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Buenos Días

Autoridad

melillahoy.cibeles.net fotos 1121 ANDRES HERNANDEZ

“Hay que gobernar bajo la inspiración y el ejemplo”
La Autoridad debe estar convencida de lo que es, al tener conocimiento de lo que es y por qué lo es. Si no es así, la Autoridad queda enmascarada por el melindrismo despótico y vacío. Una palabra más de las muchas que se usan sin ningún sentido.

La Autoridad debe hacer frente a la ignorancia con conocimiento; a la grosería con educación; a la incomprensión con soluciones; a la mentira con verdad, para eso tiene que saber que verdad no es aquella que se da, sino aquello que se pide. La Autoridad, nunca debe dar, sino pedir. Dar equivale a anular. Pedir significa creer en la riqueza oculta del ser humano, que sólo lucha porque se le reconozca.

La Autoridad debe saber, que la mayoría no es la masa anónima ni la minoría selecta (la masa anula por la víscera, la selectividad anula por la preponderancia), sino la enseñanza. Pero no la enseñanza impositiva, sino expositiva, ya que ésta lleva en sí el germen de la fructificación. Simplemente La Autoridad no debe ser educadora, ni ejemplarizante, ni paternalista, ni protectora, debe ser Autoridad. Fuerza, consistencia, seguridad, donde se unifiquen todas las necesidades y se realicen todas las ilusiones. Una Autoridad partidista es falsa. Es ilegal, porque la Autoridad es un origen por encima de lo humano que le llega para engrandecerlo, nunca para anularlo. Por ello, los dirigentes, antes de aceptar a serlo, deben tener muy en cuenta lo que se juegan, pues ésta no manda, ni gobierna, ni se inclina. Se construye sobre sí misma a medida que se queda en los demás como patrimonio, legado y vida.

Un centro donde se unifican todas las necesidades, todas las ideologías, todas las peticiones y desde allí vuelvan a partir, no satisfechas, pero sí orientadas hacia una superación individual en pos de una comunicación colectiva. Por eso nadie puede ni debe, querer atraérsela para sus fines personales, pues sin saberlo cometen un execrable delito: El de querer prostituirle, al pretender utilizarla para sus fines egoístas, aunque éstos estén envueltos en un fino papel de palabras emocionadas. Hacer patria o hacer pueblo es lo mismo: Una mentira. Primero hay que hacer hombres, y para ello, hay que defender, por encima de todo, la Autoridad, porque ésta no es la fábrica donde se construyen, pero sí la fuente donde se alimentan. Que nadie especule con el nombre de la Autoridad porque no es una palabra al mejor postor. Es una realidad. Se encuentra detrás de lo fácil y lo aparente. Está dentro del hombre y no en el exterior. Que los gobernantes, político, lo sepan, porque todos somos Autoridad a la espera del esfuerzo propio y la ilusión de ser reconocida. Inspiración y ejemplo son los caminos.

Buenos dias y Buena suerte

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