. Lo esperable, me parece, es que ahora vuelva a ocurrir lo mismo, más o menos, porque ni el PSME-PSOE ha cambiado de verdad (y los Dionisios, al fondo, son una pesadilla del pasado trasladada al presente), ni CPM ha dado la señal de cambio deseable que le hubiera permitido ser vista como un partido local en lugar de uno confesional. Así que, transmito ahora una sensación personal sin más datos, es posible que, debido al crecimiento vegetativo de la población votante musulmana local, que no toda votará a CPM, este partido crezca algo, pero no demasiado, mientras que el PSOE, creo, se quedará más o menos como estaba.
Al PPL, que tiene 2 escaños, el CIS le pronostica 1, con un 5,8% de los votos válidos, o sea, al borde de quedarse en 0, que es lo mejor para Melilla, porque ver otra vez en nuestra Asamblea a ese político cenizo, rencoroso, absurdo, avaricioso que es Liarte, produce arcadas. Y respecto a los partidos emergentes, a Podemos la encuesta del CIS le pronostica 2 escaños, pero, repito que es una sensación personal basada en mi experiencia de ya muchos años en estas lides, me parece que se puede quedar en 0, como probablemente también Ciudadanos que, al elegir o permitir que se colocara como número 1 quien lo ha hecho, con su pasado de "por la vuelta de Ignacio Velázquez", ha dado toda la impresión de que es un tapado y una jugarreta más de aquel político tramposo y condenado, más que una decisión meditada de un partido como Ciudadanos, que se ha visto desbordado en España por unas perspectivas de éxito imprevistas y que ha demostrado, como tuve ocasión de comprobar en Madrid, que ni tiene estructura propia creada para manejar el previsible éxito, ni tiene interés alguno en Melilla. Así que, puestos a apostar, lo haría porque Ciudadanos obtendrá o uno o ningún escaño, por aquello de la Ley D´Hont y los restos electorales de quienes no llegan al 5% de los votos.
De manera que la verdadera pugna electoral local va a ser entre el PP y CPM. Ahí va a estar la clave de si el PP obtiene la mayoría absoluta o no. En contra de que la obtenga está el hecho de que el PP, con 15 escaños como ha tenido, no ha logrado en estos últimos cuatro años el cambio profundo que Melilla necesitaba como el comer, aunque pueda utilizar como excusa que el PPL, con su sucia política, le haya dificultado e incluso evitado, el cumplimiento de sus objetivos. A favor de la mayoría absoluta del PP está que un gobierno de coalición de todos, tan distintos, tan opuestos incluso, contra el PP sería no sólo insostenible, sino, y sobre todo, una verdadera catástrofe para los melillense desde el punto de vista de la operatividad. Seguiremos hablando del tema, pero termino aclarando que, en cualquiera de los casos, obtenga el PP la mayoría absoluta o no, el modo de gobernar ha de ser diferente y contando con la participación real de otros partidos, otras personas, en la gobernabilidad melillense.

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