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El rincón de Aranda

Cementerio Nacional de Héroes Nº 16

melillahoy.cibeles.net fotos 1073 Juan Aranda web

Yo siempre que subo a La Purísima, créanme si les digo que mi alma experimenta sensaciones de generosos pensamientos hacia todos los que se hallan enterrados en sus patios y panteones, tanto civiles como militares. Veo a mi madre, como siempre, agarrada del brazo de mi padre, ambos paseando junto a nuestros Héroes y Mártires, con una completa claridad sobre la idea de lo que es la Patria, porque mi viejo era lo que siempre quiso: que lo enterrasen en ese Cementerio junto a los Héroes. Es como si el sol, que disipa la oscuridad de la noche, alumbrara un hermoso paisaje primaveral. A veces, entre sus tumbas, oigo sus voces con celestiales sordinas, como si fuesen himnos indicándome la Gloria que ganaron en los campos del Rif. Ante eso, con modestia y un inmenso respeto, créanme, yo inclino la cabeza con humildad. Entre la lista de bajas de los combates del 27.09.1909, de los Batallones de Cazadores de Madrid, de las Navas, de Llerena, y de Arapiles, que por su extensión, solo voy a transcribir algunos nombres que no han sido muy conocidos, excepto el del glorioso General D. Guillermo Pintos Ledesma. El Capitán Alberto Morris, Ayudante del General Marina, que fue herido, falleciendo pocos días después en el Hospital; el Soldado Antonio Fernández Fernández, de Cimanes (León), herido, muy grave en la espina dorsal. El pobrecito quedó paralítico. Del Batallón de las Navas, cayeron el Teniente Coronel, Tomás Palacio Rodríguez; los Comandantes José Capapé y Eduardo López Nuño. El Teniente Isidoro Sánchez Gómez, que fue herido, falleciendo a los pocos días en el Hospital. El Soldado Gonzalo Vico Pintos, de 22 años, malagueño, herido; hijo del célebre actor Antonio Vico, y sobrino del General Pintos; el Soldado Juan Valero García, casado, que en la acción de ese día, se vio muy comprometido cuando el Coronel Páez Jaramillo le ordenó atravesar una loma llevando la orden de retirada, al Batallón de Llerena. En el camino le sorprendieron tres moros, que se arrojaron sobre él, para arrebatarle el fusil. Valero se defendió heroicamente; pero hubieran dado fin de él los moros sin la oportuna llegada de seis soldados de Cazadores de Madrid, que mataron a dichos moros. Cuando Valero regresó al batallón, el Coronel Páez Jaramillo le dio un abrazo. Por otra parte, refiriéndonos al Panteón, y gracias a la aportación histórica de mi buen amigo José Luís Blasco, hay que decir, para los que lo ignoran, que la Cruz que preside, y lo corona, está indicándonos a las claras, que en esta cripta reciben sepultura miles de Mártires Cristianos; y en la peana que la apoya se halla grabada la Cruz de Lorena, y el Alfa y el Omega, primera y última letra del alfabeto griego; y en las cuatro vidrieras que dan luz a la cripta, representan las veneras de las cuatro Ordenes Militares: Alcántara, Calatrava, Montesa y Santiago. Este Panteón, por todos los signos descritos es un Panteón Cristiano. Monumento Nacional, como el de la Constitución de Cádiz, y el del Soldado de las Campañas de la plaza de España, realizados por suscripción nacional, bendecido el 8.06.1915. Por eso las autoridades civiles no debieran perder más tiempo, y llegar a un acuerdo con todas las fuerzas sociales, tanto militares, como la organización que posee la metopa que la Commonwealth le ha otorgado a nuestro cementerio, por hallarse enterrados los nueve aviadores británicos, fallecidos en accidente en Tres Forcas, en junio de 1944.

Yo sé que algunas de las frases que escribo en estas páginas, respecto a nuestros soldados, después de tantos años, pueden parecer chauvinistas, y patrioteras, cosa que me importa un carajo; pero deben saber que ellos murieron con la tranquilidad de los justos, la entereza de los Héroes, y la resignación y el sufrimiento de los Mártires; y digo Mártires porque las hordas de Abdelkrím no tuvieron el santo sentimiento de humanidad, y menos de caridad hacia los enfermos, heridos que salían desarmados de sus posiciones en rendición abatidos, siendo masacrados sin piedad alguna; por eso son igualmente que Héroes, también Gloriosos Mártires de la Patria.

Hace muchos años un amigo me decía que nuestra ciudad, con su desidia e incoherencia, y su absurdo silencio, suele maltratar a sus Héroes. Desde entonces, y gracias a éstas páginas que me brinda este periódico, yo he adoptado la norma, como la que tomé con respecto a la retirada de la losa funeraria de Arruit en la Plaza de España, en forma de bandera reivindicativa, que jamás arriaré hasta que La Purísima sea declarado “Cementerio Nacional de Héroes”; bandera o estandarte que mantendré izada, y ondeando al viento desde el Panteón de Héroes. ¡Siempre!.

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