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:CARTA DEL EDITOR: Heroica resistencia

Por Enrique Bohórquez López-Dóriga

Me levanto el domingo pasado y, como todos los días, recojo en el buzón de mi casa el periódico al que estoy suscrito, el MELILLA HOY. Un periódico, impreso en Melilla, donde hace 37 años, hasta que nació MELILLA HOY, no se imprimía periódico alguno.

Un periódico, hoy, con 70 páginas, con información básicamente local y con la mejor información del deporte nacional e internacional que se puede tener en nuestro país, vía el diario Marca, que ponemos, en papel e impreso digitalmente, a disposición diaria de los melillenses, vendiéndolo conjuntamente con nuestro diario. La resistencia a los ataques de todo tipo a nuestro periódico fue vencida: nació, se consolidó y hoy -como cito en la Introducción del libro que mañana presentamos- MELILLA HOY no se puede entender sin Melilla, pero tampoco se puede entender Melilla sin MELILLA HOY.

Leo, en el periódico de ese último domingo de febrero de 2022, una emotiva carta de la gran y acosada política que es Isabel Díaz Ayuso, respuesta a la que le envió a ella un buen amigo y joven melillense, Pedro García. “Siempre he sido leal a mi partido, pero la situación es insostenible y hace falta un giro absoluto, por el bien de España”, le contesta la presidenta madrileña -que muy probablemente se convertiría en presidenta de España si su partido, en vez de tanto temor y tanto mirar para atrás, mirara hacia adelante- al “querido Pedro”, un melillense, una persona valiosa a la que, como es habitual en los partidos políticos, le hacen poco caso en Madrid (con excepciones, como la de Isabel Díaz Ayuso) y ninguno en Melilla.

Leo también un extraordinario artículo de nuestro colaborador “Gonzalo Fernández” – el Gran Capitán- en el que detalla y resalta que existe “un obvio paralelismo entre los acontecimientos previos a la Segunda Guerra Mundial y la invasión de Ucrania”, artículo que concluye -coincidiendo con lo que Churchill, cuando Hitler en 1936 invadió Polonia, pensó e hizo, con el resultado de todos conocido- que “el apaciguamiento, la no confrontación contra la agresión… ha premiado -y sigue premiando- al agresor y castigado -y sigue castigando- al agredido”.

No estoy, sin embargo, totalmente de acuerdo con lo que nuestro Gran Capitán señala como principal explicación de la vergüenza y la ignominia que estamos padeciendo: “la falta de valores que no sean los intereses económicos de los países”. Los intereses económicos pesan mucho, es cierto, pero pesan aún más los deseos de muchos dirigentes políticos del mundo de mantenerse en sus cargos el mayor tiempo posible -eternamente, como quisieran Putin o Pedro Sánchez, por citar solo un ejemplo próximo- y para el cumplimiento de esos deseos es fundamental, según las teorías comunistas y afines, que los ciudadanos de los pueblos sean lo más pobres posible y así resulten dependientes de los autócratas (casi todos los dirigentes mundiales lo son, con distinto grado de autoritarismo, pero con el denominador común de intentar perpetuarse en el poder).

Por eso, terminaba yo mi Carta del Editor del domingo resaltando que “la presión económica exterior, traducida en presión interior (rusa) es la esperanza mundial”. Quería destacar que a un dictador como Putin -y como ocurrió con otros líderes comunistas y soviéticos- es posible que sea el empobrecimiento de su pueblo, de la mayoría silenciosa, un empobrecimiento que se va a producir- y las ansias de otros dirigentes rusos de desplazar a Putin del poder, ansia que siempre está presente en política y en las dictaduras, que eso sea lo que ponga fin a agresiones, guerras y daños humanos como los que ahora está produciendo Putin y padeciendo Ucrania, los ucranianos, quienes, por cierto, están resistiendo militarmente y de manera heroica mucho más de lo que se preveía, mientras que la logística del ejército ruso (un país que tiene el mismo PIB que España, conviene tenerlo en cuenta) y como en ellos es habitual, está funcionando muy mal.

Sin olvidar, por supuesto y como concluía el director de El Mundo el domingo, que “el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se firmó para frenar las ambiciones imperialistas soviéticas… tras evidenciarse que el comunismo sólo se impone por la mentira y el uso de la fuerza”. El equilibrio de fuerzas es necesario para lograr la paz y la OTAN -aunque Ucrania no se haya integrado, todavía, en ella- es la fuerza que Occidente (o la libertad, si se quiere) tiene para lograr equilibrar las fuerzas ucranianas y rusas y, así, conseguir la paz. Afortunadamente la resistencia de los ucranianos está admirando al mundo libre y los apoyos a esa resistencia son cada vez mayores y más sólidos desde ese mundo.

El primer libro de la historia moderna de Melilla

Mañana, jueves, a las ocho de la tarde, en el Hotel Melilla Puerto, presentaremos, por fin y sin ayuda oficial alguna -pero con la asistencia, espero y deseo, de la mayoría de los máximos representantes públicos de Melilla y, muy importante, de mis amigos- del primer libro de la historia moderna, reciente, de Melilla. Con el título de MELILLA, ESPAÑA, EN PELIGRO, este primer libro cubrirá el período de 14 años de historia de nuestra ciudad comprendido entre el 21 de abril de 1985 -nacimiento de MELILLA HOY- y el 21 de abril de 1999. La presentación, por parte de ese gran melillense e historiador que es Miguel Platón, es abierta para todos los melillenses que deseen saber más sobre lo que sucedió en nuestra ciudad, para poder comprender mejor lo que ahora pasa e intentar hacer lo posible para, no repitiendo errores, salvar y mejorar Melilla, que está, sin duda, en peligro.

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