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El rincón de Aranda

Carta desde la Purísima XV

La carta de hoy está escrita por dos malagueños: uno es de Casarabonela, en el Valle del Guadalhorce, y el otro de Gaucín, un pueblito de la Serranía de Ronda. Quien escribe, según consenso entre ambos, es el de Gaucín, y además porque es Cabo, y sabe expresarse mejor, y dice así:

“Queridos lectores de este periódico, y muy especialmente a todos los melillenses que acuden, de vez en cuando, a rezarnos alguna oración al Cementerio. Me llamo Francisco Machado Jiménez, y soy Cabo del Bon. de Infantería de Cazadores de Cataluña, nº 1. Nací en el pueblo de Gaucín, cercano al de Genalguacil y Benarrabá, en la misma Serranía de Ronda. Debido a las heridas sufridas en el campo de batalla fallecí en el Hospital Militar, a las 7 de la tarde, del día 5.10.1909. La herida que me causó la muerte, la escribió el médico militar, con el nombre: meningoencefalitis traumática. Cuando me trajeron al Osario del Panteón Margallo, me estaba esperando el soldado de mi mismo batallón, y además paisano mío, de la misma provincia, ya que nació en Casarabonela, pueblo situado junto a Carratraca y Alozaina. Él está enterrado en el Osario General, y se llama Alfonso Luque Florido, perteneciente a mi mismo batallón. Ambos nos encontrábamos en el Hospital, y como ninguno de los dos podíamos hablar, él delirando siempre, por las calenturas muy altas del tifus, y yo con la cabeza destrozada, solo notábamos estar juntos y que en pocos días nos reuniríamos en La Purísima, junto a los demás compañeros caídos en todas las campañas habidas contra los moros, durante siglos. Cuando él murió, a las 6 de la mañana del 18 de septiembre del mismo año, la pena que me afligió cuando se lo llevaron a enterrar, se convirtió en franca alegría al recibirme él con un abrazo, a las puertas de La Purísima. Él tenía 22 años, y yo 24, y créanme si les digo, que a pesar de permanecer, para el resto de nuestras vidas en estos osarios, los dos nos sentimos llenos de orgullo de pasear junto a tantos héroes, que dieron sus vidas por defender este trocito de España, como es nuestra ciudad, y digo nuestra, porque tanto Alfonso, como un servidor de ustedes, nos sentimos melillenses, como españoles que somos.

Sin más que decirles, nos cuesta despedirnos los dos, pero lo hacemos con un fuerte abrazo, extensivos a los compañeros que se llevaron a la Península, para enterrarlos en sus pueblos, donde nacieron”.

Como habrán comprobado, estos dos soldados de la provincia de Málaga, como todos los que cayeron en las campañas contra los moros, se dirigen a nosotros como compatriotas, y con la humildad que siempre les ha caracterizado. Para la gente que suele poner un cerco de hielo a la sangre y a las lágrimas, que nuestros Héroes derramaron en defensa de la españolidad de nuestra ciudad, durante estos cinco siglos, los que solemos escribir, ofreciéndoles un humilde sudario como recuerdo, nos encontramos con el corazón apenados. Por todos los que están enterrados, yo no dejaré de solicitar, a quienes corresponda, que ese sagrado recinto, como es La Purísima, sea declarado: “CEMENTERIO NACIONAL DE HÉROES”. Y quien desee leer el “Pedimento de la Virgen de la Victoria”, solo debe escribir: http://.pedimento.blogspot.com.es/.

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