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Cuando lo que se demanda es algo más que un hueco

El próximo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una fecha que ha dejado de ser aquel eufemismo de "la mujer trabajadora" que intentaba, con cierta infantil torpeza, explicar a una sociedad desacostumbrada, lo que significaba que hubiese mujeres, locas o valientes, que decidían dejar "sus labores", no sin cierto cargo de conciencia por "abandonar a los hijos" y entrar en el proceloso mundo del empleo remunerado destinado únicamente a los hombres.
Secretarias, limpiadoras, enfermeras, maestras o dependientas, se encargaron de abrir brecha, para que hoy en día las nuevas generaciones lo puedan tener, algo más fácil a la hora de elegir ser bombero, policía, juez, o incluso presidenta del Gobierno. Estas mismas generaciones, tanto chicos como chicas deberían saber que sin remontarse a la prehistoria, no hace más de cuarenta años, las mujeres en nuestro país no podían abrir una cuenta bancaria o incluso comprar una lavadora sin el permiso de su señor esposo.

Pero hoy en día, como también hace medio siglo, las mujeres tiene que seguir demostrando que valen lo mismo que sus compañeros masculinos, que existe una cosa llamada corresponsabilidad para que en el hogar los hijos y las tareas de casa se entienda como una cuestión de organización de hombres y mujeres, pero también son las que siguen soportando a los soplagaitas que las persiguen por las calles con piropos torpes con los que piensan van a conquistarlas o con insultos porque son mudas a sus ¿galanteos?
El 8 de marzo es más que el Día Internacional de la Mujer. Quiere ser el día en el que la sociedad pueda echarse a un lado para que ellas, las mujeres, no sólo tengan un espacio, un hueco, sino que también puedan subirse a la tarima del mando y, junto a sus compañeros, gobernar los destinos de todos.

El movimiento feminista español promueve para este día una huelga general de mujeres al objeto de visibilizar algo que todo el mundo sabe, que si ellas paran, se para el mundo. A esta protesta, legalmente convocada, se están sumando distintos colectivos, desde periodistas, a cuidadoras, pasando por políticas, sindicalistas o maestras, entre otros. También hay voces en contra, que consideran que no deja de ser un gesto vacío. Lo mejor de todo ello, es que las mujeres podrán decidir libremente si la secundan o no, si eligen esta vía dejar patente su hartazgo de ser siempre las segundonas, las ninguneadas, las infravaloradas, las que padecen la precariedad laboral, los abusos y el acoso sexual.

Melilla ha organizado, con motivo de este 8 de marzo, toda una serie de actividades de visibilización y concienciación, como charlas en institutos, exposiciones que homenajean a las creadoras en todos los ámbitos, representaciones teatrales, una carrera popular y otras muchas acciones que buscan dejar de manifiesto que ellas están aquí, pero no en la sombra, sino pisando también el acelerador para ser presente y futuro.

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