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El rincón de Aranda

Cementerio nacional de héroes nº 14

melillahoy.cibeles.net fotos 1060 Juan Aranda web

He puesto el nº 14 porque creo que, cronológicamente, hace el número de veces que solicito que nuestra Purísima sea declarado: “Cementerio Nacional de Héroes”. Sí, ya sé que algunos pensarán que soy muy reiterativo en mis reivindicaciones, lo que vulgarmente es ser una mosca cojonera, cosa que me importa un bledo. Pero a pesar de ser un mangangá, yo aconsejo a los políticos locales, que lo mismo que se reúnen para otorgar una calle a un señor que, según mi parecer, está muy lejos de ese merecimiento, también deben hacer lo mismo con esta reivindicación, ya que no es un capricho de mi humilde persona; porque es que lo veo tan real que debemos realzar a lo más alto del Gólgota, junto a Cristo, la dignidad de nuestros Héroes y Mártires. A veces me pregunto por qué esa indecisión de las autoridades. Yo pienso que si no existe en el ordenamiento de la Asamblea, la palabra “Denominación” para declarar “Cementerio Nacional de Héroes”, a la Purísima, pues échenle la mayoría absoluta encima y créanla, y se acabó, y si se unen con los responsables militares, pues miel sobre hojuelas. Porque deben saber, y además retener en sus archivos y caletres, que el “Panteón de los Héroes de las Campañas”, fue construido por suscripción nacional, como el “Soldado de las Campañas” de la Plaza de España, el monumento a la “Constitución de Cádiz”, o la del “Cabo Noval” en Madrid, promovido éste último por mujeres españolas. Además, señores: que son nuestros Héroes y Mártires, y por si alguno de ustedes lo ignoran, todos los muertos, todos los que fueron contabilizados y enterrados durante siglos, unos 1000, en el patio de La Tahona, junto a la Iglesia de El Pueblo, en 1952, fueron trasladados a La Purísima, como los del antiguo San Carlos de la Alcazaba, que los exhumaron en 1905, y fueron enterrados en el llamado sector de “Las Ánimas Benditas”. Miguel Ballenilla en “Panteón de Héroes de las Campañas” describe: “……Gracias a la recopilación documental que, como Cronista Oficial de Melilla, entre los años 1921 a 1952, realizó el insigne Rafael Fernández de Castro y Pedrera a la exhumación de los restos en Monte Arruit, contabilizándose un total de 2.996 cráneos, recogiéndose en dieciséis arcones de 1,70×0,60×0,60 realizados por la Comandancia de Fortificaciones y Obras de Melilla. El 22 de agosto de 1949, a las 10 horas, entraron en la Ciudad de Melilla los arcones sobre armones de artillería, cubiertos con banderas de España”. Estos restos son los que se hallan enterrados en la cripta del Panteón, junto a los demás que dejaron las alimañas en los alrededores de los puestos. Fray Emiliano María de Revilla y Fray Manuel de Hontoria, Capuchinos de la Provincia de Castilla, fueron enviados para asistir a los enfermos y apestados, con el nombramiento del Gobierno Español para el canje de prisioneros. Tras el Desastre de Annual, en 1921, los capuchinos andaluces, Fray Emilio de Baeza, Fray Félix de Segura y Fray Juan de la Cruz de Úbeda, asistieron voluntarios para dar cristiana sepultura a los cadáveres, ya en descomposición, de los soldados españoles que ellos mismos recogían por el campo de batalla. Fueron condecorados con la Cruz de Beneficencia y con la Cruz al Mérito Militar con distintivo Rojo. Franco en “Diario de una Bandera”, escribía: "Renuncio a describir el horrendo cuadro que se presenta ante nuestra vista; la mayoría de los cadáveres han sido profanados o bárbaramente mutilados. Los Hermanos de la Doctrina Cristiana recogen en parihuelas los momificados y esqueléticos cuerpos, y en camionetas son trasladados a la enorme fosa". Para la posteridad quedó en Melilla el nombre del Hermano de La Salle, D. Eladio Alonso, dando nombre a un centro benéfico de menores. Él fue uno de los muchos Hermanos de esa Orden, con los Capuchinos de la Iglesia del Pueblo, los Soldados Presbíteros, el Clero Castrense, etc. que contribuyeron con la piadosa misión de recoger aquéllos restos. En la fotografía adjunta se pueden observar algunos de esos religiosos: el de La Salle con el “babero”, el Castrense, tocado con la Teja, y el capuchino, de espalda con el Solideo y la capucha, recogiendo esos cadáveres profanados y mutilados, que fueron masacrados después de su rendición.

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