Mientras en el conjunto del país celebran que tienen el mejor dato de seguridad desde que prácticamente arrancó el milenio, en Melilla ha habido dos años que hemos estado mejor que ahora. Eso hay que mejorarlo. Estamos en el camino porque los resultados demuestran que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, junto con la Policía Local, están trabajando duro para que Melilla siga ganando terreno a las infracciones penales. Pero hay que hacer más para que muchos melillenses recuperen la tranquilidad que han perdido Esta semana hemos conocido los resultados del balance de criminalidad del Ministerio del Interior del año pasado, en el que Melilla recibe una de cal y otra de arena. En la estadística se refleja una bajada del 1,3 % en el cómputo de delitos y faltas. Es verdad que hay 64 menos que en 2015, pero lo que más llama la atención de este balance es el incremento de dos de las infracciones penales que más alarma social crean. Por un lado, los robos con fuerza en domicilios, que se han disparado casi un 63 % y prácticamente duplican la cifra que se daba tres años antes. Por otro, los robos con violencia e intimidación, cuyo incremento se eleva por encima del 18 %.
El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, reconoció ayer que se trata de «incrementos notables» que pueden ser una de las causas de esa sensación subjetiva que perciben los melillenses cuando se quejan de la inseguridad, aunque insistió varias veces en que el año pasado se cerró con menos delitos y faltas que los 12 meses anteriores, y más eficacia policial. Los datos dan la razón a El Barkani, y aunque se está en el buen camino, también es verdad que los avances pueden resultar escasos en una ciudad donde tantas veces al año salta el debate de si es o no segura: las infracciones penales bajan un 1,3 %, la tasa de criminalidad lo hace en un 1 %, y la eficacia policial sube también en esa medida, un 1 %.
Y decimos esto porque como suele pasar con otros problemas que sufre Melilla, cuando la comparación se hace con la media nacional, nuestra ciudad sale perdiendo. Nos referimos en concreto al índice de criminalidad, que en 2016 se situó en 56,2 delitos y faltas por cada mil habitantes tras bajar en un punto respecto a 2015. Es una buena noticia, pero no hay que perder de vista que Melilla sigue estando por encima de la media nacional en este sentido, para ser exactos en 12 puntos, ya que la tasa de criminalidad en España fue en 2016 de 43,2 delitos y faltas por cada mil habitantes, el mejor dato de los últimos 12 años. En Melilla, sin embargo, nos tenemos que conformar con tener el tercer mejor dato de ese periodo.
Dicho de otro modo: mientras en el conjunto del país celebran que tienen el mejor dato de seguridad desde que prácticamente arrancó el milenio, en nuestra ciudad ha habido dos años que hemos estado mejor que ahora. Eso hay que mejorarlo. Estamos en el camino porque los resultados demuestran que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, junto con la Policía Local, están trabajando duro para que Melilla siga ganando terreno a las infracciones penales. Pero hay que hacer más para que muchos melillenses recuperen la tranquilidad que han perdido, aunque para ello sea también necesario llamar a la prevención y a la participación ciudadana, que son otras de las claves para cerrar, lo máximo posible, el camino a los delincuentes.
