Comunicado en respuesta a las declaraciones aparecidas, el pasado 6 de julio en el diario "Melilla Hoy", referente a la presencia de efectivos del SPEIS en el Mercado renacentista del emperador Carlos V.
Según la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del Régimen Local, «los Municipios con población superior a 20.000 habitantes deberán prestar, en todo caso, los servicios de prevención y extinción de incendios».
La forma en la que las diversas Administraciones prestan este servicio viene determinada, en gran medida, por su capacidad económica y de gestión de servicios. Al margen de todo esto, la Ciudad Autónoma de Melilla se encuentra geográficamente aislada del territorio nacional, dato que hay que tener muy en cuenta a la hora de organizar y gestionar los servicios prestados, potenciando aún más servicios tan esenciales para la ciudadanía como el de prevención y extinción de incendios. Cualquier ayuda externa podría tardar bastante tiempo en llegar a nuestra ciudad.
No solo hay que organizar y gestionar bien un servicio, también hay que cerciorarse que funciona correctamente, dando una respuesta adecuada ante cualquier situación en la que sea requerido. Para ello los servicios deben regularse, y los acuerdos entre la Administración y los sindicatos (representantes de los trabajadores) son fundamentales. En este sentido no hay que tener miedo ni falta de ganas para sentarse, escuchar y debatir temas que permitan mejorar un servicio. Fruto de dichos acuerdos son, en el caso que nos ocupa, el establecimiento de la «jornada y horario de trabajo» y los «servicios mínimos diarios» para el personal del SPEIS.
Como todos sabemos, los miembros del SPEIS tienen establecido un horario de trabajo especial, basado en turnos de 24 horas. Este horario, además de ser el más aceptado en la mayoría de los Servicios de Bomberos del Estado, es el que menos interfiere en aspectos negativos asociados a los turnos, el que más favorece la conciliación familiar y el que resulta más ventajoso, sin duda alguna, para la Administración. La jornada laboral anual, aprobada por acuerdo para todos los funcionarios públicos de la Ciudad Autónoma, es adaptada a dicho horario y, por lo tanto, los bomberos cumplen estrictamente con la jornada laboral acordada por la Administración y los representantes de los trabajadores. Cualquiera puede acercarse a las 8:00 horas al parque de bomberos y comprobar que todos los efectivos están disponibles y cumplen escrupulosamente su horario y jornada laboral.
La Administración y los sindicatos también acordaron, hace algún tiempo, el establecimiento de unos servicios mínimos diarios, fijando en 1 mando y 9 bomberos-conductores los efectivos que deben prestar servicio diariamente en la ciudad de Melilla. Este número de efectivos, a todas luces insuficiente en la actualidad, fue establecido para atender cualquier contingencia ordinaria que pudiera surgir como consecuencia de las actividades comunes desarrolladas en nuestra ciudad.
Por este motivo, en las actividades extraordinarias, en las que se prevea una gran afluencia de público y una serie de riesgos asociados que puedan poner en peligro la integridad de las personas y sus bienes, como ha sido el caso del Mercado renacentista del emperador Carlos V, el número de efectivos debe incrementarse exponencialmente en los turnos de guardia y, si se considera que los tiempos de respuesta están comprometidos por la actividad desarrollada, se deben establecer retenes en el lugar donde se desarrolle dicha actividad. La apuesta por una cultura preventiva parece que no interesa
En nuestro anterior comunicado dijimos que íbamos a hablar con toda claridad, sin tapujos, reiterando que esta situación, y otras muchas, son consecuencia de la falta de previsión y voluntad política de los diferentes responsables que han ocupado la Consejería de Seguridad Ciudadana durante los últimos años. Realizar una previsión de efectivos necesarios para atender todas las actividades, ordinarias y extraordinarias, que a lo largo del año se desarrollan en nuestra ciudad es bien sencilla, «son habas contadas», y con un sencillo cálculo matemático puedes darte cuenta del número de personas que deben integrar un SPEIS de una ciudad que alardea de seguridad y modernidad. Para ello, hay que tener en cuenta la jornada laboral establecida para los bomberos (la misma que para cualquier funcionario público de la ciudad), el número de efectivos mínimo de servicio diario, las actividades extraordinarias más habituales (mercados, ferias, candelarias y fuegos artificiales, fin de año, etc.), el número de efectivos destinados a dichas actividades y otros aspectos relacionados con el funcionamiento interno de SPEIS (licencias, bajas, etc.)
