Un total de 120 cuidadores no profesionales recogieron ayer su diploma después de recibir quince horas lectivas en la Cruz Roja, con las que aprendieron algunas técnicas para cuidar mejor de su familiar dependiente. Según incidió la responsable del departamento de formación, Antonia San José, aseguró que, lo más importante de estas acciones es que, además de servir para dotarles de herramientas, los cuidadores entran en contacto con otros cuidadores y pueden desahogarse, ya que son personas que “pasan por situaciones muy estresantes cada día”.
“El cuidador se tiene que cuidar a sí mismo”. Con esa afirmación resumió la directora provincial del Imserso, Isabel Quesada, la importancia de las acciones formativas que ha impartido la Cruz Roja a 120 cuidadores no profesionales. Ayer se clausuraron los cursos que se impartieron durante el pasado mes de mayo, con el objetivo de ofrecer apoyo en la tarea diaria de los cuidadores “para ayudarles a cuidar mejor a sus familiares y cuidarse mejor a ellos mismos”, como explicó Antonia San José, directora de departamento de formación en Cruz Roja Melilla.
Aunque también acudieron algunos hombres, la gran mayoría de las asistentes de estos cursos eran mujeres: madres, esposas, hijas o hermanas que cada día dedican su tiempo y lo mejor de sí mismas para mejorar la calidad de vida de su familiar dependiente. Para ellas y ellos se han impartido un total de seis cursos, en los que han participado psicólogos, enfermeros y trabajadores sociales, siendo dos de ellos nuevos en esta edición: ‘Sexualidad en jóvenes con discapacidad’ y ‘Habilidades sociales en niños con discapacidad’. Según expuso la responsable de la formación de Cruz Roja, cada curso añaden novedades en función de las demandas. “En los primeros años los alumnos solían ser cuidadores de personas mayores, pero la tendencia se ha ido modificando”, señaló.
Cursos como punto de encuentro y desahogo
La responsable del área de formación de Cruz Roja, Antonia San José, incidió en la importancia que tienen estas acciones para que los cuidadores no profesionales contacten con otras personas con las que pueden empatizar por las experiencias similares. En esta línea, también destacó lo necesario que es para los alumnos de estos cursos recibir apoyo emocional, porque “pasan por situaciones delicadas y muy estresantes cada día”. “A parte del aprendizaje, sirve como desahogo y punto de encuentro entre los propios cuidadores”, añadió la directora del Imserso, Isabel Quesada.