La realidad es que en la Ciudad Autónoma de Melilla FALTAN BOMBEROS, y los que estamos apenas alcanzamos para cubrir las guardias anuales. Además, la falta de previsión y voluntad política ha provocado que la plantilla haya envejecido (en muchas ocasiones los miembros que forman parte de la intervención directa tienen una media de edad que supera los 50 años), siendo muy complicado a corto y medio plazo equilibrar las edades de los efectivos y compensar una plantilla en la que experiencia y juventud convivan para ofrecer un mejor servicio al ciudadano, más aún cuando existe esta falta de compromiso en los representantes del gobierno actual de la ciudad.
La relación de puestos de trabajo de personal de la Ciudad Autónoma de Melilla (RPT) para el año 2016, en lo concerniente a los puestos destinados al SPEIS, fija en 95 las personas que deben formar parte de este servicio. En la actualidad, la plantilla del SPEIS está formada por 83 efectivos, esperando que finalice un proceso de oposición para la provisión de 3 plazas y que se ponga en marcha otro, incluido en la oferta de empleo público de 2016, para la provisión de 2 plazas. Del mismo modo, también debemos tener en cuenta que a lo largo del año y principios del año que viene se van a producir algunas jubilaciones. Con estos datos podemos comprobar que no se realiza una reposición efectiva de todos los puestos contemplados en la RPT y que la plantilla podría aumentarse considerablemente.
Las desafortunadas declaraciones realizadas por los máximos responsables del área de Seguridad Ciudadana en algunos medios de comunicación (este año y en años anteriores), reiterando que no es necesaria la presencia de efectivos del SPEIS en eventos como el desarrollado el pasado fin de semana, no hace más que confirmar la falta de cultura preventiva que demuestran, enmascarando realmente el grave problema derivado de una mala gestión: la falta de efectivos. Esa mala gestión no sólo afecta al número de efectivos, y podríamos escribir algunos folios argumentando y describiendo los problemas internos del SPEIS, como la falta de formación (interna y externa), la falta de mandos, la falta de unificación (procedimientos de trabajo y protocolos de actuación), la falta acciones preventivas (existe un Gabinete de Prevención y Formación sin dotación y sin funciones), la falta de regulación de la 2ª actividad, etc.
Los bomberos del SPEIS de la Ciudad Autónoma de Melilla no queremos echar ninguna hora extraordinaria, deseando que alguien con capacidad y voluntad gestione correctamente este servicio, lo dote del personal necesario y vele por la seguridad de los melillenses en todas las actividades desarrolladas en nuestra ciudad.
Como sabemos que las soluciones a todos los problemas expuestos no pueden llegar a corto o medio plazo, también deseamos que esa persona considere la vía del diálogo y el entendimiento con los representantes de los trabajadores con el fin de encontrar soluciones temporales que permitan dotar de seguridad cada uno de los eventos que se desarrollen en nuestra ciudad.
Para terminar, nos gustaría decir que confiar la seguridad de un evento, en materia de prevención, extinción de incendios y salvamento a personal voluntario de Protección Civil podría ser contraproducente. Estas personas, que sin duda cumplen una gran labor en este tipo de eventos, con unas funciones bien definidas, no cuentan con la formación, la preparación ni con los medios necesarios para hacer frente a determinadas situaciones encomendadas solo a profesionales.
